Gonzalo Anti New World Order


Estructuras para el control y dominación del mundo

Desde hace 30 años, la National Endowment for Democracy (NED) se encarga de la parte legal de las operaciones ilegales de la CIA. Sin despertar sospechas, ha venido creando una extensa red mundial de corrupción, comprando sindicatos tanto obreros como patronales  así como partidos políticos de izquierda y de derecha para que defiendan los intereses de Estados Unidos en vez de los intereses de sus propios miembros. El analista internacional Thierry Meyssan describe en este trabajo la envergadura de ese dispositivo.

El Nuevo Orden Mundial unipolar, del que nos hemos ocupado en varias de nuestras columnas, que pretende desdibujar fronteras, romper los bloques regionales, desarmar los nuevos ejes geopolíticos que han aparecido en el mundo, particularmente en la Eurasia y la reciente asociación geoestratégica que suscribió nuestro poderoso vecino, el Brasil, con Irán, Rusia y la India, y desmantelar los estados-nación, obedecen a la ostensible declinación de los Estados Unidos en los últimos años.

Pero el poder político y militar, otrora omnímodo e incuestionado del imperio sigue vigente, aunque hoy lo manejan sus corporaciones económicas, tiene mucha más antigüedad de la que uno supone. Diríase que nación ni bien las grandes potencias cancelaron la política de la guerra fría, tras el fin de la Segunda Gran Guerra.

Meyssan describe con prolijidad esa secuencia. En 2006 -dice- el Kremlin denunciaba la proliferación en Rusia de asociaciones extranjeras, algunas de las cuales parecían estar participando en un plan tendiente a desestabilizar el país, plan orquestado por la estadounidense Fundación Nacional por la Democracia (National Endowment for Democracy  NED). En previsión de una “revolución de color”, Vladislav Surkov elaboraba entonces una estricta reglamentación para esas organizaciones no gubernamentales (ONG). En Occidente, aquella reglamentación de orden administrativo fue descrita como un nuevo ataque del dictador Putin y de su consejero en contra de la libertad de asociación. Otros estados que también siguieron una política similar han sido igualmente calificados por la prensa internacional como dictaduras.

El gobierno de Estados Unidos dice trabajar a favor de la promoción de la democracia a través del mundo. Su posición es que el Congreso estadounidense puede subvencionar la NED y que la NED puede a su vez, de manera independiente, ayudar directa o indirectamente a asociaciones, partidos políticos o sindicatos en cualquier país del mundo. Al ser, como su nombre lo indica, no gubernamentales, las ONGs pueden emprender iniciativas políticas que las embajadas no pueden asumir sin violar la soberanía de los estados que las acogen. Esa es precisamente la cuestión. ¿La NED y la red de ONGs financiadas a través de ese órgano son acaso iniciativas de la sociedad civil injustamente reprimidas por el Kremlin o son en realidad pantallas de los servicios de inteligencia estadounidenses, sorprendidos en flagrante delito de injerencia?, se pregunta Meyssan y señala que para responder esa interrogante habría que remontarse al origen de la National Endowment for Democracy y escrutar su funcionamiento. Para ello debemos analizar, primero que todo, lo que significa el proyecto oficial estadounidense de exportación de la democracia.

Historia el analista que los puritanos que fundaron Estados Unidos querían construir una ciudad radiante que alumbraría el mundo. Se veían a sí mismos como misionarios de un modelo político. Pero ¿qué tipo de democracia? Como pueblo, los estadounidenses asumen la ideología de sus padres fundadores. Se ven a sí mismos como una colonia llegada de Europa para fundar una ciudad que obedece a Dios. Ven a su propio país como una luz encima de la montaña, según la expresión de San Mateo que la mayoría de los presidentes estadounidenses han retomado en sus discursos políticos a lo largo de dos siglos. Por lo tanto, Estados Unidos sería una nación modelo, que brilla en lo alto de una colina, iluminando el mundo. Y todos los demás pueblos de la Tierra deberían abrigar la esperanza de poder copiar ese modelo para alcanzar su propia salvación.

Para los estadounidenses, esa ingenua creencia implica como una verdad que no necesita demostración  que su país es una democracia ejemplar y que ellos tienen el deber mesiánico de extenderla al resto del mundo. San Mateo predicaba que la propagación de la fe debía lograrse sólo mediante el ejemplo de una vida honesta, pero los padres fundadores de Estados Unidos veían el acto de encender su fuego y de propagarlo como un cambio de régimen. Los puritanos ingleses decapitaron a Carlos I de Inglaterra antes de huir hacia Holanda y América. Posteriormente, los patriotas del Nuevo Mundo rechazaron la autoridad del rey Jorge III de Inglaterra y proclamaron la independencia de los Estados Unidos. En consecuencia, sostiene Meyssan, como están imbuidos de esa mitología nacional, los estadounidense no ven la política exterior de su propio gobierno como un imperialismo. Consideran que derrocar un gobierno es perfectamente válido si ese gobierno ambiciona encarnar un modelo diferente del estadounidense, lo cual lo convierte en un gobierno maléfico.

