115 mentiras sobre los atentados del 11 de Septiembre
Por David Ray Griffin
Sigue sin haber una versión oficial sobre los atentados del 11 de Septiembre de 2001. No se ha abierto investigación judicial alguna sobre los propios atentados ni la menor investigación parlamentaria. No hay más que una versión gubernamental recogida en un informe presentado por una comisión presidencial. El profesor David Ray Griffin, autor de una obra de referencia en la que estudia ese informe, encontró en ese texto 115 mentiras aquí enumeradas.
Red Voltaire – 4 de Noviembre de 2006
Derrumbe del edificio n°7 del World Trade Center Este edificio no fue impactado por ningún avión y su derrumbe presenta las características de una demolición controlada. (cf. video). La comisión investigadora ni siquiera abordó el tema.
_____________________________________________________________
Para cada mentira nos referiremos a los análisis que hace el profesor David Ray Griffin en su obra Omisiones y manipulaciones de la Comisión Investigadora. Las cifras que aparecen entre paréntesis se refieren a las páginas de la edición original estadounidense de ese libro.
1. Omisión de la prueba de que por lo menos 6 de los supuestos secuestradores aéreos (entre ellos Waled al-Shehri, acusado por la Comisión de haber apuñaleado a una azafata del vuelo UA11 antes del choque del avión contra la torre norte del World Trade Center) están vivos actualmente (19-20).
2. Omisión de pruebas sobre Mohamed Atta (como su pronunciada inclinación por la bebida, por la carne de puerco y las exhibiciones eróticas privadas o lap dances) que contradicen las afirmaciones de la Comisión de que Atta se había convertido en un fanático religioso (20-21).
3. Confusión voluntariamente creada alrededor de las pruebas que demuestran que Hani Hanjur era tan mal piloto que nunca hubiera sido capaz de lograr estrellar un avión de pasajeros contra el Pentágono (21-22).
4. Omisión del hecho que las listas de pasajeros (flight manifests) que se hicieron públicas no contenían ningún nombre árabe (23).
5. Omisión del hecho que nunca, ni antes ni después del 11 de Septiembre, se ha visto que un incendio haya provocado el desplome total de un edificio con estructura de acero (25).
6. Omisión del hecho que los incendios de las Torres Gemelas no fueron ni extremadamente extensos ni especialmente intensos y que ni siquiera duraron mucho tiempo comparados con otros incendios ocurridos en rascacielos (con estructuras) similares sin que estos últimos se desplomaran (25-26).
«Omissions et manipulations de la commission d’enquête sur le 11 septembre» (Omisiones y manipulaciones de la Comisión investigadora) es el libro del profesor estadounidense D. Ray Griffin, en version francesa y disponible en la librería electrónica de la Red Voltaire.
_____________________________________________________________
7. Omisión del hecho que, dada la hipótesis que el incendio provocó los derrumbes, la torre sur, que fue golpeada después que la torre norte y afectada por un incendio de menor intensidad, no debería haber sido la primera en desplomarse (26).
8. Omisión del hecho que el edificio n°7 del World Trade Center (contra el cual no se estrelló ningún avión y que sólo sufrió pequeños incendios muy localizados) también se desplomó, hecho sobre el cual la Agencia Federal para el Manejo de Situaciones de Emergencia (FEMA) confesó que no podía ofrecer ninguna explicación (26).
9. Omisión del hecho que el derrumbe de las Torres Gemelas (y el del edificio n°7) presenta al menos 10 características de haber sido producto de una demolición controlada (26-27).
10. Afirmación según la cual el núcleo de la estructura de cada una de las Torres Gemelas era «un pozo de acero vacío», afirmación que niega la presencia de 47 columnas de acero macizo que eran en realidad el centro de cada torre. Según la teoría del «apilamiento de pisos» (the «pancake theory») que explica los derrumbes, varias decenas de metros de esas columnas de acero macizo debieran haber quedado en pie (27-28).
11. Omisión de la declaración de Larry Silverstein [el propietario del WTC], declaración según la cual el propio Silverstein en coordinación con los bomberos decidió «demoler» –en lenguaje técnico (to «pull»)– el edificio n°7 (28).
12. Omisión del hecho que el acero de los edificios del WTC fue rápidamente recogido del lugar de los hechos y enviado al extranjero por vía marítima ANTES de que pudiera ser analizado en busca de huellas de explosivos (30).
13. Omisión del hecho que el edificio n°7 había sido evacuado antes de su derrumbe, lo implica que la razón que se dio oficialmente para acelerar lo más posible la recogida del acero [en aquel lugar] (porque podía haber sobrevivientes bajo los escombros) no tenía ningún sentido en el caso de este edificio (30).
14. Omisión de la declaración del alcalde R. Giuliani quien dijo que se le advirtió de antemano que el WTC iba a derrumbarse (30-31).
15. Omisión del hecho que Marvin Bush, hermano del presidente estadounidense, y su primo Wirt Walker III eran los directores de la compañía encargada de garantizar la seguridad del WTC (31-32).
16. Omisión del hecho que el ala oeste del Pentágono, [la misma que fue impactada el 11 de Septiembre], era precisamente, por diversas razones, la que menos posibilidades tenía de ser blanco de los terroristas de al-Qaeda (33-34).
17. Omisión de toda discusión tendiente a determinar si los daños que sufrió el Pentágono correspondían realmente con los daños que podría haber provocado el impacto de un Boeing 757 desplazándose a varios cientos de kilómetros por hora (34).
18. Omisión del hecho que existen fotos que demuestran que la fachada del ala oeste no se derrumbó hasta 30 minutos después del impacto y que el orificio de entrada es demasiado pequeño para el diámetro de un Boeing 757 (34).
19. Omisión de todo testimonio contradictorio sobre la presencia o la ausencia de pedazos visibles de un Boeing 757, ya sea dentro o fuera del Pentágono (34-36).
20. Ausencia total de discusión tendiente a determinar si el Pentágono disponía de un sistema de defensa antimisiles capaz de derribar un avión de pasajeros, aún cuando la Comisión sugirió que los terroristas de al-Qaeda decidieron no atacar una central nuclear precisamente porque pensaron que esta dispondría de ese tipo de defensa (36).
