Gonzalo Anti New World Order


Lei gong teng: la planta medicinal china que mata el cáncer de páncreas

Tripterygium wilfordii (Lei gong teng)

Conocida también como lei gong teng, la planta medicinal “Thunder god vine” utilizada en la medicina tradicional china desde hace siglos podría ser una nueva vía esperanzadora contra el cáncer de páncreas. Investigadores de la Universidad de Minessota han publicado un estudio donde se acabó con los tumores pancreáticos en ratones. Pronto podría ser testada en humanos.

Hablamos de uno de los peores cáncer en la actualidad, de los más letales. Tan sólo en Estados Unidos existen alrededor de 44.000 diagnósticos al año en una enfermedad de la que el 20% sobrevive al año de ser diagnosticados. Aún peor, la cifra se reduce al 14% tras pasar cinco o más años del diagnóstico.

Según cuentan los investigadores, los ratones que fueron tratados con el compuesto no mostraron signos de tumores a los 40 días de suspender el tratamiento. Una investigación que ha sido financiada por el National Institutes of Health y que ha sido publicada hoy en la revista Science Translational Medicine.

Ashok Saluja, investigador jefe del estudio, contaba así los avances conseguidos:

Este medicamento es increíblemente potente a la hora de matar las células tumorales. Podíamos observar cada día a los ratones y ver como disminuía el tumor hasta que finalmente desaparecía.

La planta, también conocida como Tripterygium wilfordii, contiene el compuesto triptolida, el mismo que muestra en estudios anteriores su capacidad para causar la muerte de las células cancerosas. Un planta utilizada en la medicina tradicional china como tratamiento para la artritis reumatoide.

Saluja cuenta que esperan comenzar los ensayos clínicos con humanos en los próximos seis meses aunque explica que aún deben realizarse una serie de test para saber si podría ser igual de efectiva en humanos. Sea como fuere, los resultados en ratones ofrecen una nueva esperanza ante una de las formas de cáncer más mortíferas.

Fuente: ALT1040

6 mitos sobre las plantas medicinales

Hoy día, el uso terapéutico de las plantas medicinales se mueve todavía predominantemente por la tradición. Siglos o milenios de “experiencia” con plantas medicinales parecen bastantes como para considerar reales las propiedades beneficiosas para la salud de estas plantas, sin embargo, como veremos a continuación en esta selección de mitos, la realidad es bien distinta.

Mito 1. Las plantas medicinales son completamente seguras e inofensivas porque son naturales

Nos encontramos en una época en la que el término “natural” se asocia con lo “mejor”: Completamente sano, inofensivo y beneficioso para la salud, esa es la gran mentira de lo natural. Los productos alimentarios venden más cuando se anuncian con la coletilla de “natural” y el uso de plantas medicinales tiene un aura inofensiva que lleva a mucha gente a recurrir a ellas porque, supuestamente, no tienen efectos adversos. A pesar de esta percepción generalizada, lo cierto es que las plantas medicinales pueden tener efectos adversos evidentes como buenas sustancias químicas activas que poseen.

Es un hecho que todo lo que posee un efecto farmacológico tiene también un posible efecto adverso. Ocurre en los fármacos y ocurre también en las plantas. Ahora bien, sí es cierto que las plantas medicinales suelen presentar muchos menos efectos adversos que los fármacos convencionales, ¿por qué? Para que una planta medicinal tenga algún efecto terapéutico y también un posible efecto adverso, tiene que encontrarse en suficiente cantidad el principio activo (la molécula que va a producir el efecto). Normalmente, las plantas medicinales vendidas en los herbolarios (que no los fármacos compuestos de plantas medicinales) tienen el principio activo en tal baja cantidad que la aparición de efectos adversos se vuelve un acontecimiento raro aunque no hay que olvidar que, aún así, ocurren de tanto en tanto. Esto implica no sólo la baja frecuencia de efectos adversos, también una escasa posibilidad de que ingieras suficiente cantidad del principio activo como para que ofrezca algún efecto terapéutico beneficioso para la salud.

Es necesario resaltar que, si bien los efectos adversos en plantas medicinales son raros, los pacientes afectados por una determinada enfermedad (daño hepático, insuficiencia renal…) o con características especiales (embarazadas) pueden ser muy vulnerables a los efectos de las plantas medicinales y su consumo puede desencadenar consecuencias desastrosas (desde abortos hasta terminar muerto o en la UVI). Si usted se encuentra en estos casos y se plantea el uso de alguna planta medicinal debería consultar con un médico o farmacéutico experto antes de dar el paso.

Mito 2. Las plantas medicinales se llaman así porque han demostrado sus beneficios terapéuticos

Lo que define a las plantas medicinales es la larga tradición del uso de éstas para tratar y/o prevenir enfermedades. Hablamos de siglos o milenios de años utilizando estas plantas sin más demostración que la creencia o el empirismo. Desafortunadamente, estas dos posturas principales en la que se basa la tradición poseen una serie de grandes inconvenientes.

Por un lado, el uso terapéutico de muchas plantas se basan puramente en creencias que se han difundido de boca en boca sin que alguien se pusiera a comprobar realmente qué había de verdad en ello. Muchas personas tienen la percepción de que la tradición es un excelente e infalible sistema para verificar la utilidad de una planta medicinal. El siguiente argumento no tarda en aparecer: “Si se lleva haciendo desde hace tantos años, no pueden estar equivocados”. La realidad, sin embargo, es evidente. No sólo no pueden estar equivocados sino que, como veremos más adelante, lo están para muchos usos de las plantas medicinales.