Al mismo tiempo, están convencidos de que, debido a la misión mesiánica de la que están investidos, han logrado imponer la democracia por la fuerza en los países que han ocupado. En las escuelas de Estados Unidos se enseña que los soldados estadounidenses llevaron la democracia a Alemania. Ignoran que los hechos históricos demuestran exactamente lo contrario: el gobierno estadounidense ayudó a Hitler a derrocar la República de Weimar y a instaurar un régimen militar para acabar con la Unión Soviética. Esa ideología irracional les impide cuestionar la naturaleza de sus propias instituciones y lo absurdo del concepto mismo de democracia forzosa. Sin embargo, según la fórmula del presidente Abraham Lincoln, “la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.

Visto desde ese punto de vista, añade el especialista, los Estados Unidos no son una democracia sino un sistema híbrido en el que el poder ejecutivo está en manos de una oligarquía mientras que el pueblo limita la arbitrariedad de esa oligarquía a través de los contrapoderes legislativo y judicial. En efecto, el pueblo elige a los miembros del Congreso y a algunos jueces pero son los estados miembros de la federación los que eligen el poder ejecutivo, que a su vez designa a los altos magistrados. Si bien los ciudadanos están llamados a pronunciarse sobre la elección del presidente, el voto de la ciudadanía no es más que una consulta, como hubo de recordarlo la corte suprema a raíz de la elección presidencial del año 2000, al pronunciarse sobre el caso Gore vs. Bush. La Constitución de los Estados Unidos no reconoce la soberanía del pueblo ya que el poder se comparte entre el pueblo y los Estados que componen la federación, o sea los notables locales.

Durante los 30 últimos años, la NED -verdadera fachada de la CIA– ha sido portadora de esa contradicción, que se ha concretado en la desestabilización de numerosos estados. Miles de crédulos militantes de ONGs han violado la soberanía de los pueblos con la beatífica sonrisa de quien tiene la conciencia tranquila. En su célebre discurso del 8 de Junio de 1982 ante el parlamento británico, el presidente Reagan denunció a la Unión Soviética como el “el imperio del mal” y propuso prestar ayuda a los disidentes, en la URSS y en otras partes. Su cinismo llegó a tanto que dijo: “Se trata de ayudar a crear la infraestructura necesaria para la democracia: libertad de prensa, sindicatos, partidos políticos, universidades. Los pueblos serán así libres de escoger el camino que les convenga para desarrollar su cultura y resolver sus diferencias por medios pacíficos”.

Concluye Meyssan: el discurso de Ronald Reagan en Londres se produce después de los escándalos que rodearon las revelaciones de los manejos sucios de la CIA, revelaciones provenientes de varias comisiones investigadoras parlamentarias.

El Congreso prohibió entonces a la CIA la organización de nuevos golpes de Estado como medio de conquistar mercados. En la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional busca entonces otras vías que le permitan sortear dicha prohibición.

La comisión bipartidista de reflexión se constituyó antes del discurso de Ronald Reagan, aunque el mandato oficial de la Casa Blanca sólo le fue entregado posteriormente. Ello indica que aquella Comisión no respondía a la pomposa ambición presidencial sino que era anterior. El discurso no es por lo tanto otra cosa que la justificación retórica de decisiones ya tomadas de antemano en líneas generales y destinadas a su puesta en escena por parte de la comisión bipartidista.

(Fuente: Odnako – Rusia. El artículo fue escrito por Meyssan en ese país y compilado por el politólogo boliviano José Dávalos)

Fuente 1: Diario Panorama

Fuente 2: 1984

Arnold Schwarzenegger: ‘Tenemos que hacer ‘sexy’ el medio ambiente’

Por Carlos Fresneda

Arnold Schwarzenegger tiene ya un ‘papelón‘ para el año 2011: líder global contra el cambio climático. ‘Gobernator’ está apurando las últimas semanas en el cargo para alumbrar su nueva criatura, la coalición ‘R20‘, que aspira a convertirse en algo así como un G20 del medio ambiente.

R20 servirá para hacer la transición a una ‘economía verde’ y para responder a los inevitables impactos del cambio climático”, ha dicho Schwarzenegger durante la puesta de largo de la coalición en Davis, California. Su intención es llenar la frustración y el vacío dejado por la ONU desde la cumbre de Copenhague con acciones concretas desde lo local.

Pero Arnold no tiene ninguna voluntad de convertirse en el nuevo Al Gore, o al menos eso le confiesa a Suzanne Goldenberg en The Guardian: “Tenemos que hacer ‘sexy’ el medio ambiente. Tenemos que lograr que la gente quiera formar parte de este movimiento”.

Si algún talento tengo es el de hablar en un lenguaje claro que todo el mundo pueda entender”, se jacta ‘Gobernator‘, que anda ya dándole vueltas a cómo quitarle plomo al ‘cambio climático‘ y a los ‘gases invernadero‘, dos términos que desgastados ya por uso y abuso.

Vamos a dejar también la política a un lado y ver qué podemos hacer juntos”, asegura el republicano de corazón demócrata, tremendamente debilitado a sus 63 años por el tiempo consumido en la política. Los californianos no le quieren ver ni en película, pero al menos le han tributado una honrosa despedida con el referéndum de la ley del cambio climático, en la que el sentido común se ha impuesto a lo intereses y al dinero de las petroleras.

Con todo ese bagaje, y asistido al timón por Terry Tamminen (su ‘gurú‘ ambiental, autor de ‘Vidas por galón‘), Schwarzenegger ha lanzado a los cuatro vientos el R20, con la presencia estelar de Harrison Ford y Deepak Chopra. ‘Gobernator‘ piensa contar en el futuro con James Cameron, y al otro lado del Atlántico tiene ya dos notorios aliados: David Cameron y el Príncipe Carlos.