21. Omisión del hecho que las imágenes provenientes de diferentes cámaras (incluyendo las de la gasolinera que se encuentra frente al Pentágono, confiscadas por el FBI inmediatamente después del impacto) podrían ayudar a determinar qué fue realmente lo que impactó el Pentágono (37-38).
22. Omisión de la alusión del secretario de Defensa D. Rumsfeld a «un misil [utilizado] para golpear [el Pentágono]» (39).
23. Aprobación aparente de la respuesta, totalmente insatisfactoria, a la pregunta tendiente a saber por qué los agentes del Servicio Secreto permitieron que el presidente Bush permaneciera en la escuela de Sarasota cuando, según la versión oficial, deberían haber pensado que un avión secuestrado podía tener esa misma escuela como blanco (41-44).
24. Fracaso en explicar por qué el Servicio Secreto no pidió una escolta de aviones de caza para [el avión presidencial] Air Force One (43-46).
25. Afirmaciones según las cuales en el momento en que el cortejo presidencial llegó a la escuela [de Sarasota], ninguno de los asistentes sabía que varios aviones habían sido secuestrados (47-48).
26. Omisión del informe según el cual el secretario de Justicia John Ashcroft había recibido una advertencia para que dejara de viajar en líneas aéreas comerciales antes del 11 de Septiembre (50).
27. Omisión de la afirmación de David Schippers de que, basándose en informaciones provenientes de agentes del FBI sobre posibles ataques en el sur de Manhattan, él había tratado infructuosamente de transmitir dicha información al secretario de Justicia John Ashcroft durante las 6 semanas anteriores al 11 de Septiembre (51).
28. Omisión de toda mención sobre el hecho que agentes del FBI afirmaron tener conocimiento de los blancos y fechas de los ataques [terroristas] mucho antes de los hechos (51-52).
29. Afirmación, mediante una refutación circular que da la cuestión por resuelta, de que el desacostumbrado volumen de compras de acciones en baja antes del 11 de Septiembre no implica que los compradores supieran de antemano que los ataques iban a producirse (52-57).
30. Omisión de los informes según los cuales el alcalde [de San Francisco] Willie Brown y ciertos responsables del Pentágono fueron advertidos de que no debían tomar el avión del 11 de Septiembre (57).
31. Omisión del informe según el cual Osama ben Laden, que ya en aquel entonces era el criminal más buscado por Estados Unidos, fue atendido en Julio de 2001 por un doctor estadounidense en el hospital estadounidense de Dubai y que recibió allí la visita de un agente local de la CIA (59).
32. Omisión de los artículos que sugieren que, después del 11 de Septiembre, el ejército estadounidense permitió deliberadamente la fuga de Osama ben Laden (60).
33. Omisión de informes, entre ellos el que reportaba la visita del jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita a Osama ben Laden en el hospital de Dubai, que entran en contradicción con la versión oficial de que la familia de Ben Laden y su país han renegado de este (60-61).
34. Omisión del resumen de Gerald Posner sobre el testimonio de Abu Zubaydah, según el cual tres miembros de la familia real saudita (que murieron los tres misteriosamente con sólo 8 días de intervalo) estaban financiando a al-Qaeda y conocían de antemano la realización de los ataques del 11 de Septiembre (61-65).
35. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba del financiamiento de los sauditas a al-Qaeda (65-68).
36. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba que demuestra que dinero perteneciente a la esposa del príncipe Bandar, la princesa Haifa, fue entregado a agentes de al-Qaeda (69-70).
37. Desmentido, que simplemente ignoró la diferencia existente entre vuelos privados y vuelos comerciales, sobre el hecho que el vuelo privado en el que varios sauditas viajaron el 13 de Septiembre desde Tampa hasta Lexington violó los reglamentos sobre el espacio aéreo establecidos en aquella fecha (71-76).
38. Desmentido sobre la autorización extendida a varios sauditas para que salieran del territorio de Estados Unidos poco después del 11 de Septiembre sin que esas personas fuesen sometidas a una investigación apropiada (76-82).
39. Omisión de la prueba que demuestra que el príncipe Bandar obtuvo una autorización especial de la Casa Blanca para los vuelos de los sauditas (82-86).
40. Omisión de la afirmación de Coleen Rowley según la cual responsables del Cuartel General del FBI habían visto el memo de Phoenix del agente Kenneth Williams (89-90).
41. Omisión del hecho que el agente del FBI en Chicago Robert Wright afirma que el Cuartel General del FBI cerró su investigación sobre una célula terrorista y trató posteriormente de intimidarlo para impedir que publicara un libro en el que relata sus experiencias (91).
42. Omisión de la prueba que demuestra que el Cuartel General del FBI saboteó el intento de Coleen Rowley y de otros agentes [del FBI] de Minneapolis de obtener una orden de búsqueda para conseguir la computadora de Zacarias Moussaoui (91-94).
43. Omisión de las tres horas y media de testimonio que prestó ante la Comisión la ex traductora del FBI Sibel Edmonds que, según una carta que ella misma hizo pública y que dirigió al presidente [de la Comisión] Kean, revelaba serias disimulaciones por parte de responsables del FBI en relación con el 11 de Septiembre y dentro del propio Cuartel General del FBI (94-101).
44. Omisión del hecho que el general Mahmud Ahmad, jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes], se encontraba en Washington una semana antes del 11 de Septiembre y que se reunió allí con el director de la CIA, George Tenet, así como con otros altos responsables estadounidenses (103-04).
45. Omisión de la prueba que demuestra que Ahmad, el jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes] ordenó el envío de 100.000 dólares a Mohamed Atta antes del 11 de Septiembre (104-07).
46. Afirmación de la Comisión de que no encontró prueba alguna de que algún gobierno extranjero, incluyendo al de Pakistán, haya financiado a agentes de al-Qaeda (106).
47. Omisión del informe según el cual la administración Bush presionó a Pakistán para que Ahmad fuese destituido de su cargo de jefe del ISI después de la divulgación de la información que revelaba que este había ordenado el envío de dinero del ISI a Mohamed Atta (107-09).