Las creencias, al igual que los dogmas en las religiones, no se cuestionan y diversas mentiras persisten durante siglos o milenios porque nadie se ha parado en comprobar si era verdad. ¿La tradición es un sistema infalible? Justo lo contrario, les recuerdo que afirmaciones como que “si una mujer con la regla se acerca a una mayonesa, ésta se corta”, “si te cortas el pelo éste crece más fuerte” y “si escuece es que cura” son tres ejemplos muy difundidos de creencias tradicionales que son absolutamente falsas.

Por otro lado, para la observación objetiva y correcta de curaciones debidas a plantas medicinales es necesaria la comparación con un grupo que haya tomado placebo. ¿Por qué? Porque muchas enfermedades remiten solas con el tiempo sin ningún tratamiento adicional. En un sistema de conocimiento basado en el empirismo no se distinguen curaciones espontáneas de las debidas a las plantas. Debido a ello, muchas plantas se consideraban y consideran equivocadamente beneficiosas no por sus verdaderas propiedades sino a remisiones espontáneas que nada tuvieron que ver con ellas.

Mito 3. Sólo importa el tipo de planta medicinal y la forma de preparación para tratar alguna dolencia

Llama la atención que la amplia mayoría de los usuarios de plantas medicinales sólo tienen en cuenta el tipo de planta (Manzanilla, Hipérico, Hierba de San Juan…) y su forma de preparación (infusión, tintura, extracto seco…) para tratar algún problema de salud. En ningún momento se menciona algo tan fundamental como evidente: La dosis del principio activo.

Como hemos comentado anteriormente, va a ser la dosis de este principio el que determine el potencial efecto beneficioso. Por ejemplo, no es lo mismo tomarse 500 mg. de paracetamol que puede curarte un dolor de cabeza que tomar 15 gramos que te deja el hígado hecho polvo. ¿Por qué en ningún momento se mencionan dosis de plantas para tratar enfermedades? Muy sencillo, porque es prácticamente imposible conocer la concentración del principio activo en un preparado tradicional de plantas medicinales, ya que esta concentración va a depender de la estación en la que se desarrollara la planta, el lugar en el que creciera, las condiciones climatológicas…

De esta manera, saber la cantidad de principio que hay en una determinada planta de un herbolario es una quimera, así como también lo es dosificar correctamente la planta medicinal para obtener justo el efecto deseado. Es el equivalente a disparar con una escopeta de feria. Por suerte, la absoluta mayoría de las plantas de herbolarios no llegan a tener suficiente cantidad de principio activo como para producir algún efecto evidente, ni bueno ni malo.

Mito 4. No pasa nada si combino las plantas medicinales con los medicamentos que estoy tomando

Un gran y peligroso error que cometen muchas personas es tomar, junto a medicamentos convencionales, plantas medicinales sin decirle nada al respecto a su médico “porque como es natural no va a pasar nada”. El problema es que existe la posibilidad de que los efectos del medicamento pueden interaccionar con los de planta medicinal (aunque sean ligeros) potenciándolos o inhibiéndolos dando lugar a posibles problemas de salud imprevistos. Si está en tratamiento y se ha pensado tomar plantas medicinales, consulte con su médico.

Mito 5. No existe interés en realizar estudios clínicos para comprobar los efectos de las plantas medicinales

Debido a que las plantas medicinales y sus principios activos originales no son patentables y, por tanto, no se puede obtener un gran beneficio económico directo de ellas, muchas personas alegan que no hay interés en investigar científicamente las plantas medicinales para comprobar su real efecto terapéutico cuando se utilizan tal cual. En realidad, esto es una verdad a medias. Sí que es cierto que las empresas farmacéuticas no están dispuestas a investigar las plantas medicinales si no van a sacar un beneficio económico posterior con ello, aunque también es cierto que del estudio inicial de muchas de las plantas medicinales se han sacado derivados sintéticos que se utilizan como fármacos. Ahora bien, existen grupos científicos desde las universidades que investigan el verdadero efecto de las plantas medicinales para comprobar cuáles son útiles y cuáles no para determinados problemas de salud (vamos, distinguir el grano de la paja) como el SEFIT.

Además de estos grupos, en Estados Unidos y, en menor medida, en otros países como Inglaterra, se están llevando a cabo grandes proyectos para investigar científicamente las plantas medicinales. Sírvase como gran ejemplo, el Centro Nacional de Medicina Complementaria y alternativa NCCAM que están tratando de acercar la ciencia a las medicinas alternativas y comprobar su utilidad real. A muchos les podrá parecer un gasto poco práctico de dinero, pero si sirve para poner orden entre el berenjenal de medicinas alternativas, bienvenido sea. En el NCCAM se desarrollan gran cantidad de ensayos clínicos para evaluar los efectos de éstas y se puede encontrar bibliografía científica sobre una amplia variedad de plantas.

Entre otras muchas cosas encontramos, por ejemplo que la equinácea no ha demostrado prevenir resfriados ni otras infecciones o que la hierba de San Juan no ha demostrado más efectividad que el placebo en tratar depresión moderada en los dos ensayos clínicos que ha realizado NCCAM (paradojas de la tradición, cuando se achacan estos supuestos beneficios para venderlas).