Schwarzenegger quiere convertir la apuesta por las renovables en su principal eje y poner énfasis en el intercambio de tecnología verde. Su objetivo es reunir suficientes líderes hasta representar el 20% de la economía mundial (de ahí el R20) y seguir creciendo: “Tenemos la esperanza de romper pronto ese techo y lograr que a otros países les sea más fácil subirse al carro”.

Fuente: El Mundo

La mentira de la «sobrepoblación». La pseudociencia y los tontos útiles al servicio de la ideología antivida

Por Adolfo J. Castañeda

Introducción

Podríamos definir la ideología, en un sentido peyorativo del término, como un sistema de ideas que pretende ser una descripción científica y verdadera de la realidad social, pero que en el fondo no es más que una construcción conceptual falsa, cuyo propósito es darle una apariencia de legitimidad a los que detentan el poder o a los que buscan dominar la conciencia colectiva.

Este tipo de ideología es la que parece caracterizar a los que promueven el control demográfico, quienes utilizan para ello una falsa propaganda acerca de la «sobrepoblación» mundial. Como señala el investigador Anthony C. LoBaido: «Es quizás la campaña de desinformación más grande de la historia: que el planeta está excesivamente sobrepoblado y que, a menos que se haga algo para limitar el crecimiento demográfico, el resultado será la calamidad» (1). LoBaido prosigue diciendo que los alarmistas de la «sobrepoblación» insisten en que «la hambruna y el agotamiento de los recursos… son las razones principales que justifican la limitación de la reproducción humana» (1).

LoBaido se queja, y con razón, de que, lamentablemente, «son pocos los que pueden presentar los datos que repudian esta errónea y acientífica suposición» (1). Nosotros nos atrevemos a decir que quizás más bien son pocos los que están dispuestos a hacerlo. Un poco de historia… y de histeria.

La histeria contemporánea en torno a la «sobrepoblación» comenzó en 1968 con la publicación de una obra, luego muy difundida, titulada The Population BombLa bomba de la población«). Su autor, Paul Ehrlich, fue mentor de Al Gore, el actual vice-presidente de Estados Unidos, que comparte ideas similares con los propagandistas del control demográfico y con sus socios ideológicos: los ambientalistas extremistas.

En su ya mencionado libro, Ehrlich, quien ni siquiera era demógrafo, predijo que «nos reproduciremos hasta caer en el olvido» (1), es decir, hasta la extinción. «Basados en esta suposición, los contribuyentes en Estados Unidos están gastando miles de millones de dólares en programas de control demográfico a través del mundo. La mayoría de esos programas se llevan a cabo en países del tercer mundo, que están poblados por gente de piel oscura, amarilla, cobriza o negra» (1).

El actual movimiento en pro del control demográfico hunde sus raíces en las ideas de Thomas Malthus. «Malthus, de origen británico, es una figura histórica de gran notoriedad. Su obra más estudiada, An Essay on the Principle of Population… («Un ensayo sobre el principio de la población…»), fue publicado por primera vez en 1798. Este libro proponía la tesis de que la sobrepoblación destruiría el mundo, a no ser que la guerra y la enfermedad controlaran el crecimiento de la población humana. Pero se ha demostrado que dicha tesis estaba completamente equivocada» (1).

«Malthus pensaba que, como la población aumenta exponencialmente, mientras la producción de alimentos sólo aumenta aritméticamente, que esta última no podría de ningún modo mantenerse al mismo nivel que el creciente número de estómagos vacíos. Irónicamente, Malthus predijo una inanición a gran escala en la víspera de una de las mayores expansiones agrícolas que la humanidad ha conocido. En los países libres, el hambre ha sido eficazmente eliminado» (1).

Implosión demográfica, en vez de «sobrepoblación»

Lo cierto es que, en vez de estar experimentando una «sobrepoblación«, la humanidad está sufriendo actualmente una peligrosa implosión demográfica. De hecho, «la población mundial está envejeciendo y disminuyendo. A medida que las tasas de fertilidad disminuyen y el aborto, la anticoncepción y la longevidad aumentan, el mundo entrará pronto en un nuevo paradigma en el cual los ancianos serán más numerosos que los jóvenes» (1). Considérese lo siguiente: «En 1975, la edad promedio en el mundo era de 22 años. Para el 2050, ésta será de 38. En particular, Europa, Corea del Sur y Japón recibirán el impacto más duro de este fenómeno» (1).

Para poder apreciar debidamente el peligro para la humanidad que constituye la actual implosión demográfica, invitamos al lector a que preste mucha atención a la información que sigue.

Europa: Los jóvenes disminuyen y los ancianos se quedan sin pensión

«En 1950, el 32% de la población mundial vivía en los países desarrollados del occidente, así como en Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. En la actualidad, ese porcentaje ha disminuído hasta alcanzar el 12%. En 1900, Europa tenía el 25% de la población mundial. Para el 2050, Europa tendrá solamente el 7%» (1).

España es uno de los casos más paradigmáticos. «El aborto está muy difundido en esa nación…[la cual] se encuentra en un declive moral… Las mujeres españolas tienen un promedio de 1,07 hijos, mucho menos del 2,1 que se necesita para mantener la población. Hoy España tiene 39,4 millones de habitantes, una cifra que comenzará a disminuir en las próximas décadas» (1).