48. Omisión de la prueba que el ISI (y no sólo al-Qaeda) se encontraba detrás del asesinato de Ahmad Shah Massud (el comandante de la Alianza del Norte en Afganistán) que se produjo precisamente después de un encuentro que duró una semana entre responsables de la CIA y del ISI (110-112).
49. Omisión de la prueba que demuestra que el ISI está implicado en el secuestro y posterior asesinato de Daniel Pearl, periodista del Wall Street Journal (113).
50. Omisión del informe de Gerald Posner según el cual Abu Zubaydah afirmó que un oficial militar pakistaní, Mushaf Ali Mir, que mantenía estrechos vínculos con el ISI y con al-Qaeda sabía de antemano de los ataques del 11 de Septiembre (114).
51. Omisión de la predicción que hizo, en 1999, Rajaa Gulum Abbas, agente del ISI, de que las Torres Gemelas «se derrumbarían» (114).
52. Omisión del hecho que el presidente Bush y otros miembros de su administración se refirieron repetidamente a los ataques del 11 de Septiembre como «oportunidades» (116-17).
53. Omisión del hecho que el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano («The Project for the New American Century»), muchos de cuyos miembros se convirtieron en figuras claves de la administración Bush, publicó en el año 2000 un documento que decía que un «nuevo Pearl Harbour» ayudaría a conseguir fondos para una rápida transformación tecnológica del aparato militar estadounidense (117-18).
54. Omisión del hecho que Donald Rumsfeld, quien fue presidente de la comisión del US Space Command y había recomendado aumentar el presupuesto destinado a este, se valió de los ataques del 11 de Septiembre, en la tarde de ese mismo día, para garantizar esos fondos (119-22).
55. No se mencionó que las tres personas responsables del fracaso de los esfuerzos por prevenir los ataques del 11 de Septiembre (el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el general Richard Myers y el general Ralph Eberhart) eran también los tres principales promotores del US Space Command (122).
56. Omisión del hecho que Unocal había declarado que los talibanes no podían garantizar la seguridad adecuada para emprender la construcción de sus pipelines (para petróleo y gas) a partir de la cuenca del Caspio y a través de Afganistán y Pakistán (122-25).
57. Omisión del informe según el cual representantes de Estados Unidos dijeron durante un encuentro, en Julio de 2001, que ya que los talibanes rechazaban su proposición de construir un oleoducto, una guerra contra ellos comenzaría en Octubre (125-26).
58. Omisión del hecho que en su libro, publicado en 1997, Zbigniew Brzezinski escribía ya que para que Estados Unidos pueda mantener su predominio global es necesario que ese país controle el Asia central, con sus vastos recursos petrolíferos, y que un nuevo Pearl Harbour sería útil para obtener el apoyo de la opinión pública estadounidense a esos designios imperiales (127-28).
59. Omisión del hecho que miembros claves de la administración Bush, entre ellos Donald Rumsfeld y su delegado Paul Wolfowitz, se esforzaron durante muchos años por desatar una nueva guerra contra Irak (129-33).
60. Omisión de los apuntes de las conversaciones de Donald Rumsfeld correspondientes al 11 de Septiembre que demuestran que este estaba decidido a utilizar los ataques como pretexto para desatar una guerra contra Irak (131-32).
61. Omisión de la declaración que aparece en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, según la cual «la necesidad de una fuerte presencia estadounidense en el Golfo va más allá del tema del régimen de Sadam Husein» (133-34).
62. Afirmación según la cual el protocolo de la FAA (Federal Aviation Agency) sobre lo sucedido el 11 de Septiembre requería un largo proceso de aplicación que tenía que pasar por varias etapas de la cadena de mando cuando el propio Informe Oficial [de la Comisión] cita pruebas de lo contrario (158).
63. Afirmación según la cual en aquellos días sólo dos bases de la fuerza aérea estadounidense del sector noreste del NORAD (North American Aerospace Defense Command o Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte) mantenían cazas en alerta y, en particular, que no había aviones de combate en alerta en las bases de McGuire y de Andrews (159-162).
64. Omisión del hecho que la base Andrews de la fuerza aérea estadounidense tenía varios aviones de caza en alerta permanente (162-64).
65. Aceptación de la doble afirmación según la cual el coronel Marr, del NEADS (North East Air Defense Sector), tenía que comunicarse telefónicamente con un superior para que este lo autorizara a enviar aviones de caza desde [la base] de Otis y que necesitó 8 minutos para realizar esa llamada (165-66).
66. Aprobación de la afirmación según la cual la pérdida de la señal del transpondedor de un avión hace prácticamente imposible la localización de la nave por los radares militares estadounidenses (166-67).
67. Afirmación según la cual la intercepción de Stewart Payne no demostró que el tiempo de respuesta del NORAD en el caso del vuelo AA11 fue extraordinariamente lento (167-69).
68. Afirmación según la cual los cazas de la base de Otis se mantuvieron en tierra durante 7 minutos después de haber recibido la orden de despegue porque no sabían adónde volar (174-75).
69. Afirmación según la cual las fuerzas armadas estadounidenses no sabían del desvío del vuelo UA175 hasta las 9h30, momento exacto en que este vuelo se estrelló contra la torre sur del WTC (181-82).
70. Omisión de toda explicación sobre (a) la razón por la cual un informe anterior del NORAD, según el cual la FAA notificó a los militares el desvío del vuelo UA175 a las 8h43, se considera ahora como falso y (b) cómo fue que ese informe, si era falso, pudo ser publicado y se mantuvo como válido durante cerca de 3 años (182).
71. Afirmación según la cual la FAA no estableció la teleconferencia sino a partir de las 9h20 de aquella mañana (183).
72. Omisión del hecho que un memo de Laura Brown, de la FAA, afirma que la teleconferencia se estableció sobre las 8h50 y que trató precisamente sobre el desvío del vuelo UA175 (183-84, 186).
73. Afirmación según la cual la teleconferencia del NMCC, (Centro de Mando Militar o National Military Command Center) no comenzó antes de las 9h29 (186-88).
