Gonzalo Anti New World Order


Las cinco estratagemas principales de EEUU para asfixiar a América Latina

Bush

EE.UU. sigue propagando por el mundo políticas para conseguir sus fines, que en el caso de América Latina consisten en desestabilizar la región imponiendo su «falsa ayuda» a los pueblos latinoamericanos en diferentes ámbitos, en particular en el de derechos humanos y seguridad, afirma el periodista y politólogo Salvador González Briceño.

En su artículo para el portal América Latina en Movimiento el experto señala que en Latinoamérica a EE.UU. no le funciona la táctica de la «falsa bandera» para atacar a los países con el pretexto de luchar contra el terrorismo, como hizo con éxito en Irak y Afganistán. «Pero le funciona a la perfección la ‘guerra contra las drogas‘, en aras de la cual está controlando el negocio, a la vez que militarizar aquellos países como Colombia y México, sentando las bases para la desestabilización«, escribe González Briceño.

El periodista enumera las cinco estrategias que utiliza Washington para mantener su imagen y simultáneamente llevar a cabo sus planes para desestabilizar la región.

1. Defensa de los intereses de empresas estadounidenses

Las políticas económicas que está implementando Washington en los países latinoamericanos con el pretexto de defender los intereses de sus empresas «generan situaciones de crisis desestabilizando a los Gobiernos ‘no afines’«, explica el periodista, que cita como ejemplos los casos de Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina. El especialista señala que en esta situación los Estados afectados «tienen, pueden y deben buscar sus propias vías para salir del atraso, hacer y aplicar sus mejores políticas económicas«.

2. Los países aliados de la región son un trampolín contra otros

Según González Briceño, Washington utiliza los países latinoamericanos que tiene «sometidos o controlados» (como México, Colombia, Perú y Honduras) a modo de plataforma contra otros que «intentan mantener una relativa ‘autonomía’ o independencia en sus políticas internas«. De esta manera Washington opera desde la sombra de sus aliados sin mancharse.

3. Desestabilización de la situación en Cuba mediante el restablecimiento de relaciones

En cuanto al reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, el politólogo opina que, tras reconocer que la política de bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla no ha funcionado, Barack Obama ha comenzado a operar con otros medios para conseguir los mismos fines: desestabilizar la situación en Cuba desde dentro, «al tiempo de romper el protocolo«.

4. Organismos de ‘ayuda’

González Briceño también destaca el papel de los llamados organismos de ‘ayuda’ como USAID, que junto con las agencias de inteligencia y de espionaje y otros centros de operación sirvieron como embajadas de las estrategias desestabilizadoras de Washington en América Latina.

5. «Libre mercado»

Desde el punto de vista económico, de acuerdo con el experto, EE.UU. intenta «controlar económicamente a los países [latinoamericanos] a través de las empresas que generan ‘inversión’ y ‘empleo’ para el ‘desarrollo’, representando esta esquema como ‘libre comercio’«. «Son las directrices neoliberales que imponen las políticas macroeconómicas que conllevan la destrucción de las clases media y trabajadora, y atenta contra la población en general«, afirma González Briceño. El analista opina que Washington presenta los tratados comerciales como una herramienta de ayuda, aunque en realidad son un instrumento para controlar a los Gobiernos latinoamericanos.

Fuente: Russia Today

Documental «EEUU: Propaganda de Guerra»

Documental que revela cómo EEUU ha impuesto su dominio en el mundo, a través de políticas guerreristas y de penetración cultural mediante la manipulación del periodismo y de los medios de comunicación social.

Ver documental online en DailyMotion.

Fuente: Aporrea.org

Estallido en Londres: Ensayo de «terrorismo social» para criminalizar las protestas masivas

(IAR Noticias) 14-Agosto-2011

¿A quién le sirve una turba de violencia callejera anárquica? Una pregunta básica que seguramente se formularon los expertos y estrategas de «guerra psicológica» que diseñaron y aplicaron en Londres las nuevas tácticas orientadas a direccionar y conducir protestas y estallidos sociales urbanos, con objetivos establecidos por el poder dominante. Se utilizan las mismas técnicas de aprovechamiento político del «terrorismo islámico», exportadas y proyectadas mediáticamente en el plano interno (a nivel psicológico) como «terrorismo social». Una estrategia dirigida a dividir la protesta social (entre «pacifistas» y «violentos») y a preparar las bases operativas de la «democracia blindada» para contener y reprimir los estallidos sociales (legítimos) de hambrientos, marginales y desocupados que se avecinan como desenlace de la crisis del sistema capitalista con epicentro en Europa y EEUU.

Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com

Se utiliza la vieja y probada fórmula táctica de «crear un problema, y luego aportar una solución«. En Londres, por ejemplo, el problema son los «vándalos, depredadores y violentos» que protagonizaron cuatro días de disturbios con incendios y robos a los comercios y empresas barriales.

La solución (aportada por el poder), consistió en el despliegue de más fuerzas policiales destinadas a la represión, y una propuesta del gobierno británico para incluir a las fuerzas armadas en los dispositivos del control interno dentro de un nuevo marco de legislación más dura para prevenir y combatir las protestas sociales «violentas«.

Desde el punto de vista del impacto (y uso) mediático y social, los incidentes de Londres sirvieron para «demonizar» (como delincuentes violentos) a los sectores más marginales de la periferia, y la a vez permitieron «victimizar» a las fuerzas que participaron de la represión que causó 4 muertos y centenares de heridos.

De la misma manera como el «terrorismo islámico» tras el 11-S fue utilizado como justificativo para invadir países (Irak y Afganistán) y para un redimensionamiento y reequipamiento de las fuerzas armadas, de inteligencia y seguridad de EEUU y Europa, el ensayo de «estallido social» en Londres, traza un módulo experimental para el reforzamiento de los aparatos de represión y control de los sectores más marginados.

La trama del estallido en Londres

A diferencia de los «indignados» (estudiantes y clase media) de España, los estallidos de Londres fueron inicialmente detonados y protagonizados por jóvenes marginales de los barrios más carenciados, con altos índices de desocupación y pobreza, tras la muerte de un joven negro por la policía. Un incidente (manipulado por la policía) que sirvió de clara provocación para incitar la reacción de los jóvenes.

¿Quienes fueron las victimas y perjudicados?

Pequeños y medianos comercios y empresas de clase media (las grandes corporaciones y bancos fueron preservados). Llamativamente, la city londinese y sus grandes estructuras comerciales y turísticas no fueron impactadas por los saqueos y disturbios con incendios. El «daño» (anárquico) de los disturbios fue orientado a perjudicar a una capa amplia de la clase media, cuya opinión fue utilizada masivamente por los medios británicos para «demonizar» y calificar de «criminal» la protesta en consonancia con el gobierno. La pauta lo da un «experto» citado por The Guardian. «El objeto de deseo cuya ausencia es más violentamente resentida son variados, y su número y la tentación por tenerlos crece cada día. Y así crece la ira, la humillación, el desprecio y el rencor que suscita no tenerlos. Saquear tiendas y prenderles fuego, deriva de ese impulso«, señaló el «especialista» en un justificativo psicologista del «acto criminal«.

¿Quienes fueron los victimarios?

El núcleo detonante de los robos y disturbios fueron marginales veinteañeros, pero luego se prendieron desocupados de clase media y estudiantes. O sea que legítimamente hubo causas de marginalidad y desempleo. Pero las protestas no tuvieron consignas políticas (estallido de «violencia pura«). Lo que dio argumentos al gobierno y la policía para calificar a los manifestantes como «criminales y ladrones«, consiguiendo adhesión social masiva para la represión. El experto de The Guardian, el profesor Pitts (en una clara muestra de «criminalización» de los incidentes), señaló que los barrios donde se han registrado los peores disturbios, como Tottenham y Hackney en el norte o Brixton en el sur, coinciden con los lugares donde la policía ha detectado la presencia de pandilleros.

¿Quienes fueron los beneficiarios?

El poder (sistema y gobierno) y las fuerzas de seguridad que (mediante el tratamiento criminal del conflicto y sus protagonistas) se «victimizaron» frente a la sociedad británica, consiguiendo consenso y apoyo para fortalecer el aparato represivo y conseguir leyes para «criminalizar» las protestas argumentando combatir la «violencia y la criminalidad«. Utilizando necesidades, instintos y reacciones sociales legitimas, como el desempleo y la frustración social, los servicios y unidades de «guerra psicológica» británicos, utilizando las redes de Internet y la telefonía móvil, manipularon y direccionaron la protesta social hacia la anarquía delincuencial y sin ningún objetivo de reivindicación social.