Pero hay más todavía. El Presidente de la Comisión Europea advirtió recientemente a los gobiernos, que para el 2005 cerca de la tercera parte de la población de ese continente estará cobrando sus pensiones. Romano Prodi, de Italia, también advirtió que el gobierno será quien pague casi todas las pensiones, es decir, los contribuyentes europeos cargarán con los gastos. La advertencia de Prodi se suma a una serie de predicciones desoladoras en relación con los resultados del control demográfico (2).

Luego de décadas de propaganda alarmista acerca de la «sobrepoblación» y de programas, apoyados por los gobiernos, para el «crecimiento cero de la población«, la mayoría de los países europeos ya no se están reemplazando a sí mismos demográficamente. La Organización de Naciones Unidas (ONU) informa que 61 países, y toda Europa, están sufriendo una «fertilidad por debajo del nivel de reemplazo«, es decir, por debajo del 2,1 ya mencionado. Los expertos predicen que esta cifra aumentará a unos 80 países para el año próximo del 2001 (2).

Los expertos también predicen que, para el 2050, la población de Italia disminuirá en un 28%, o sea, 41 millones de habitantes menos. También predicen que la Unión Europea en su totalidad sufrirá una implosión de 18 millones de personas más que la que sufrirá Estados Unidos, cuya población todavía continúa creciendo gracias a la inmigración (2).

Pero los problemas demográficos no sólo están afectando a Europa occidental. Los países ex- comunistas de Europa oriental tienen problemas demográficos aún peores. En un informe emitido recientemente por la Comisión Económica de la ONU para Europa, se predice que, para el 2050, los niveles de la población disminuirán en un 33% en los países ex-comunistas. El informe declara que los países de Europa oriental tienen las tasas de fertilidad más bajas del mundo. Las últimas cifras, de 1998, revelan que las mujeres tienen un promedio de 1,3 hijos en Europa oriental, comparado con el de 1,6 de Europa occidental (2).

El resultado inmediato de la «fertilidad por debajo del reemplazo» es una población envejeciente. A medida que la población anciana llega a la edad de retiro, tiene que depender de un seguro social y de sistemas de salud de rápida expansión. Este problema se duplica porque un disminuyente número de trabajadores más jóvenes y productivos no puede suplir las crecientes necesidades de la población de mayor edad (2).

El problema de Europa se exacerba aún más debido a que las leyes permiten la jubilación a una edad demasiado temprana para ello. Italia permite a sus trabajadores restirarse a los 50 años. Aunque la edad legal para el retiro, en la mayor parte de Europa, es a los 65 años, la sanción económica para la jubilación temprana es tan pequeña que muchos optan por dicha jubilación de todas maneras. Según un informe publicado en el Herald Tribune, la edad promedio de retiro para los hombres es de 61 años y para las mujeres, de 58 (2).

Un informe reciente de la ONU demostró la necesidad de un aumento dramático de la inmigración para suplir la carestía en la fuerza laboral europea. Ello parece ser políticamente infactible, ya que desafortunadamente han surgido sentimientos anti-inmigrantes ante el número relativamente pequeño de trabajadores extranjeros en Europa. De hecho, han surgido partidos políticos que se oponen vehementemente a la inmigración (2).

A los expertos Pro vida también les preocupa que la situación europea de poblaciones que envejecen rápidamente y que causan que los servicios sociales se estiren excesivamente será un caldo de cultivo para el aumento de la falsa y criminal «solución» de la eutanasia. Ya esta infame práctica se está llevando a cabo en Holanda (2).

En peligro las niñas asiáticas

El Gobierno chino tiene una horrible política de un solo hijo por familia. «Pero ahora el gobierno chino está comenzando a cuestionar dicha política. Como la mayoría de los chinos quieren hijos varones, abortan a las niñas a gran escala. No es fuera de lo común que una familia china mate a su hija de dos o tres años, si la madre se embaraza de nuevo con un hijo. Dentro de 100 años, China tendrá mucho más niños que niñas» (1).

«Corea del Sur tiene un problema similar. Debido a los abortos de niñas, hoy en día la población infantil de los centros para pre-escolares de Seúl está constituída aproximadamente por un 60% de varoncitos» (2).

Una población numerosa no es la causa de la pobreza

«Las principales ciudades de Asia, Bangkok, Seúl, Singapur, Tokío y Hong Kong, están sobrepobladas, sin embargo, son prósperas. Por ejemplo, Hong Kong, Singapur, y Taiwán… son unas de las naciones más ricas de Asia, si no del mundo. Taiwán tiene una densidad demográfica de 1.460 habitantes por milla cuadrada [= 912.5 habitantes por kilómetro cuadrado]; mientras que China tiene una densidad demográfica de 360 habitantes por milla cuadrada [= 225 habitantes por km2]. Sin embargo, según el World Fact Book 1999, el producto interno bruto per cápita de Taiwán era de $16.500; mientras que el de China era de $3.600» (2).

Por otro lado, las densidades demográficas de África y América Latina, continentes por lo general pobres, son de solamente 80 y 55 habitantes por km2, respectivamente. Sin embargo, la de Europa, continente por lo general desarrollado económicamente, todavía es de 213 -casi 3 veces la de África y casi 4 veces la de América Latina (3).