74. Omisión, en la afirmación de la Comisión de que el vuelo AA77 no se desvió de su trayectoria antes de las 8h45, del hecho que la hora mencionada en informes anteriores fue las 8h46 (189-90).
75. Fracaso en mencionar que el anuncio de la caída de un jet en Kentucky, poco después del momento en que el vuelo AA77 desapareciera del radar de la FAA, fue tomada lo bastante en serio por los responsables de la FAA y de la unidad antiterrorista del FBI como para que estos la enviaran a la Casa Blanca (190).
76. Afirmación según la cual el vuelo AA77 voló durante cerca de 40 minutos por el espacio aéreo estadounidense en dirección a Washington sin ser detectado por los radares militares (191-92).
77. Fracaso en explicar, si el anterior informe del NORAD según el cual se le informó a este –a las 9h24– que la trayectoria del vuelo AA77 era «incorrecta», cómo fue que ese informe erróneo pudo salir a la luz, o sea que se trata de saber si los responsables del NORAD mintieron o si fueron «embaucados» durante cerca de tres años (192-93).
78. Afirmación según la cual los aviones de combate de Langley, que según dijera primeramente el NORAD fueron enviados a interceptar el vuelo AA77, fueron realmente desplegados como respuesta a un informe erróneo de un controlador (no identificado) de la FAA de las 9h21 de que el vuelo AA11 se encontraba aún en vuelo y que se dirigía hacia Washington (193-99).
79. Afirmación según la cual los militares no fueron contactados por la FAA sobre el probable secuestro del vuelo AA77 antes del impacto contra al Pentágono (204-12).
80. Afirmación de que Jane Garvey no se sumó a la videoconferencia de Richard Clarke hasta las 9h40, o sea después del impacto contra el Pentágono (210).
81. Afirmación de que ninguna de las teleconferencias logró coordinar la FAA y las respuestas de los militares a los secuestros porque «ninguna [de las mismas] incluía a los responsables adecuados en el seno de la FAA y del Departamento de Defensa», aunque Richard Clarke dice que su propia videoconferencia incluía a la directora de la FAA Jane Garvey, al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y al general Richards Myers, jefe interino de las Fuerzas Armadas (211).
82. Afirmación de la Comisión según la cual esta no sabía qué miembros del Departamento de Defensa participaron en la videoconferencia con Richard Clarke cuando el propio Clarke afirma en su libro que se trataba de Donald Rumsfeld y del general Myers (211-212).
83. Aprobación de la afirmación del general Myers de que él se encontraba en el Capitolio durante los ataques sin mencionar el informe contradictorio de Richard Clarke, según el cual Myers estaba en el Pentágono y participó en la videoconferencia con Clarke (213-17).
84. Fracaso al mencionar la contradicción entre el testimonio de Clarke sobre los movimientos de Rumsfeld de aquella mañana y las declaraciones del propio Rumsfeld (217-19).
85. Omisión del testimonio del secretario de Transporte Norman Mineta ante la propia Comisión, testimonio según el cual el vicepresidente Cheney y las demás [personas presentes] en el refugio subterráneo habían sido advertidas a las 9h26 de que un avión se acercaba al Pentágono (220).
86. Afirmación según la cual los responsables del Pentágono no sabían que un avión se estuviera acercando a ellos antes de las 9h32, las 9h34 o las 9h36, o sea sólo minutos antes que el edificio fuera impactado (223).
87. Aceptación de dos versiones que se contradicen entre sí sobre el aparato que impactó el Pentágono: una que describe la ejecución de una espiral de 330 grados hacia abajo (un «picado a gran velocidad») y otra en la que no se menciona esa maniobra (222-23).
88. Afirmación según la cual los cazas provenientes de Langley, que supuestamente recibieron la orden de despegar rápidamente para proteger Washington del «vuelo fantasma AA11» no estaban en lo absoluto cerca de Washington porque fueron enviados hacia el océano por error (223-24).
89. Omisión de todas las pruebas que sugieren que lo que impactó el Pentágono no fue el vuelo AA77 (224-25).
90. Afirmación según la cual la FAA no informó a los militares sobre el desvío del vuelo UA93 antes de que este se estrellara (227-29, 232, 253).
91. Doble afirmación de que el NMCC no monitoreó la conferencia iniciada por la FAA y no pudo por consiguiente conectar a la FAA con la teleconferencia iniciada por el NMCC (230-31).
92. Omisión del hecho que el Servicio Secreto dispone de medios que le permiten tener conocimiento de todo lo que hace la FAA (233).
93. Omisión de toda investigación sobre las razones que llevaron al NMCC a comenzar su propia teleconferencia si, como dijo Laura Brown –de la FAA–, eso no forma parte del protocolo standard (234).
94. Omisión de toda investigación sobre por qué el general Montague Winfield no solamente fue reemplazado por un «bisoño» (a rookie), el capitán Leidig, como director de operaciones del NMCC sino que abandonó además el mando cuando estaba claro que el Pentágono se encontraba ante una crisis sin precedente (235-36).
95. Afirmación según la cual la FAA notificó (de forma errónea) al Servicio Secreto, entre las 10h10 y las 10h15, que el vuelo UA93 se encontraba todavía en vuelo y se dirigía hacia Washington (237).
96. Afirmación según la cual el vicepresidente Cheney no dio la autorización para disparar hasta las 10h10 (varios minutos después de la caída del vuelo UA93) y que esa autorización no fue transmitida a la fuerza aérea hasta las 10h31 (237-41).
97. Omisión de todas las pruebas que indican que el vuelo UA93 fue derribado por un avión militar (238-39, 252-53).
98. Afirmación según la cual [el zar del contraterrorismo] Richard Clarke no recibió el pedido de autorización de fuego hasta las 10h25 (240).
99. Omisión del testimonio del propio Clarke, que sugiere que este recibió el pedido de autorización de fuego hacia las 9h50 (240).
100. Afirmación según la cual Cheney no bajó al refugio subterráneo del PEOC [o CPOU (siglas correspondientes a Centro Presidencial de Operaciones de Urgencia]) hasta las 9h58 (241-44).