Mito 6. La homeopatía es medicina natural con plantas

Gran parte de los usuarios de la homeopatía no tienen ni idea de en qué consiste esta pseudomedicina alternativa que no ha demostrado más eficacia que el placebo. A menudo se suele decir que es una medicina natural con plantas, lo cual dista bastante de la realidad. En primer lugar, porque la homeopatía no sólo hace “uso” de plantas, sino también de sustancias animales y minerales. En segundo, la dilución infinitesimal a la que se encuentran los preparados homeopáticos impide que exista alguna molécula vegetal (en el supuesto de que se utilice) o que ésta se encuentre en alguna cantidad apreciable. Es decir, la homeopatía tiene tanto de natural con plantas como una pastilla de lactosa con algo de agua (que es lo que son los remedios homeopáticos), nada.

Fuente 1: MedTempus

Fuente 2: 1984

Propiedades medicinales del Pepino

Posted in medicina natural por Gonzalo Fernandez en octubre 4, 2011
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Pepino (Cucumis sativus)

Si se presenta muchas veces el Pepino como un alimento difícilmente digerible, es porque la gente ignora cómo debe prepararlo. El Pepino debe comerse completamente natural, solamente bien lavado y sobre todo sin sal.

Precisamente la sal y el vinagre con que se les suele aliñar son los que convierten al Pepino en un alimento difícil de digerir. Sobre todo si se prepara la ensalada de Pepino con sal algún tiempo antes de comer, pues la sal penetra en las células del Pepino y lo convierte en una materia tan difícil de digerir para el estómago como lo podría ser el cuero.

Ya hemos dicho repetidas veces que nunca debería ser empleado el vinagre en las comidas. La sal tampoco es necesaria en el crudivorismo, y los platos vegetarianos deben ser cocinados con muy poca sal. No hablemos ya de la pimienta y otras especias picantes, que deben ser totalmente excluidas.

El Pepino neutraliza la acidez del estómago, de la sangre y de la orina; es laxante, combate las inflamaciones de estómago e intestino, siendo muy útil en la úlcera de estómago. Sin embargo, los Pepinos se deben comer con cuidado y han de ser tiernos y de buena clase. Los enfermos de las vías urinarias deben usarlos con la mayor prudencia, pues ellos irritan este aparato; los prostáticos deben de abstenerse de comer Pepinos.

El Pepino crudo, tomado con pan integral o con Patatas, forma una excelente combinación conveniente a los artríticos y gotosos, y para depurar el hígado.

Cuando se prepara una ensalada de Pepino, no debe desperdiciarse el jugo, el cual contiene buena parte de vitaminas y sales minerales.

Para preparar la ensalada de Pepino, se corta éste en rodajas bien finas y, en vez de sal, se le agrega zumo de Limón. Va muy bien agregar a esta ensalada, rodajas de Tomate, de Cebolla tierna y otras hortalizas. Esta ensalada debe prepararse inmediatamente antes de comer, porque los Pepinos (aún sin agregarles sal) se hacen difíciles de digerir si se prepararon largo tiempo antes de ser consumidos.

Los Pepinos conservados en vinagre, sal y pimienta no son en absoluto recomendables. Constituyen un alimento perjudicial, y carecen en absoluto de poder nutritivo y curativo, pues con esa preparación se les destruye precisamente cuanto tienen de bueno.

Convendría acostumbrar a los niños a comer Pepinos sin pelar, simplemente lavados. El Pepino puede comerse durante las comidas como si fuera un pedazo de pan. Así tiene buen gusto, es fortificante y saludable.

Como el Rábano, el Pepino es también rico en vitaminas y, por consiguiente, muy útil para la limpieza interior y en las afecciones de la piel.

El zumo de Pepino tiene, en efecto, valiosas propiedades sobre la piel. Cada fricción sobre la piel dada fuertemente abre por reflejo, una onda vibratoria en nuestras células nerviosas. Por los últimos descubrimientos en materia biológica en nuestro organismo, se sabe que nuestras glándulas suprarrenales desempeñan una función primordial en nuestros «genes» del proto-germen-vital. Esta función es la de distribuir adrenalina a todos los centros vitales de nuestro sistema. Sabido es que estas glándulas intersticiales segregan fluidos hormónicos especiales (en secreción interna diaria) que mantienen la juventud del ser. Sin estas secreciones no nos crecería el vello, el cabello y las uñas, ni tendrían lugar las vibraciones de la nitidez visual de nuestro nervio óptico.

Son bien sabidas las grandes propiedades vitamínicas de los vegetales crudos administrados trofológicamente, para influir por reacción vital todas estas secreciones internas tan necesarias. Sabemos hoy que se ha descubierto la gran importancia que tiene el estímulo reflejo de la fricción en la región lumbar de nuestro cuerpo acompañada de baños de Sol directos y duchas, con el jugo crudo de Pepino.

Un buen masaje dado por la mañana y noche, durante diez minutos cada vez, en las vértebras sacrolumbares y sus músculos subyacentes, con la combinación casera de 50 gramos de zumo de Limón, otros 50 gramos de aceite de Oliva, 100 gramos de zumo de Pepino y 100 gramos de zumo de Zanahoria, y la influencia del rejuvenecimiento no tardará mucho en sentirse. Pero es necesario que los productos sean frescos.