De hecho, la población mundial actual, de aproximadamente 6 mil millones de personas, sólo ocupa el 1% de la superficie firme del planeta y, matemáticamente hablando, cabe cómodamente, según el típico hogar estadounidense, en el Estado de Téjas, ¡dejando al resto del mundo completamente vacío! (4). Verdaderamente LoBaido tenía razón al decir que el mito de la «sobrepoblación» es «quizás la campaña de desinformación más grande de la historia«.

La causa de la pobreza no es la «sobrepoblación«. De hecho, se necesita un cierto nivel elevado de población para que la economía pueda funcionar con eficiencia. Los obreros y los labriegos, por ejemplo, tienen que ser abundantes y estar cerca unos de otros para poder fabricar máquinas, construir carreteras o cultivar la tierra con eficiencia. Las causas de la pobreza hay que situarlas en la mala administración, en la corrupción gubernamental, en la centralización estatal de la economía, en la injusticia social, en el capitalismo sin regulación alguna por parte del Estado, en las guerras y en las catástrofes naturales; no en una elevada población como tal.

El control demográfico y el poder ideológico

Los principales promotores del control demográfico mundial son el Departamento de Estado de Estados Unidos y la Organización de Naciones Unidas (ONU). Las medidas que estas dos entidades toman para este propósito reciben gran parte de sus fondos de fundaciones en Estados Unidos, como la Ford y la Rockefeller. Ted Turner, el fundador de la CNN, también es uno de los que más contribuye a la ONU para el control demográfico. Cuando ciertos congresistas de Estados Unidos amenazaron con no pagar la cuota estadounidense a la ONU, si dicha cuota iba a ser usada para establecer clínicas de abortos en el extranjero, Turner donó cientos de millones de dólares a la ONU. Bill Gates, el dueño de la gigantesca empresa de computadoras Microsoft, también ha donado muchos millones de dólares al control demográfico y al aborto. No cabe duda de que el aborto y el control demográfico son unas de las prioridades más importantes de las potencias y de las élites dominantes de occidente (2) y (7).

Se podría especular mucho sobre cuáles son los motivos de los que promueven el control demográfico mundial. Nos parece que el discernimiento espiritual cristiano tiene la respuesta. Durante mucho tiempo la reflexión cristiana ha llegado a la conclusión de que los tres grandes enemigos de la persona, en su dimensión ética, son el amor al dinero, al placer y al poder.

No cabe duda de que el dinero, o mejor dicho, la seguridad de continuar ostentando el poder económico, es uno de los motivos por los cuales las naciones poderosas controlan las poblaciones de los países en desarrollo. Ya en otra publicación hemos abundado sobre este punto (5). Aquí nos limitamos a decir que, a principios de los 70, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un documento, El Informe Kissinger, en el cual se afirmaba que los intereses económicos de ese país exigían el control demográfico de los países menos desarrollados. El temor a un agotamiento de las materias primas en esos países, a causa de un crecimiento demográfico «descontrolado«, era una de las razones aducidas (5).

En cuanto al placer, tampoco cabe duda de que tanto el aborto como la anticoncepción prometen (aunque no siempre lo cumplen) a sus usuarios (y más aún, a los «compañeros varones» de sus usuarias), una vida de promiscuidad o de libertinaje sexual sin límites.

¿Y el poder? ¿Dónde entra el ansia de poder en todo esto? En el Informe Kissinger, ya mencionado, se afirmaba también que un crecimiento demográfico «desmedido» de la población en los países en desarrollo podría consituirse en una tentación a la rebeldía contra los países ricos (5).

Pero nos parece que el ansia de poder en relación con la promoción del control demográfico tiene otra variante. Se trata del ansia de poder ideológico por el puro placer del poder. El poder desmedido es una adicción. Alguien ha dicho que «el poder absoluto corrompe absolutamente«. No estamos hablando simplemente de un poder económico o político, sino de un poder ideológico, es decir, de ejercer poder, o mejor dicho, de dominar y determinar la ideosincracia de los pueblos. Un dictador podrá dominar política y económicamente a un pueblo, pero no podrá dominar la mentalidad de todos sus habitantes. Siempre habrá disidentes. Pero lo que parecen pretender los que promueven la escondida y sutil guerra contra la población pobre del mundo es engañarla (seducirla es la palabra más exacta, pues se trata de la explotación de la dimensión más íntima y vulnerable de la persona humana: su sexualidad) -y engañarla de tal forma, que los mismos miembros de esa población crean ingenuamente que se les está haciendo un bien. De ese modo, ellos mismos cooperarán alegremente con su propia extinción.

A los nazis y demás asesinos en masa del siglo pasado, se les ha llegado a reconocer como lo que fueron: genocidas perversos. Tanto su poderío militar y su manera infame de comportarse, por un lado, como el desvastado aspecto de sus inocentes víctimas, por el otro, no dan lugar para las dudas, ya no engañan a casi nadie. Pero, ¿qué decir de los que con exquisitos ademanes, atractivas frases eufemísticas y elegantes vestidos trabajan en impecables oficinas o participan en prestigiosos foros internacionales, donde se decide la suerte de millones de víctimas inoncentes, cuyo número anual supera al de todas las guerras y masacres juntas del pasado? A estos últimos, pocos los reconocen por lo que son. Y, ¿por qué?