101. Omisión de los múltiples testimonios, entre ellos los de Norman Mineta [secretario de Transporte] ante la propia Comisión, testimonios según los cuales el [vicepresidente] Cheney se encontraba en el CPOU antes de las 9h20 (241-44).
102. Afirmación según la cual la autorización para derribar un avión civil tenía que ser otorgada por el presidente (245).
103. Omisión de informes según los cuales el coronel Marr ordenó derribar el vuelo UA93 y el general Winfield indicó que él mismo y otros [oficiales] esperaban en el NMCC que un caza alcanzara el vuelo UA93 (252).
104. Omisión de informes que indican que había dos aviones de caza en el aire a varios kilómetros de New York y tres a sólo 320 kilómetros de Washington (251).
105. Omisión del hecho que había por lo menos 6 bases militares con cazas en estado de alerta en la región noreste de Estados Unidos (257-58).
106. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD había definido su misión solamente en términos de defensa contra amenazas dirigidas [hacia Estados Unidos] desde el extranjero (258-62).
107. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD no había previsto la posibilidad de que un grupo de terroristas pudiera utilizar aviones de pasajeros secuestrados como misiles (262-63).
108. Fracaso en poner en perspectiva la significación del hecho, presentado en el propio Informe, o en mencionar otros hechos que prueban que el NORAD sí había efectivamente previsto la amenaza que podía representar la posible utilización de aviones de pasajeros secuestrados como misiles (264-67).
109. Fracaso en explorar la implicaciones de la cuestión de saber cómo pudieron influir la maniobras militares («war games») programadas para aquel día en el fracaso de los militares en los intentos por interceptar los aviones de pasajeros secuestrados (268-69).
110. Fracaso en discutir la posibilidad que el desarrollo de la Operación Northwoods haya favorecido los ataques del 11 de Septiembre (269-71).
111. Afirmación (presentada para explicar por qué los militares no recibieron la información sobre los aviones secuestrados con tiempo suficiente para lograr interceptarlos) según la cual el personal de la FAA falló inexplicablemente unas 16 veces en la aplicación de los procedimientos normales (155-56, 157, 179, 180, 181, 190, 191, 193, 194, 200, 202-03, 227, 237, 272-75).
112. Fracaso en mencionar que la proclamada independencia de la Comisión se vio fatalmente comprometida por el hecho que su director ejecutivo, Philip Zelikow, era prácticamente miembro de la administración Bush (7-9, 11-12, 282-84). (ndt: era colaborador cercano de Condoleeza Rice)
113. Fracaso en mencionar que la Casa Blanca trató primeramente de impedir la creación de la Comisión [Oficial de Investigación sobre los Ataques Terroristas del 11 de Septiembre] y que obstaculizó después el trabajo de esta, como lo hizo al asignarle un presupuesto extremadamente restringido (283-85). (ndt: Presupuesto estimado en 15 millones de dólares cuando el film de ficción «Vuelo 93» de Paul Greengrass costó 18 millones y «World Trade Centre» de Oliver Stone costó CUATRO VECES MÁS, o sea 60 millones de dólares. En lo tocante al primer punto, la creación de la Comisión no se produjo hasta después de 441 días de los ataques y el presidente Bush propuso que fuera presidida por Henry Kissinger… para luego retractarse ante las violentas críticas de la opinión pública contra esa proposición).
114. Fracaso en mencionar que el presidente de la Comisión, la mayoría de los demás miembros de la Comisión, y por lo menos la mitad del personal de la misma tenía serios conflictos de intereses (285-90, 292-95).
115. Fracaso de la Comisión, la cual se vanagloriaba de que la presentación de su informe final había tenido lugar «sin disensión», en mencionar que esto fue posible únicamente porque Max Cleland, el miembro de la Comisión más crítico en cuanto a la actuación de la Casa Blanca –juró incluso «que no sería cómplice de un tratamiento parcializado de las informaciones»–, tuvo que renunciar a su puesto dentro de la Comisión para poder aceptar un cargo en el Banco Export-Import y que la Casa Blanca dio a conocer su nominación para ese cargo únicamente después que las críticas emitidas por Cleland se hicieron especialmente directas (290-291).
Terminaré precisando que concluí mi estudio del texto que he dado en llamar «el informe Kean-Zelikow» escribiendo lo siguiente: Finalmente, el Informe de la Comisión Investigadora sobre el 11 de Septiembre, lejos de evacuar mis dudas en cuanto a una complicidad oficial, no hizo más que confirmarlas. ¿Qué podría llevar a los responsables encargados de la redacción de ese informe final a montar una superchería de tanta envergadura si no el intento de enmascarar enormes crímenes? (291).
Documental «Loose Change» (Segunda Edición), subtitulado en español
Hacer click aquí para descargar.
Artículos relacionados:
- Las Torres Gemelas NO cayeron por el impacto de los aviones.
- Montaje mediático: Un informe de la BBC pone en duda la existencia de Bin Laden.
- Informante iraquí dice haber mentido sobre armas de exterminio masivo en poder de Saddam Hussein.
- ‘Oficial del Pentágono acusa a Cheney y Rumsfeld de Conspiración en el 11-S’, en el blog del Movimiento Anti NWO.
- ‘Camarógrafo oficial que filmó imágenes del 11/9 enfrenta extradición’, en el blog del Movimiento Anti NWO.
- ‘La farsa del 11-S’, en el blog Atrevete a Pensarr.
- ‘September Clues, parte-A’, en el Blog de Mino.
- ’11-S: NO FUERON BOEING 767 LOS AVIONES ESTRELLADOS’, en Libertaliadehatali’s Blog.
Fuerza Aérea de EEUU: Nueva Tecnología “Conductométrica” permite al gobierno saber qué está pensando.
20 de Mayo de 2011 – El gobierno de Estados Unidos no solo quiere saber donde está usted, también quiere saber qué está pensando. A falta de la implantación de un dispositivo en su cerebro que revela cada pensamiento suyo, el gobierno ha optado la próxima mejor cosa -conductometría- una nueva tecnología de vigilancia omnipresente desarrollada para la Fuerza Aérea de EEUU y destinada a ser utilizada en la seguridad pública para «monitorear conductas sospechosas«.