La reacción por el frotamiento y opresión sobre los tejidos y sangre es notoria, por cuanto se pone en movimiento, por el masaje y la excitación mecánica, todo el sistema nerviosos vegetativo y reanima así a las células atrofiadas, dormidas o semimuertas, levantando el tono vital.

La fricción de zumo de Pepino en la cara suaviza y embellece el cutis.

Para el buen funcionamiento del cuerpo y de todos sus órganos es de gran importancia el jugo de Pepino.

Nadie debería dejar pasar la época de los Pepinos sin aprovecharlos bien.

Si se pelan, los Pepinos pierden buena parte de su valor, ya que precisamente debajo de la piel se hallan las sales nutritivas y las vitaminas que el Pepino contiene. Las pieles que no se comen, se pueden aprovechar para tratar las manos ásperas y agrietadas, aplicando durante la noche aquellas sobre éstas. También pueden friccionarse con ellas la cara y el cuerpo.

Además son útiles para el agua con que se lava la cara, las manos o para el baño de todo el cuerpo. Si se desea, se puede verter en ella también el jugo de Pepinos, pues éste es un medio para hacer funcionar la piel, libre de todos los perjuicios que aparecen en los medios químicos. Una mala función de la piel trae con el tiempo otras enfermedades: afecciones de la piel, erupciones, granos y muchas dolencias internas. Por eso aconsejamos emplear también en unión con los masajes con cepillo, sobre los cuales hablamos en nuestro libro «Frotamientos y baños de sol y de aire», el jugo de Pepinos, o friccionar el cuerpo con el jugo y la piel de Pepinos.

Fuente: Libro «Consejero de medicina Natural I: Plantas», por Carlos Kozel.

Páginas 138 – 139 -140 – 141

Extracto o tintura

Posted in medicina natural,salud por Gonzalo Fernandez en agosto 1, 2011
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Como ejemplo ofrecemos la siguiente receta para demostrar cómo puede prepararse un extracto sin alcohol, pues como naturistas eliminamos el alcohol para uso interno: se pica finamente Amargón o cualquier otra planta o varias juntas, se ponen en una olla, vertiendo agua hirviendo encima, y se deja veinticuatro horas al calor revolviendo de vez en cuando. La cantidad de agua que se vierte encima debe ser cinco veces mayor que la de las plantas que se emplean. Transcurrido este tiempo se cuela, y los restos de plantas otras doce horas al calor con una cantidad de agua cinco veces mayor que los restos de plantas. Luego se ponen juntos ambos líquidos y se cuecen a fuego lento hasta obtener el extracto.

Fuente: Libro “Consejero de Medicina Natural II: Tratamientos”, por Carlos Kozel.

Página 28

Helioterapia

Posted in medicina natural,salud por Gonzalo Fernandez en agosto 1, 2011
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El astro rey no solamente se encarga de dar luz a la Tierra, sino que mantiene la vida vegetativa de los seres que la pueblan. Es un agente recuperador de la salud y al respecto, queremos dar algunos consejos prácticos.

Antes que nada, se requiere un lugar apropiado para tomar estos baños en la forma debida pero, no por eso, los que carecen de las comodidades, dejarán de beneficiarse con la helioterapia. Se puede hacer un reparo con lonas o cualquier otra cosa que resguarde del viento, especialmente en invierno, ya que en los días de verano no tiene esto mayor importancia.

El que dispone de una buena terraza, debe aprovecharla. Naturalmente, los baños de sol tomados en la costa del mar, alternados con agua salada, dan resultados maravillosos, pero no todos pueden gozar de esas ventajas.

Lo esencial es mantener siempre la cabeza y el cuello a la sombra. Lo que se consigue mediante el método enunciado.

El cuerpo se expone al sol de modo que sus rayos accionen directamente sobre la piel. Se comienza con períodos cortos, por ejemplo de 5 a 68 minutos el primer día y se va aumentando de 2 a 3 minutos cada vez que se hace.

Se inicia acostado de espalda, unos 2 minutos. Luego se expone ésta durante el mismo tiempo, sigue el costado derecho y luego el izquierdo, cumpliendo con esto 8 minutos en total. De acuerdo al estado físico, se podrá regular la cantidad del tiempo, elevándolo día tras día hasta alcanzar una hora.

Al término de cada baño de sol, hay que efectuar una ducha fría en forma rápida, o en su defecto, una frotación con toalla húmeda.

Es bueno que al cabo de 10 minutos de efectuada esta medida, vuelva a exponerse al sol; repitiéndose varias veces, de acuerdo al propósito seguido. De este modo se activará la circulación de la sangre y el sol podrá hacer su obra más efectiva. Al poco tiempo se podrá notar el efecto.

Las mejores horas para aprovechar los rayos solares, son las que corresponden de las 9 a las 11 de la mañana. En verano, hay que evitar las horas muy calurosas, ya que pueden producir sofocamientos, especialmente  en la persona que no está habituada o tiene alguna afección al corazón. Además la exposición exagerada puede producir quemaduras en la piel y perderse de esta forma el buen propósito que se tenía.