Los tontos útiles

Decíamos al comienzo de este artículo que el investigador LoBaido se quejaba de que «son pocos los que pueden presentar los datos que repudian esta errónea y acientífica suposición«, es decir, de la falsa «sobrepoblación«. ¿Por qué? Se nos antoja pensar que ello se debe a dos posibilidades: 1- a que la mayoría de los que tienen en su poder los datos correctos trabajan a favor del establishment, es decir, mienten y tergiversan los datos por conveniencia o 2- que los que no tienen los datos correctos, pero están en posición de tenerlos (intelectuales, estudiosos, miembros del academia, miembros de la prensa, gobernantes y el público en general) o son cómplices de los primeros o son tontos útiles que se tragan a boca llena lo que dicen Naciones Unidas, Al Gore o los Paul Ehrlich de la actualidad.

Todos los años el gobierno de Estados Unidos suministra millones de dólares de los contribuyentes a organizaciones que promueven los anticonceptivos abortivos y el aborto (todos ellos dañinos y a veces fatales también para las mujeres). Entre esas organizaciones se encuentran la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés) y el Fondo de Población de la ONU (FNUAP o UNFPA, por sus siglas en inglés) (6), que ha colaborado con el infame programa del gobierno chino de un solo hijo por familia, que incluye abortos y esterilizaciones forzosas e infanticidios de niñas. El propio Fondo para la Infancia de la ONU (UNICEF) también está involucrado de cierta forma en este genocidio, por cuanto su red de contactos a través del mundo es útil a la IPPF y al FNUAP (6). ¿Y por qué sigue la gente cooperando tontamente con estas organizaciones o permitiendo sin protestar que sus impuestos sean utilizados para matar inocentes criaturas no nacidas y para destruir familias alrededor del mundo? La única respuesta posible es la ignorancia, fruto de la complicidad cobarde e irresponsable de los medios de comunicación y, al mismo tiempo, la falta de sinceridad y esfuerzo en la búsqueda de la verdad por parte de dichos medios y también por parte del público en general.

Una cosa es cierta, nosotros los cristianos, que nos gloriamos de conocer al que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Juan 14:6), tenemos que dejar de ser tontos útiles en manos de los que promueven el genocidio más grande la historia de la humanidad. No podemos seguir como avestruces ignorando que cada año el aborto quirúrgico mata a más de 50 millones de criaturas no nacidas, que el aborto causado por los principales anticonceptivos mata a más de 140 millones en el mismo período de tiempo y que todos los años son decenas de miles los ancianos y los enfermos que mueren víctimas de la eutanasia. Y no hablemos de los millones de mujeres lesionadas física y psicológicamente (por no decir muertas) por el aborto legal o ilegal, ni de los millones de niños y jóvenes cuya integridad psicológica y moral ha sido perturbada seriamente por los programas de la mal llamada «educación» sexual -por no decir víctimas del SIDA y de muchas otras enfermedades venéreas, ante las cuales el preservativo vale lo que el casco de un soldado fuera de su trinchera ante una lluvia de balas.

Conclusión

El conocimiento verdadero, unido al amor, da poder; pero no el poder para dominar, sino para servir a nuestros semejantes. ¡Dejemos de ser tontos útiles e informémonos! Vida Humana Internacional está aquí para ayudarlos en esta tarea tan importante. Únase a Vida Humana Internacional para juntos luchar contra esta «cultura» de la muerte y para construir la cultura de la vida y la civilización del amor.

Adolfo J. Castañeda es Coordinador Auxiliar y Director de Programas Educativos de Vida Humana Internacional.

Notas: 1. Anthony C. Lobaido, The Overpopulation Lie. Mass Abortion, ‘Gendercide’, Junk Science Leading to Under-Population Crisis, WorldNetDaily.com, Inc., 2000 www.worldnetdaily.com, 2 de mayo del 2000. 2. Austin Ruse, «European Pension Systems Set To Collapse/Low Fertility Blamed», Friday Fax, 4 de mayo del 2000. Vol. 3. No. 24. Austin Ruse es el Presidente del Instituto Católico para la Familia y los Derechos Humanos o C-Fam (Catholic Family & Human Rights Institute), una entidad no lucrativa que se dedica a observar y a informar sobre las actividades de la ONU en los asuntos que tienen que ver con la vida humana, la familia y el control demográfico. Diríjase (en inglés) al Catholic Family & Human Rights Institute, 866 United Nations Plaza, Suite 4038, New York, New York 10017, USA. Tel.: (212) 754-5948. Fax: (212) 754-9291. E-mail: c-fam@c-fam.org. Página web: http://www.c-fam.org. C-Fam publica un boletín semanal electrónico o en fax, titulado Friday Fax («Fax del viernes»). 3. Adolfo J. Castañeda, ¡Vale la pena vivir! (Miami: Vida Humana Internacional y Florida Center for Peace, 1997), 107; totalmente documentado y disponible a la venta en las oficinas de Vida Humana Internacional. 4. Ibíd., 107. 5. Ibíd., 37-41. 6. Ibíd., 108. 7. ACI Digital, 9 de febrero de 1999, citado en «Bill Gates hace donación histórica al control demográfico y al aborto»Escoge la Vida (marzo-junio de 1999): 7.

Fuente: Vida Humana

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Un miembro del IPCC destapa la “gran mentira” del cambio climático

 

Los informes del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU sobre el calentamiento global son, en realidad, una “gran mentira”. Una «estafa«. Es “falso” que el CO2 aumente las temperaturas del planeta. Los miembros del IPCC actúan bajo premisas “corruptas”. Un miembro del IPCC, Vincent Gray, denuncia en un informe que los datos científicos son manipulados. De hecho, los informes son modificados para eliminar cualquier evidencia de que el calentamiento se debe a procesos naturales.