El sistema gira en torno a una cámara que sigue los movimientos faciales biométricamente para construir un perfil psicológico del individuo bajo vigilancia.
«Huntsville, Alabama Photon-X Inc. recientemente recibió un contrato de la Fuerza Aérea para desarrollar dicha cámara«. Con un broche de presión, afirma la empresa, su sensor puede construir una imagen tridimensional de la cara de una persona: la piedra angular de un distintivo de «bio-firma» que puede ser utilizado para el seguimiento a esa persona en cualquier sitio. Con algunas imágenes más, el artefacto puede capturar los movimientos musculares faciales únicos de ese rostro, y convertir esos movimientos en un perfil «conductométrico» que es hasta más preciso.
«El trabajo propuesto ayudará a identificar desmontajes no cooperativos utilizando sensores remotos, a partir de distancias apartadas que antes eran imposibles«, informa Toyon Research Corporation, que también consiguió una subvención de la Fuerza Aérea para el desarrollo de la bio-firma. «Esta información de identidad puede ayudar a analistas de inteligencia conectar a personas específicas a eventos y lugares, y aprender acerca de operaciones insurgentes«.
Esta nueva tecnología es el próximo refuerzo del paso infame del programa de análisis de DARPA, el cual pretende ser capaz de identificar terroristas por la forma como caminan. El programa fue ampliamente atacado en el momento de ser un ejemplo indignante de la paranoia enloquecida.
Una demostración en video de la tecnología que aparece en el sitio web Photon-X expone un número de medidas diferentes cambiantes cuando la persona altera su expresión facial de una sonrisa, a ceño fruncido, a enojo.
«El movimiento del rostro de una persona está correlacionada a un modelo muscular facial uniforme, y el movimiento de cada músculo es cuantificado. Al utilizar el Sistema de Análisis Conductométrico, es posible cuantificar datos simples que describen el movimiento lineal de todos los músculos faciales en tiempo real y entonces interpolar estos datos utilizando un sistema psicológico de perfil«, indica el sitio web.
En lenguaje simple, los movimientos de los músculos en su cara alertará al gobierno, a través del proceso de «análisis de la conducta«, de su presencia como un sospechoso individuo que puede estar involucrado en el acto de delito de opinión, o Dios no lo quiera, planear una protesta pública.
«El movimiento de postura corporal, el andar y las micro-expresiones» también son medidos por la tecnología para permitir a los «operadores poder seguir la actividad del usuario en una forma encubierta«, según describe el contrato.
Esto será utilizado para vigilar a las «operaciones de los insurgentes«, que suena como algo que puede ser realizado por el ejército de EEUU en Irak o Afganistán, pero de hecho sabemos que la tecnología también está destinada para aplicarse a la seguridad pública, bancos, corporaciones privadas, escuelas y universidades, casinos, parques temáticos y comercios, lo que significa que el «insurgente«podría ser usted caminando en un centro comercial.
El sistema también está diseñado para ayudar a robots humanoides detectar a personas u objetos, lo que significa que sus actividad sospechosa podría provocar una visita amigable de un androide que lo interrogará en relación a sus intenciones.
Fuente 1: Aporrea.org
Fuente 2: 1984
Artículos relacionados:
EEUU pagó millones por dudoso «software antiterrorista»
Las autoridades de EEUU pagaron millones de dólares durante ocho años a un hombre que se comprometió a desarrollar una tecnología computacional para detectar planes terroristas, incluyendo “mensajes clandestinos” de un canal árabe. Ahora, Washington hace todo lo posible para encubrir el hecho argumentando que se tratata de un secreto de Estado.
Sin embargo, fuentes involucradas en la historia dijeron que el Gobierno trata de evitar que se filtre cómo se vio víctima de fraude por parte de un programador.
Dennis Montgomery, en el pasado un especialista en biometría, se encontró en el centro de una historia que incluye el temor al terrorismo, consultas secretas en la Casa Blanca, el respaldo de influyentes republicanos y negocios clandestinos.
Según varios funcionarios actuales y antiguos, socios de negocio y documentos a los que alude el diario estadounidense The New York Times, el programador y sus socios recibieron más de 20 millones de dólares durante ocho años en contratos gubernamentales por un programa computacional presuntamente capaz de prevenir futuros ataques de la red internacional terrorista Al Qaeda. Sin embargo, las fuentes señalaron que es muy probable que el programa haya sido un fraude y que la CIA y la Fuerza Aérea habrían sido engañadas.
Montgomery afirmaba que su programa podía descifrar mensajes terroristas supuestamente cifrados en reportajes de Al-Yazira, detectar a terroristas en videos grabados por vehículos aéreos no tripulados y localizar submarinos hostiles.
Desde el 11-S, el Gobierno estadounidense ha asignado miles de millones de dólares para combatir el terrorismo internacional, por tanto, tan efectivo nuevo instrumento contra los terroristas no pudo ser ignorado por los funcionarios del Gobierno.
La CIA parece haber empezado a dudar de la tecnología de Montgomery en 2003, pero no compartió sus preocupaciones con los militares. Algunos colegas del programador informaron a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en 2006 de que él había manipulado reiteradamente los resultados de pruebas de su programa durante las presentaciones para funcionarios. Esto no impidió, sin embargo, que Montgomery obtuviera un nuevo contrato de la Fuerza Aérea, por 3 millones de dólares, pese a que el oficial encargado del contrato confesó que estuvo al tanto de que otras agencias se mostraban escépticos sobre el programa.
Según un estudio anunciado en Enero pasado, el Pentágono pagó 285.000 millones de dólares durante tres años en contratos a más de 120 empresas acusadas de fraude o violaciones.
El ascenso en negocios para Montgomery empezó en 1998 cuando cofundó la empresa eTreppidTechnologies con su socio Warren Trepp, inversionista en bonos de alto riesgo. En aquel entonces, Montgomery dijo haber inventado una tecnología para colorear filmes que no fue de interés para Hollywood. Empero, encontraron clientes en 2002 al optar por aplicaciones de demanda política.