Otra manera de aplicar los baños de sol

El doctor Jaime Scolnik aconseja:

“Las personas no acostumbradas, deben proceder gradual y progresivamente. Se principia exponiendo los pies 5 minutos. El segundo día se dejan al sol los pies 10 minutos y las piernas 5. El tercer día, los muslos han de recibir una exposición de 5 minutos; las piernas 10 y los pies 15. Luego se descubre progresivamente el abdomen, el pecho y la espalda, exponiendo cada región nueva 5 minutos la primera vez.

Una vez que se ha llegado hasta los hombros, dejando siempre la cabeza y el cuello a la sombra, se aumenta diariamente en 5 minutos el tiempo de la exposición al sol. Basta una curación de media a una hora en total, de la cual la mitad del tiempo se permanecerá acostado boca arriba y la otra mitad, boca abajo, con el fin de que toda la piel reciba la acción benéfica de los rayos solares”.

No hay que olvidar la ducha fría o la frotación con toalla al término de cada baño de sol.

El sol y el niño

Los baños de sol son recomendables para todos: ancianos, jóvenes y niños. Si las madres acostumbraran a sus pequeñuelos a estar en contacto con los rayos solares, evitarían muchas dolencias y malestares y sus hijos crecerían sanos y hermosos denotándose en sus mejillas la acción benéfica de este astro.

Expóngalos las madres, un minuto el primer día, dos el segundo y luego se continúa aumentando un minuto por día, hasta llegar a media hora. La cabeza (como se ha indicado) deberá estar a la sombra, o de lo contrario, se le colocará un sombrero blanco para resguardarla.

Al terminar el baño, se le pasará una toalla mojada en agua fría a todo el cuerpo en verano, y en invierno, se moja con agua templada, se visten de inmediato y los niños así tratados crecerán sanos y robustos.

Baños de sol cubierto el cuerpo con una sábana

Como está indicado, la cabeza a la sombra y el cuerpo desnudo, solamente cubierto por la sábana. Se expone al sol, comenzando con diez minutos y aumentando cinco minutos por día, se va prolongando hasta llegar a una hora.

Este modo de hacer los baños, para que el cuerpo transpire más y elimine por los poros sal sustancias extrañas acumuladas en el organismo, también da buenos resultados, aunque los que se efectúan directamente sobre la piel, obran de modo más eficaz.

No hay que olvidarse de las frotaciones frías o duchas al terminarse cada baño de sol.

Fuente: Libro “Consejero de Medicina Natural II: Tratamientos”, por Carlos Kozel.

Páginas 107 – 108 – 109 – 100 – 111

Aceite

En terapéutica se usan distintos aceites, como el de Ricino, el de Almendras, el de Oliva, el de Coco, etc. Se emplean, además, con el nombre de aceites medicinales, en los cuales el aceite sirve sólo de excipiente. Estos aceites son simplemente disoluciones de diferentes principios medicamentosos en un aceite vegetal, por lo regular el de Oliva o el de Almendras dulces, que tienen las propiedad de disolver varias sustancias. Estos aceites son simples o compuestos, es decir, contienen una sola sustancia medicamentosa o varias de ellas y pueden prepararse por simple disolución, por maceración, por cocción o por digestión. El aceite alcanforado, que contiene un 10% de Alcanfor, se obtiene por el primer procedimiento. Los aceites perfumados, que tanto usaban los romanos, eran preparados por maceración. La cocción se aplica a las plantas frescas; estos aceites se obtienen mezclando hojas de la planta de que se trate con aceite de Oliva en un mortero de mármol, haciendo cocer lentamente la mezcla hasta que se ha evaporado el agua, y filtrándolo después. Así se obtienen los aceites de Mirto y otros. El último procedimiento (digestión) se sigue, por ejemplo, en la obtención del aceite de Manzanilla: se mezclan 100 gramos de hojas secas de Manzanilla en 1000 gramos de aceite (de Oliva, de Linaza o de Girasol), al baño maría, tapado, agitándolo de vez en cuando y se filtra la mezcla. De un modo análogo se prepara, entre otros, el aceite de Ajenjo que requieren en la operación cinco o seis horas.

Otra forma de preparar el aceite de Manzanilla es el siguiente: se toma un buen aceite en estado natural, sea de Oliva, de Girasol, de Linaza (pero no de la clase que se usa para pinturas y barnices) o de semilla de Calabazas, se mezcla una buena cantidad de Manzanilla con dicho aceite y se expone durante 15 días al sol; es decir, en un frasco de vidrio o botella; es preferible el color blanco para que el sol penetre bien. Después se cuela, y el excelente preparado está listo para curar muchas dolencias.

Veamos otros ejemplos de aceites:

Aceite de Hipericón: Se usan solamente las flores de esta planta y se emplea una medida de litro, llenando ¼ de litro con dichas flores y agregando ½ litro de aceite de Oliva o de Girasol. Se cierra bien la botella y se deja por lo menos tres semanas al sol. De vez en cuando se remueve un poco el contenido y se cuela una vez transcurrido el tiempo indicado.

Aceite de Lavándula (AlhucemaEspliego): En este caso se mezcla un puñado de flores de esta planta con medio litro de aceite de Oliva o de Girasol. Después de exponerlo tres semanas al sol en una botella bien cerrada, se filtra y el aceite ya está listo para el uso.