LD (M. Llamas) El prestigioso documental de Al Gore sobre el supuesto cambio climático que sufre el planeta, titulado «Una Verdad Incómoda», podría servir perfectamente para describir los entresijos de corruptelas y falsedades científicas que subyacen en el seno del IPCC.

El Panel Intergubernamental constituye el principal grupo de expertos que, bajo el paraguas de la ONU, desarrolla los informes climáticos que sirven de referencia a administraciones públicas y grupos ecologistas para mantener, ante la opinión pública internacional, que el mundo se enfrenta a un calentamiento global de dimensiones catastróficas debido a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Y ello, cómo no, por culpa del ser humano y del desarrollo económico.

Sin embargo, el origen antropogénico (es decir, causado por el hombre) del cambio climático no sólo es puesto en duda por un pequeño e irrelevante número de pseudocientíficos escépticos, que actuán bajo la tutela y servidumbre de las grandes petroleras, tal y como suelen argumentar los defensores del calentamiento global.

El número de expertos y climatólogos que cuestiona la validez de dicha teoría es cada vez mayor. De hecho, incluso alguno de los miembros que han formado parte del prestigioso IPCC (ganador del premio Nobel de la Paz en 2007) denuncia que el trabajo del IPCC es “esencialmente corrupto” abogando, incluso, por su “abolición” o, al menos, “reforma en profundidad”.

Teoría «falsa» sobre el CO2

El autor de estas afirmaciones es el prestigioso climatólogo neozelandés Vincent Gray que, desde 1990, ha trabajado en el seno del IPCC, por lo que conoce perfectamente su funcionamiento interno. Así, en un reciente documento hecho público el pasado 11 de Julio, Gray desgrana los grandes mitos y “mentiras” presentes en el afamado trabajo de este supuesto panel internacional de expertos en materia de cambio climático.

El citado documento (ver adjunto), bajo el título de IPCC: Sesgando el Clima, no tiene desperdicio. Su inicio es, ya de por sí, demoledor al afirmar lo siguiente: “He sido un Experto Evaluador del IPCC desde su primer gran informe en 1990. El IPCC se ha distinguido por proporcionar pruebas de que el clima de la Tierra ha sido dañado por los cambios que han originado las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero”.

Sin embargo, esta afirmación es “falsa”. La realidad y evidencias científicas han sido “distorsionadas e hiladas para apoyar una campaña mundial”, con el objetivo de “limitar las emisiones de ciertos gases de efecto invernadero que carece de base científica”, según dicho informe, recogido en el blog desdeelexilio.

Manipulación de datos

En esencia, Gray denuncia que este grupo de expertos carece de independencia. El Panel está formado por funcionarios y burócratas, así como por científicos que son seleccionados por los propios gobiernos en función de su posicionamiento favorable a la tesis del calentamiento global.

De hecho, tal y como explica el documento, dicha teoría se ha intentado promover “sin éxito” en, al menos, dos ocasiones anteriores a lo largo del último siglo: “La primera fue realizada por el químico sueco Svante Arrhenius en 1895”. Si embargo, no cuajó, ya que la temperatura de la Tierra se enfrió posteriormente durante 15 años consecutivos, y luego el planeta se vio envuelto en dos guerras mundiales y una grave crisis económica.

El segundo intento, también fallido, fue llevado a cabo por Guy Stewart Callendar, que revisó esta teoría en 1938. Pero, una vez más, la temperatura se enfrió a lo largo de casi cuatro décadas. “Después de esto, los ciclos naturales del planeta comenzaron a elevar las temperaturas”, algo que fue aprovechado por los ambientalistas para revivir la tesis del efecto invernadero. La idea cuajó, finalmente, en la conferencia de la ONU sobre el Clima celebrada en Río de Janeiro (Brasil) en 1992.

Restricciones económicas

El objetivo de dicha cumbre internacional, según Gray era claro: “Convertir la teoría del cambio climático en un arma para emprender una campaña  destinada a empobrecer el mundo”. Y es que, los sucesivos informes del IPCC (existen cuatro hasta el momento) han sido empleados con el fin de implementar “crecientes restricciones a la actividad económica”, advierte el climatólogo.

El IPCC fue creado con el fin de acumular “pruebas” de que el “mundo” está sufriendo un “calentamiento global” como consecuencia del aumento del CO2 en la atmósfera. Sin embargo, “nunca ha existido la intención de proporcionar un planteamiento equilibrado e imparcial, así como una evaluación científica sobre el clima”. Desde el inicio de sus trabajos siempre “ha habido científicos que han mostrado su desacuerdo” con la tesis de que los GEI son “perjudiciales”, pero sus opiniones “no se han incluido en los informes del IPCC” bajo la excusa de alcanzar el “mayor consenso posible”, añade Gray.

Además, los informes del IPCC contienen una cláusula de exención de responsabilidad, que reza lo siguiente: El término “cambio climático” por parte del IPCC se refiere “a cualquier cambio que registre el clima del planeta en el tiempo, ya sea debido a causas naturales o como resultado de la actividad humana”. Sin embargo, tan sólo los gases de efecto invernadero (GEI) están autorizados a “cambiar el clima”, indica Gray. Mientras, los procesos naturales son percibidos como meras “variables” que, en la práctica, carecen de relevancia científica.