Con la ayuda del congresista Jim Gibbons, un republicano que se convertiría en gobernador de Nevada y viejo amigo de Trepp, la empresa captó la atención de los funcionarios de inteligencia en Washington al afirmar Montgomery haber inventado una tecnología para descifrar mensajes terroristas en las emisiones de Al-Yazira.
La empresa muy pronto obtuvo casi 10 millones de dólares en contratos del Mando de Operaciones Especiales y la Fuerza Aérea, la última por la tecnología de localizar a terroristas a través de videos grabados por vehículos aéreos no tripulados.
En Diciembre de 2003, Montgomery advirtió que hubo información cifrada en Al-Yazira de que algunos aviones con rumbo a EEUU desde el Reino Unido, Francia y México eran metas de un posible secuestro. A raíz de esa información el entonces presidente George W. Bush ordenó hacer regresar los aviones antes de que entraran el espacio aéreo estadounidense.
Tras el incidente, las autoridades francesas realizaron un estudio secreto y concluyeron que la tecnología era falsa.
Después de una amarga pelea entre Montgomery y Trepp en 2006 que llevó a una serie de demandas, el FBI y la Fuerza Aérea enviaron a sus jueces de instrucción a eTreppid para investigar las acusaciones contra Montgomery de que presuntamente había robado los datos digitales de los sistemas de la empresa.
En entrevistas, varios empleados afirmaron que Montgomery había manipulado reiteradamente los resultados de las pruebas de su programa durante las presentaciones para funcionarios gubernamentales, según documentos de Gobierno.
La investigación fracasó, sin embargo, cuando un juez dictaminó que el FBI había realizado un registro indebido del domicilio del programador.
La administración Bush declaró que algunos detalles confidenciales sobre el uso del software de Montgomery era un «secreto de Estado» que podría causar graves daños si se daba a conocer en la corte.
En otoño pasado, los jueces federales en Montana y Nevada, que supervisaban algunas de las demandas, emitieron órdenes de mantener los materiales en secreto.
Fuente: Russia Today
Sospechosa operación con armas militares entre Argentina y EEUU

C-17. Es la característica de la nave norteamericana que está demorada en Ezeiza. Además de armas, traía equipos para hacer escuchas.
Una gigantesca aeronave de la Fuerza Aérea norteamericana transportaba armas para la Policía Federal. Pero había una parte del cargamento que no estaba declarada en el Renar.
Por Fernando Oz
Hasta funcionarios del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) participaron de un minucioso control de un avión C-17 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que aterrizó el jueves por la tarde en el aeropuerto internacional de Ezeiza. La nave militar transportaba un verdadero arsenal; había desde tres ametralladoras pesadas, granadas de mano, municiones de diferentes calibres y hasta treinta cajas de curitas.
El destino final de parte de las armas, según informó a PERFIL una fuente de uno de los organismos que participó de la requisa, era la Policía Federal, pero no toda la documentación estaba en regla. Por otra parte, voceros del Registro Nacional de Armas (Renar) reconocieron que el armamento era parte de una entrega pactada y que «en Cancillería se están ocupando del asunto«. Lo mismo sostuvieron en el Ministerio de Seguridad.
Dentro del equipamiento militar que no se encontraba declarado, se encontraban dos equipos de comunicaciones especiales que son utilizados para interceptar llamadas y para realizar decodificaciones. Las dos cajas aún están en el aeropuerto de Ezeiza a la espera de que alguien se haga cargo de la encomienda que mandaron desde Washington.
Cuando efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y funcionarios de la Aduana revisaron la documentación de las armas y la cotejaron con la carga del C-17 se encontraron con que parte del arsenal no estaba declarado. «Medio container de armamento no tenían ningún aval y por eso fueron confiscadas. Hasta que la Embajada de Estados Unidos no las ponga en regla o se las lleve por donde las trajeron van a estar bajo un depositario, en este caso la Policía Aeroportuaria. Hay un artículo del código aduanero que, en estos casos, habilita a retener la mercadería en tránsito hasta que se regularice la situación de la misma«, explicó un importante funcionario con despacho en el aeropuerto de Ezeiza.
El avión había partido desde los Estados Unidos y realizó una escala en Panamá. El plan de vuelo indicaba que una vez dejada la carga tenía que regresar a Carolina del Norte el viernes. Hasta ayer, la nave estaba liberada, pero sin parte del arsenal.
Antes de caer la noche del jueves, mientras Aduana y PSA contaban municiones, revisaban armamento y revisaban papeles, un pelotón de diplomáticos de la Embajada de los Estados Unidos se presentó para decir que estaba todo en regla y se comunicaron con la Cancillería argentina.
Tres fuentes que participaron del operativo coincidieron en señalar que parte de las armas, al menos las registradas, son de una compra que se realizó para el Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF) de la Policía Federal, un equipo de elite de la fuerza con capacitación para actuar en situaciones de crisis complejas y entrenado en operaciones antiterrorismo.
Otra parte de la carga, como un lote de 6.600 municiones de diferentes calibres, eran para utilizar en un curso de entrenamiento para las fuerzas especiales que iba a ser dictado en el país por instructores norteamericanos. Un lote de granadas de humo también iba a ser utilizado en ese ejercicio que fue pactado el año pasado y que tenía como objetivo final el entrenamiento en la lucha contra el terrorismo.
PERFIL consultó al Ministerio de Seguridad sobre si el armamento que traía el C-17 era para la Federal y si se estaba por realizar un curso dictado por oficiales norteamericanos. No hubo respuestas, nadie lo negó ni lo confirmó. Los ministros Nilda Garré y Jorge Timerman no festejaron la actuación de los organismos de control apostados en Ezeiza, sólo se quejaron por permitir que «un tema tan sensible» haya trascendido.
Fuente: Diario Perfil
EEUU lanza con éxito un cohete con una carga secreta
Estados Unidos efectuó con éxito el lanzamiento de un cohete que transportaba una carga secreta por motivos de seguridad nacional.
De acuerdo con los datos de la Fuerza Aérea nacional, el cohete Minotaur 1 despegó desde la base Vandenberg en la costa central de California el domingo.