Efectos fisiológicos de los aceites grasos

Los aceites grasos, aplicados en fricciones sobre la superficie cutánea, lubrican la piel, penetran con falicidad los folículos de la misma e incluso entre los intersticios de la epidermis; por esta causa, y también porque impiden la salida de los productos acuosos que se eliminan por la cubierta tagumentaria del cuerpo, dan a la piel mayor blandura, la hacen más elástica y flexible y la protegen contra las influencias exteriores. Son absorbidos en regular proporcion a través de la piel, llegando al torrente circulatorio por la vía linfática. Esta absorción es mucho más rápida si se les introduce en el tejido conjuntivo subcutáneo.

Ingeridos por la boca, comienza su digestión en el intestino delgado, gracias a los jugos que en él se encuentran y muy especialmente al jugo pancreático, que en parte  los emulsiona finamente y en parte los descompone y saponifica; así transformados, son absorbidos a través de las vellosidades intestinales, penetrando en los quilíferos y en las venas, por esta absorción tiene ciertos límites, pues si se ingiere demasiada cantidad de grasa o la sangre la contiene ya en proporción notable, la mayor parte de la grasa ingerida es expulsada con los excrementos, en los que puede reconocerse perfectamente: esto explica por qué el uso de los aceites grasos en cantidad excesiva determina diarreas acompañadas de dolores intensos y a veces también hasta náuseas y vómitos.

Los aceites grasos empleados con un fin terapéutico, y por tanto a dosis convenientes, constituyen factores importantes para la formación de tejidos orgánicos, para la nutrición y el crecimiento y también para la producción del calor natural; disminuyen la necesidad de otras sustancias alimenticias, limitan la absorción de oxígeno y la transformación de los principios inmediatos nitrogenados del cuerpo; favorecen, en cambio, la transformación de la albúmina introducida en la sangre y determinan una disminución en la cantidad de sales y otros compuestos que se eliminan por la orina.

Usos terapéuticos de los aceites

Para uso interno se emplean como purgantes más o menos enérgicos, como ocurre con el de Ricino; o como laxantes suaves, cual sucede con el aceite de Oliva cuando se administra en cantidad de 50 a 150 gramos, ya en una sola dosis, ya fraccionado en pequeñas tomas sucesivas. Se usan también para uso interno en estado de fina emulsión mediante sustancias mucilaginosas, constituyendo mixturas oleosas, en algunos estados irritativos o flegmásicos de las vías digestivas, así como para combatir algunas afecciones espasmódicas y dolorosas del tubo gastrointestinal o para calmar estados de congestión o de exitación del mismo, debido a la presencia de algunos parásitos o de otros agentes irritantes, ya de naturaleza mecánica, ya de acción química; para estos fines suele preferirse el aceite de Almendras dulces.

Han sido también recomendados para uso interno los aceites grasos, y particularmente los de Oliva y de Almendras dulces, como antitóxicos en los envenenamientos por sustancias acres, por óxidos metálicos o por sus sales, o por otras sustancias parecidas; pero su acción, en semejantes circunstancias, se limita a moderar los efectos irritantes o cáusticos del veneno sobre las vías digestivas, pues no pueden en manera alguna considerarse como verdaderos antídotos, y hay que tener en cuenta, por otra parte, que a veces facilitan la absorción del tóxico: en algunas intoxicaciones resultan, por esta circunstancia, verdaderamente nocivos, como ocurre especialmente en el envenenamiento agudo por el fósforo, cuya absorción favorece en alto grado.

Para uso externo los aceites grasos tienen también distintas aplicaciones: se han recomendado en fomentos o en baños prolongados locales o generales, según las circunstancias, para el tratamiento de las quemaduras; se usan también como tópicos para reblandecer las escaras gangrenosas y las costras muy adherantes, con objeto de facilitar su desprendimiento y eliminación. En Dermatología se prescriben algunas veces en forma de fricciones cuando la piel se halla muy seca y como resquebrajada, o cuando se presenta cubierta de escamas o de formaciones crustiformes que conviene se desprendan. Pueden usarse también en los conductos naturales con objetos diferentes: así, por ejemplo, se instalan en el conducto auditivo externo para reblandecer el cerumen, para matar los insectos que en él hayan penetrado y dar blandura y elasticidad a la membrana de tímpano; se inyectan en la uretra o en la vagina para combatir estados inflamatorioas en estas partes; se dan en enemas, ya como purgantes, ya para modificar los procesos flegmásicos de la mucosa rectal. Asimismo algunos clínicos han prescrito los aceites grasos solo o asociados a algún antiséptico en forma de fricciones generales en los exantemas agudos y en ciertas erupciones cutáneas muy extensas para combatir la sensación de ardor y la tensión inflamatoria de la piel y para favorecer más tarde el desprendimiento de las escamas y costras.

Los aceites grasos, además de ser la base de los llamados aceites medicinales, se emplean para preparar multitud de pomadas, ceratos, emplastos y linimentos.

Fuente: Libro “Consejero de Medicina Natural II: Tratamientos”, por Carlos Kozel.

Páginas 30 – 31 – 32 – 33 – 34

Jarabe

Posted in medicina natural,salud por Gonzalo Fernandez en agosto 1, 2011
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Los jarabes sirven para conservar sin alteración las propiedades terapéuticas de las sustancias activas que ellos forman parte y para disimular el sabor desagradable de varios medicamentos.

