‘Me violaron por decir ¡abajo Fidel!’
Por Roberto Zimerman
Por primera vez en los más de 50 años de Revolución en Cuba, un preso político se atreve a denunciar públicamente las torturas sexuales sufridas en las prisiones castristas.
Su nombre es José Ángel Luque Álvarez. Tiene 40 años de edad. Es Licenciado en Ciencias Físicas, cinturón negro de judo y fue miembro del equipo nacional de esa disciplina. Nunca llegó a viajar fuera del país por sus ideas políticas.
En estos momentos, lleva casi 50 días en huelga de hambre y ha perdido más de 25 kilos. Reclama poder salir de una pesadilla que comenzó hace ya más de tres años. En 2007 las autoridades le condenaron a más de tres años de prisión por haber dicho «Abajo Fidel«.
En Cuba, gritar consignas en contra de Fidel o Raúl Castro representa un delito de desacato a la figura del Comandante en Jefe y está contemplado en el artículo 144 del actual Código Penal cubano.
Tras un periplo por varias prisiones acabó en Villa Marista, el cuartel general del Departamento de Seguridad del Estado -radicado en La Habana- por donde han pasado miles de presos políticos encarcelados por la Revolución durante sus 51 años de historia.
Tortura
Después fue trasladado a la prisión de Arisa, en la provincia de Cienfuegos. Era el 21 de octubre de 2008. Allí conoció al jefe de la prisión, el Mayor Guillermo González Mora. Cuando leyó su expediente le preguntó si había gritado «Abajo Fidel y Abajo la dictadura«. Sin dejarle responder, el funcionario le dijo a Luque: «Yo te voy a enseñar a ti lo que es la dictadura«.
Subieron a Luque a la celda. Al rato aparecieron varios oficiales y le ordenaron que se quitara la ropa. Le volvieron a amenazar. Los oficiales se fueron y Luque se quedó dormido desnudo en el suelo de la celda.
«Me despertó un dolor en el cuerpo. Cuando recuperé la conciencia, dos oficiales me tenían los dos brazos esposados en cruz a dos tubos. Los oficiales me dijeron si iba a usar ahora contra ellos mi cinturón negro«, asegura Luque.
El jefe de la prisión Guillermo González Mora llamó a un oficial llamado Pablo ‘El Bembón‘, un hombre negro muy corpulento. «Me violaron y me dejaron tres días tirado desnudo y sangrando en el suelo de la celda«, comenta llorando Luque.
Ya cumplió con su condena
Luque ya ha cumplido la pena por desacato que le impuso el tribunal hace más de tres años. Pero las autoridades cubanas le han denegado la libertad en varias ocasiones. No sabe hasta cuando va a seguir preso. Y nadie le da explicaciones.
El pasado día 9 de Agosto, dentro de la prisión de Arisa, escribió en un letrero una denuncia para reclamar la libertad condicional que le corresponde desde hace más de un año. Por esa razón, el jefe de la prisión le envió a una celda de castigo y le amenazó con aumentar un año y medio más su encierro por involucrarse en actividades contrarrevolucionarias. A partir de entonces se declaró en huelga de hambre.
La familia del preso teme por su vida. Llevan semanas sin verle porque está incomunicado pero no pierden la fe de que algún día liberen a Luque Álvarez. Ya debería estar en libertad. Ha cumplido íntegramente su pena y ha pagado caro su delito de desacato. Mientras su salud se deteriora, Luque Álvarez quiere volver a ver la luz del sol.
La esperanza le ayuda a creer que algún día verá a sus torturadores frente a un tribunal. Pero esa es otra historia que tendrá que darse en otra Cuba. Algo que, de momento, no parece posible. Aunque algunos hablen de cambiar los errores de la Revolución, hay otros que sufren sus más locos desvaríos.
Fuente: El Mundo
Fidel Castro da su primer discurso público en La Habana tras cuatro años retirado
- Castro, de 84 años, pronunció un discurso de 45 minutos ante los estudiantes.
- Aguantó de pie durante todo el tiempo, pese a sus problemas de movilidad.
- El discurso fue leído y no improvisado como era costumbre antes de su retirada.
- Se quejó en dos ocasiones, una para pedir agua y otra por el sol.
Fidel Castro reapareció este viernes, vestido de verde olivo, para hablar durante 45 minutos ante miles de estudiantes cubanos en el primer acto masivo y abierto desde que hace cuatro años cayó enfermo y traspasó la jefatura del Estado a su hermano Raúl.
Con lentes y una gorra verde, Fidel, de 84 años, aguantó de pie durante todo el discurso, pese a sus problemas de movilidad que acaba de reconocer abiertamente en una entrevista con el diario mexicano La Jornada.
Solamente se quejó en dos ocasiones, una para pedir un poco de agua y otra por el sol que le llegaba de frente y que le impedía seguir su discurso, que fue leído y no improvisado como era costumbre antes de su enfermedad.
Los miles de estudiantes que abarrotaban la larguísima escalinata de la Universidad de La Habana habían hecho guardia en algunos casos desde las 4 de la madrugada para ver a su Líder Máximo, que apareció puntual a las 7.30 para ilustrarles sobre los riesgos que acechan a la Humanidad.
El peligro nuclear monopoliza sus intervenciones
El peligro nuclear se ha convertido en el tema que prácticamente monopoliza las intervenciones públicas de Fidel y tanto en sus entrevistas como en sus reflexiones escritas está evitando aludir a la situación interna en Cuba, en lo que muchos han interpretado como un «reparto de papeles» con su hermano Raúl.
Fidel razonó hoy su preocupación: «Al mundo se le ocultó deliberadamente esta realidad (la guerra nuclear), y le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la Humanidad del peligro real que está confrontando, y en esta actividad no debemos desmayarnos«.
Se explayó sobre el número de armas atómicas y la cantidad de uranio en el mundo y sobre las posibilidades de que Israel ataque a Irán y bloquee el Estrecho de Ormuz. Varios estudiantes dormitaban o conversaban alegremente, más preocupados por el sol que ya a primera hora del día golpeaba sus cabezas que por la hecatombe nuclear.
El tema del discurso no pareció enardecer los ánimos del público joven, que aplaudió discretamente las intervenciones del hombre al que han visto regir sus destinos durante toda su vida, y que les exhortó a «batallar en la lucha por la paz«.
El que sigue siendo primer secretario del Partido Comunista de Cuba (único en la isla) mostró compasión y, cuando ya llevaba hablando 40 minutos, animó a los estudiantes a aguantar: «Una buena noticia, ya falta poco«.
Pero si él no se quejó, menos lo hicieron los estudiantes que accedieron a hablar con los periodistas, que dieron por buenos el sueño, la sed y la fatiga.
«Nos erizamos y el corazón se nos acelera cuando ves a Fidel cuadrado ante nosotros, y ver cómo nos pudo hablar y todavía sigue luchando… Nosotros siempre lo vamos a ver bien«, proclamó Carlos, de 16 años, que pese a no haber sido convocado por no ser universitario, no quiso perderse la ocasión.
«Está muy saludable y muy fuerte; creo que hay comandante para rato«, dijo Dunieski, que trabaja en la Universidad de Ciencias Informáticas, y su amiga Yenny abundó: «Es lo que necesitamos en estos momentos, esta conversación nos alerta y anima«.
Entre los estudiantes abundaban los extranjeros becados en Cuba, muchos con banderas de sus países, como Abdón, boliviano becado en la Facultad de Medicina, quien se dio la misión de llevarse «para allá» (su país) el mensaje recibido esta mañana.
Fuente: El Mundo