El lanzamiento se realizó con un retraso de un día. Originalmente programado para el sábado, el vuelo fue postergado por unos problemas con el equipo de seguridad del cohete.
El dispositivo fue lanzado para la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO, por sus siglas en inglés), el departamento secreto que controla la actividad relacionada con el desarrollo y lanzamiento de los satélites de investigación estadounidenses.
La NRO no divulgó ningún detalle sobre los objetivos de esta operación. Sólo se ha podido saber que el satélite conocido como Rapid Pathfinder Program (RPP) forma parte de las exploraciones que se usarán como base para los «sistemas espaciales del futuro«.
Según algunos expertos, este despegue podría estar vinculado con las pruebas del radar de nueva generación o los captadores de imagen que se utilizarán para los satélites de investigación en el futuro.
Fuente: Russia Today
Cientos videos de OVNI, más auténticos que nunca
Nota: esta noticia es del 2 de Julio de 2010, pero quería compartirla de todos modos.
Este viernes se celebra el Día Internacional de OVNI. Y aunque hasta hoy no cesa polémica sobre la existencia de este fenómeno, muchas personas afirman ser testigos de visitas de extraterrestres. El aficionado ruso Vladislav Karabánov se dedica a rodaje de películas sobre OVNI.
El autor de los videos dice que se pueden grabar imágenes de naves espaciales extraterrestres sólo con dirigir la cámara al cielo en la ciudad de Sochi. Karabánov ha rodado más de cien episodios desde el balcón de su casa. La calidad de muchas de las tomas es excelente, ya que las cámaras que utiliza Vladislav son de alta definición.
Los objetos que aparecen en el video se mueven muy rápidamente, y se ocultan un instante antes de caer al suelo o desaparecer en el mar. Vladislav cree que ha logrado contactar con los extraterrestres. «Si no me equivoco, el hecho de ver y rodar estos objetos, tal y como aparecen y se mueven se considera un contacto de segundo tipo, según los ufólogos«, explica el entusiasta.
Vladislav incluso ha creado una página web para intercambiar información con otros aficionados a los OVNIS. Está convencido de que los extraterrestres utilizan el área dónde está ubicada su casa y la cumbre de la montaña Bytja en Sochi como una puerta entre dos mundos. Dice que hace muchos siglos las tribus que poblaban esta zona, la consideraban una cima sagrada.
Alexander Semeniuk, operador de cámara y director de cine, también examinó y dio su opinión sobre los videos de Sochi. Semeniuk, un experto en la materia, quedó enormemente sorprendido. Otros expertos, como el editor jefe de la revista “Hardware”, Andrey Mikhaliuk, también quedaron impresionados por las imágenes. «No se percibe que la grabación está retocada ni montada, no son los famosos efectos especiales de Hollywood. Realmente podría ser un OVNI. Parece ser que no está trucado y son imágenes auténticas«, concluyó el especialista.
Pero mientras los que están convencidos de la existencia extraterrestre y quienes aún dudan continúan discutiendo, Vladislav está decidido a seguir investigando su teoría sobre la puerta entre dos mundos. Y no le importa pasar días y días rodando, ni gastar horas en el análisis de los videos.
Los ufólogos de todo el mundo celebran el Día Internacional de OVNI el 2 de Julio porque este día en el 1947 se produjo el llamado “incidente OVNI de Rosewell”, un choque de una presunta nave extraterrestre con humanoides a bordo cerca de Roswell, Nuevo México, EEUU. Los partidarios de la hipótesis extraterrestre consideran el caso Roswell como uno de los acontecimientos ufológicos más importantes, ya que a partir de este suceso comenzó la historia de la ufología moderna.
El 8 de Julio de 1947 en los periódicos estadounidenses fue publicado el reporte de las Fuerzas aereas de EEUU, según el cual en uno de los ranchos de Nuevo México cerca de Roswell fue hallado un disco volante. Pasadas unas horas el general de brigada de Roger Ramey quien hizo la inspección del hallazgo lo calificó como un globo meteorológico.
Asimismo había una versión que el aparato caído fueron los restos de la sonda supersecreta del programa ‘Mogul’, lanzada para espiar las pruebas nucleares soviéticas. Sin embargo, pasados varios años el mayor Jesse Marcel informó que esta versión fue difundida para ocultar la verdad. Los objeros hallados en Roswell fueron de procedencia extraterrestre.
A pesar de que ni una comprobación de esto no existe, cada año a principios de Julio más de 200.000 personas llegan a Roswell para tomar parte en un festival específico. Aquí se puede tomar parte en seminarios y exposiciones acerca del tema, ver un ‘desfile de extraterrestres’ y visitar los lugares de los hallazgos míticos. En uno de ellos está erigido un monumento con una inscripción que dice: «No sabemos quiénes fueron. No sabemos por qué llegaron. Solamente sabemos que ellos cambiaron nuestra visión del Universo….”
Fuente: Russia Today
Militares de EEUU pierden por una hora control sobre 50 misiles nucleares
Washington, 27 de Octubre, RIA Novosti – Militares estadounidenses perdieron por casi una hora el control sobre 50 misiles nucleares a causa de un fallo técnico que se produjo en la base aérea Warren, en Wyoming, admitió ayer un portavoz de la Fuerza Aérea de EEUU.
El incidente, reportado en la web de la revista Atlantic, tuvo lugar el pasado sábado, 23 de Octubre. Un fallo de equipos, supuestamente causado por uno de los cables subterráneos, interrumpió “la comunicación entre el centro de control y los misiles aunque (los militares) fueron capaces de monitorear la seguridad de aquellos” mientras duró el problema, afirmó el teniente coronel Todd Vician. “Han estado bajo protección en todo momento”, aseguró.
Agregó que los proyectiles en cuestión ya fueron revisados sin que se descubrieran daños algunos. En la base Warren, cerca de la ciudad de Cheyenne, están emplazados 150 misiles balísticos intercontinentales Minuteman III.
El fallo del sábado afectó a 50 misiles de este tipo, o una novena parte del arsenal estadounidense.
Fuente: RIA Novosti