La conservación de los jarabes depende en gran parte de su concentración, es decir, de la relación existente entre la Miel y el disolvente. Cuando el disolvente es agua, la relación es de 360 partes en peso de agua para 640 de Miel (para formar 1000 partes de jarabe). Si el disolvente es otro, de densidad muy diferente, la relación no puede ser la misma; las cantidades de Miel empleadas para 100 partes de disolvente suelen variar entre 120 y 190.

Los jarabes, en general, deben ser limpios y transparentes y han de conservar el color, olor y sabor propios de las materias que han servido para su preparación. La transparencia no puede exigirse, como es natural, a los jarabes que contienen una emulsión como base.

Como forma medicamentosa reúnen los jarabes grandes ventajas, no siendo de extrañar que sean apreciados como son en realidad. Además de conservar sustancias muy alterables, como los zumos vegetales y de disimular el sabor desagradable de muchos medicamentos, gracias al sabor dulce que la Miel les comunica, en virtud de su forma líquida, pueden cómodamente mezclarse con tinturas, tisanas, etc., y son también fáciles de dosificar.

La reposición de los jarabes ha de ser cuidadosa. Se suelen envasar en frío en recipientes secos que puedan cerrarse inmediatamente, debiéndose guardar en locales frescos en lo posible.

Para que los jarabes se conserven bien se recomiendan también envasarlos calientes en botellas, tapar éstas, ponerlas boca abajo hasta que se hayan enfriado por completo y volverlas luego a su posición normal; de esta manera el tapón queda mojado, dentro del frasco, de la solución azucarada, y el vapor acuoso que se ha formado vuelve condensado al jarabe y se mezcla bien con él.

Entre los muchísimos jarabes que se emplean en medicina, citaremos: jarabe deAchicoria con Ruibarbo, de Altea, de Apio compuesto, de Azahar, de Bálsamo de tolú, de Brea, de corteza de Cidra, de corteza de Naranja, de Eucalipto, de Granada, de Grosella, de Limón, de Liquen, de Polígala de Virginia, de Quina, de Rábano compuesto, de Rosas pálidas, de Trementina, de Violetas y de Zarzaparrilla.

Nosotros aconsejamos, para los jarabes, emplear Miel pura de abejas en vez de azúcar. A título de ejemplo, vamos a describir la forma de preparar un jarabe de maravillosos efectos curativos:

En una olla grande, se cuecen dorante dos o tres horas y en bastante agua, Llantén mezclado con Ortiga y Amargón (3 partes de Llantén, 1 ½ partes de Ortiga y 1 ½ de Amargón); estas plantas pueden ser verdes o secas, según la época del año, pero más apropiadas son las verdes. Luego se cuela, se tiran las plantas y se cuece el líquido obtenido agregando una buena cantidad de Miel, por espacio de tres horas, o más, si se desea obtener un jarabe más espeso. El jarabe obtenido se pone en botellas (siguiendo las indicaciones que se han dado más arriba para la reposición de los jarabes en general) y se guarda en lugar fresco (sótano, fresquera, etc.). De estejarabe, en los tratamientos que figura el Llantén, se tomará una o dos cucharadas cada hora.

Fuente: Libro “Consejero de Medicina Natural II: Tratamientos”, por Carlos Kozel.

Páginas 28 – 29 – 30

La piel de la Cebolla ayuda a prevenir el cáncer

Los científicos han revelado que la piel externa de la Cebolla contiene sustancias que ayudan a prevenir el cáncer y propusieron utilizar los residuos de este bulbo para elaborar productos beneficiosos para la salud humana.

La investigación que resaltó las características útiles de la capa externa de la Cebolla fue llevada a cabo por científicos ingleses y españoles encabezados por Vanesa Benítez, de la Universidad Autónoma de Madrid. Al parecer la piel marrón seca de la cebolla contiene componentes fenólicos que tienen cualidades anticancerígenas.

Asimismo, la parte de Cebolla que los cocineros suelen tirar a la basura por considerarla inútil contiene gran cantidad de fibra que ayuda a disminuir el riesgo de contraer enfermedades del tracto digestivo y fortalecen el sistema cardiovascular.

Teniendo en cuenta que sólo en la Unión Europea anualmente se desperdician alrededor de 500.000 toneladas de piel externa de Cebolla, se puede suponer las enormes cantidades de sustancias beneficiosas para la salud humana que se pierden. Según Benítez, «una solución podría ser emplear los residuos de la cebolla como fuente natural de ingredientes con alto valor funcional«.

La parte interior de esta hortaliza también es un verdadero ‘tesoro’ para la salud. Así la Cebolla contiene gran cantidad de fructosanos (polímeros con moléculas de fructosa), sustancias que estimulan la reproducción de la flora intestinal, al igual que compuestos azufrados que obstaculizan la producción de placas de colesterol en los vasos sanguíneos.

Los resultados del estudio indican «que sería interesante separar las diferentes partes de la Cebolla que se generan durante su procesamiento industrial, para que se puedan utilizar como fuente de compuestos funcionales para añadirlos a otros alimentos«, según señala la investigadora española.

Fuente: Russia Today

Cannabis para abrir el apetito

Por María Valerio

Quienes lo toman aseguran que les ayuda, pero hasta ahora al Cannabis le faltaba siempre el adecuado respaldo de la ciencia para demostrar su papel como aliado del apetito en pacientes con cáncer. Un pequeño trabajo canadiense abre esta senda demostrando sus propiedades, aunque sus propios autores confiesan que harán falta investigaciones más amplias para ratificar sus resultados.