La gran «estafa» climática

Por otra parte, el climatólogo advierte de que el “Resumen para los responsables políticos” sobre los informes del IPCC son elaborados respondiendo al interés de los “Gobiernos patrocinadores”. Por ello, es “elaborado principalmente por científicos que son seleccionados” por los Estados. Es decir, no son expertos independientes, tal y como arguyen los ecologistas y la mayoría de medios de comunicación.

En realidad, se trata de un “Resumen de políticas” aprobado por los responsables de formular esas mismas medidas. Las afirmaciones de Gray a este respecto son contundentes e, incluso, temibles: Los capítulos y contenidos de cada informe del IPCC se “organizan de tal modo que promuevan la idea de que el cambio climático es causado por el aumento de gases de efecto invernadero”. Así, según el miembro del Panel, las observaciones sobre la evolución real del clima son, o bien ocultas, o bien suavizadas, filtradas...”.

De hecho, los datos científicos contradicen los modelos de predicción que contienen los diferentes informes, y por ello, han sido modificados u ocultados en los trabajos posteriores, según Gray. Así, los modelos climáticos que contenía el Primer Informe (1990) “exageraron las predicciones de temperatura actual”, advierte.

Exageraciones y falta de evidencias científicas

Es más. Los escenarios climáticos que elaboran los científicos “no son predicciones del futuro y no deben utilizarse como tales”, según advierten los propios documentos internos del Panel. Pese a ello, aunque los autores de los trabajos declaran insistentemente que dichas hipótesis no deben ser tomadas como previsiones, tales advertencias ha sido “sistemáticamente ignoradas por los políticos, los medios de comunicación y los gobiernos, sin una sola protesta oficial por parte de cualquier miembro del IPCC”, asegura Gray.

Además, el climatólogo denuncia que los métodos de “evaluación” climática (que no “validación”) que elabora el IPCC nos son comprobados científicamente. Y es que, “la mayoría de los expertos dependen financieramente de la aceptación de los modelos, por lo que sus opiniones se ven afectadas por un conflicto de intereses”, asegura.

Modificación de informes

En este sentido, desde 1995, el IPCC siempre hace “proyecciones”, nunca “predicciones”. Así, el propio Panel admite de algún modo que “sus modelos no son adecuados, en absoluto” para predecir el clima del futuro, advierte Gray.

Las afirmaciones de Gray no son meras opiniones. Así, el climatólogo demuestra que algunos de los borradores del IPCC han sido modificados parcialmente en la redacción final de los informes, eliminando aquellas conclusiones que cuestionaban el origen antropogénico del calentamiento global.

Algunos párrafos eliminados o modificados en la redacción definitiva del segundo informe del IPCC (1995) son elocuentes, tal y como expone el documento de Gray:

SECCIÓN 8.4.1.1

No se excluye la posibilidad de que una parte significativa de la tendencia (calentamiento) se deba a factores naturales”. MODIFICADA

SECCIÓN 8.4.2.1

Ninguno de los estudios antes citados han puesto de manifiesto una clara evidencia para que podamos atribuir los cambios observados (temperatura) a un incremento específico en la emisión de GEI”. ELIMINADA

SECCIÓN 8.6

Finalmente, llegamos a la cuestión más difícil de todas: ¿Cuándo podemos atribuir de un modo inequívoco el cambio climático a causas antropogénicas (emisión de CO2)? […] No es de sorprender que la mejor respuesta a esta pregunta sea No lo sabemos”. ELIMINADA

Intereses gubernamentales

De este modo, las opiniones contrarias a la tesis del CO2 como causante del calentamiento han sido “eliminadas”, tal y como demuestra Gray. Por último, el climatólogo pone en evidencia que el último informe del IPCC (2007), tanto el Resumen para políticos como el técnico, ha sido cocinado exclusivamente por los representantes afines a los gobiernos promotores de la tesis sobre el cambio climático.

La mayoría de sus conclusiones “no han sido aprobadas” por los científicos del Panel integrados en el Grupo de Trabajo I, asegura Gray. Todo ello constituye un gran “engaño”, por lo que este científico aboga por la “disolución” del IPCC o, al menos, por aplicar una profunda reforma en el seno de su funcionamiento.

Los estudios del IPCC ignoran quedurante los últimos 8 años no ha habido calentamiento global”. Con el paso de los años como miembro del Panel, Gray concluye que la recopilación de datos y métodos científicos han sido empleados de forma “irracional” por esta entidad, en teoría, científica.

El IPCC desaparecerá

Por todo ello, “considero que el IPCC es fundamentalmente corrupto. La única reforma que podría contemplar, sería su abolición”. Sus trabajos y sucesivos informes se han manipulado para tratar de demostrar que las emisiones de CO2 están “dañando el clima”.

Gray concluye que “la desaparición del IPCC, por desgracia, no sólo es deseable sino inevitable«. La razón es que el mundo se dará cuenta lentamente de que «sus predicciones no van a ocurrir. La ausencia de cualquier calentamiento global en los últimos ocho años tan sólo es el principio. Tarde o temprano todos se darán cuenta de que esta organización, y la teoría que existe tras ella, es falsa. Lamentablemente, su influencia provocará graves problemas económicos antes de que esto ocurra«.

Fuente 1: Libertad Digital

Fuente 2: Starviewer