Porque, de momento, los resultados que esta semana se han dado a conocer en la revista ‘Annals of Oncology‘, proceden de un pequeño estudio con sólo 21 participantes, todos ellos con tumores avanzados. Siguiendo la metodología doble-ciego, de manera que ni ellos ni sus médicos sabían qué estaban tomando, a 11 de ellos se les administraron cápsulas que contenían el principal principio activo de la Marihuana (tetrahidrocanabinol) durante 18 días, mientras que el resto tomó píldoras totalmente inactivas (placebo). Es decir, no utilizaron otros ‘modos de empleo’ más populares, como los porros o las infusiones, sino un derivado artificial.

Según sus propios cuestionarios, el componente del Cannabis logró mejorar uno de los principales problemas que acecha a los pacientes con cáncer: la falta de apetito. Este problema, ocasionado tanto por la propia enfermedad, como por los cambios en el sentido del gusto que ocasionan las terapias, puede acabar en problemas de anorexia y pérdida de peso que suelen agravar su estado general de salud.

En este trabajo, liderado por las universidades canadienses de Edmonton y Alberta, se observó que un 73% de los pacientes tratados con tetrahidrocanabinol percibía con más satisfacción la comida (frente a sólo un 30% del grupo placebo que también tuvo esta sensación). Además, el 55% de los participantes del grupo que recibió el Cannabis aseguró que había notado una mejoría en el sabor de la comida.

Falta de apetito

A menudo, tratamientos como la quimioterapia pueden provocar un incómodo gusto amargo (o metálico), lo que provoca la inapetencia de los pacientes, la consiguiente debilidad y una peor tolerancia de los tratamientos. En este caso, la mitad de los participantes reconoció que saboreaba mejor las comidas ‘sabrosas’, como las hamburguesas, el pescado o el pollo (sabores fuertes que a veces resultan desagradables al paciente oncológico).

A pesar de su optimismo, el equipo dirigido por Wendy Wismer admite que serán necesario ensayos en fase II, con mayor número de participantes, paraseguir indagando en el papel que puede jugar el tetrahidracanabinol en las consultas de oncología. Como ella misma admite, habrá que ver, por ejemplo, si se puede mantener la terapia con derivados del Cannabis durante más tiempo, con los mismos resultados y ningún efecto secundario.

Además, reconoce, en su ensayo la mejoría en el apetito no se tradujo en un mayor consumo de calorías, algo importante para mejorar el estado nutricional de los pacientes con cáncer y que habrá que seguir estudiando en el futuro.

Fuente: El Mundo

Fibra para vivir más

Por Cristina G. Lucio

Nuevos datos a favor de la fibra. Según una reciente investigación, tomar cereales integrales, verdura, y otros productos como los Higos desecados podría ser útil para mantener alejadas las enfermedades y añadir años a la vida.

«Nuestros datos indican que el consumo de fibra se asocia con un menor riesgo de muerte por causas cardiovasculares, infecciosas y respiratorias tanto en hombres como en mujeres«, indican los autores de este trabajo, miembros del National Cancer Institute (Rockville, EEUU), en las páginas de la revista ‘Archives of Internal Medicine’.

Su estudio vuelve a inclinar la balanza a favor de la fibra, un producto sobre cuyos beneficios se ha especulado mucho sin que, de momento, se haya llegado a conclusiones definitivas.

Estos científicos realizaron un seguimiento durante nueve años a 20.126 hombres y 11.330 mujeres que, entre otras pruebas, completaron al inicio y al final de la investigación un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios que incluía un registro completo de las comidas.

Después de analizar la cantidad y el tipo de fruta, verduras y cereales que cada participante tomaba habitualmente, los investigadores estimaron que el consumo de fibra oscilaba entre los 13 y los 29 gramos al día en el caso de los hombres y entre los 11 y los 26 gramos en el de las mujeres.

Al cruzar estos datos con los problemas médicos que se habían registrado durante el seguimiento, los autores de este trabajo comprobaron que aquellos que tomaban asiduamente alimentos con fibra tenían un riesgo de muerte un 22% más bajo que quienes no solían ingerir este tipo de productos. Los beneficios eran especialmente claros en caso de problemas cardiovasculares, respiratorios e infecciosos.

En cuanto al cáncer, la fibra sólo se mostró beneficiosa entre los varones, un dato que los investigadores creen que «podría deberse, al menos en parte, a la mayor incidencia en hombres de tumores en los que la alimentación puede ser muy influyente [como el de esófago o hígado]«.

Según su trabajo, la fibra más beneficiosa parecía ser la proveniente de los cereales integrales, si bien reclaman más estudios que confirmen este dato y amplíen sus conclusiones.

«En mi opinión la fibra cumple un papel esencial para mantener un intestino sano, que es la antesala de un cuerpo sano«, apunta Javier Aranceta, presidente de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.

Según este especialista, las recomendaciones indican que un adulto debe tomar unos 25 o 30 gramos al dían repartidos entre productos de fibra soluble (frutas, verduras) e insoluble (salvado).

«En general, los españoles nos quedamos un poco cortos. Tomamos en torno a 20 gramos al día, por lo que lo ideal sería aumentar su consumo«, concluye.

Fuente: El Mundo

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