La estrategia con el «terrorismo social»

De esta manera, en Londres, y así como existen los atentados de «falsa bandera» (contenidos en el «terrorismo internacional» manipulado por la CIA y la inteligencia occidental) ahora, y con epicentro inicial en las llamadas «revoluciones árabes«, nacieron las protestas y estallidos sociales de «falsa bandera» experimentados y luego exportados desde Medio Oriente y África a las grandes metrópolis centrales europeas.

Probada y estadísticamente, el sistema imperial dominante utiliza el «terrorismo islámico» para disciplinar el «nuevo orden» global y conseguir justificación y consenso internacional para las invasiones militares por conquista de mercados y de recursos estratégicos como el petróleo, la energía, el agua y la biodiversidad cuyas reservas se agotan en el planeta.

También probada y estadísticamente (así quedó demostrado en Londres), el sistema ya utiliza los «estallidos sociales» o protestas violentas (organizados y manipulados por las redes de Internet y la comunicación por telefonía celular) con dos objetivos bien precisos:

A) Desestabilizar gobiernos o regímenes, como primer paso para justificar una intervención militar o cambio de régimen. Como primer caso puedee citarse como ejemplos más emblemáticos las «revueltas populares» de Egipto, y Túnez. Y como segundo, Libia y Siria (y potencialmente Irán) donde las «protestas populares» van derivando en una «rebelión armada» contra el régimen, y posteriormente en una intervención militar (invasión) internacional contra el país. El objetivo es un cambio de régimen y el apoderamiento del mercado y los recursos estratégicos del país.

B) Utilización de los «estallidos» violentos o protestas sociales dentro de las propias potencias centrales para generar consenso social y justificación para reforzar los aparatos represivos internos (policiales y militares) e impulsar nuevas legislaciones de mayor control y criminalización de las protestas sociales.

En este escenario, y siguiendo los objetivos del poder capitalista del cual forma parte, el aparato mediático oficial, británico e internacional, coincidió en calificar los incidentes sociales en Londres como «anárquicos, delincuenciales y carentes de objetivos de reivindicación social«.

En primer lugar, el objetivo (claro y emergente) apunta a separar las «protestas violentas» (la «violencia anárquica y delincuencial«) de las «protestas civilizadas» (las movilizaciones con «reivindicación social«), con la finalidad de dividir a la clase media de las clases bajas y marginales más vulnerables y afectadas por el desempleo, los ajustes y la suba de los alimentos. O sea, dividir (con carácter clasista) la protesta social para su mejor represión y control.

En segundo lugar, en Londres se puso en marcha una estrategia dirigida a dividir la protesta social (entre «pacifistas» y «violentos«) separando a los sectores medios de los estallidos sociales protagonizados por hambrientos, marginales y desocupados que ponen al sistema en riesgo de «ingobernabilidad«.

En tercer lugar, preparar la batería doctrinaria y operativa de una «democracia blindada» (sustentadas en la clase media y alta incluidas) para prevenir y reprimir los levantamientos sociales masivos que se aproximan como desenlace de la crisis global del sistema capitalista.

Fuente: IAR Noticias

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

Más artículos:

Bombas de pulso electromagnético de gran altitud (HEMP)

Increíble los cientos de explosiones nucleares atmosféricas que se produjeron en secreto y sus consecuencias.

El 9 de Julio de 1962, los Estados Unidos realizaban una prueba nuclear en el espacio exterior con el nombre en clave Starfish Prime: hicieron estallar una carga termonuclear de 1,44 megatones propulsada mediante un cohete Thor a 400 km sobre el Océano Pacífico. Por aquellos tiempos ya se sabía que las explosiones atómicas a gran altitud no pueden causar daños directos en tierra, pero presentan unas propiedades especiales que fueron un secreto absoluto durante más de treinta años, hasta el extremo de convertirse en un arma clave para la guerra nuclear sin que el público tuviera ningún conocimiento de ello. Los físicos sí que se lo imaginaban aunque, naturalmente, no dispusieran de los medios para realizar el experimento, que caía dentro de las atribuciones exclusivas de sus compañeros al servicio de las fuerzas armadas. Aunque a partir de 1981 se publicaron numerosos artículos en Science y otras revistas científicas revisadas por pares, fue sólo tras el final de la Guerra Fría –cuando sus posibilidades eran ya un secreto a voces en el mundo académico– que se empezó a hablar públicamente de la cuestión.

«Eran los daños causados por el EMP, tanto como los debidos a la explosión, el fuego y la radiactividad, lo que ensombrecía todos los estudios detallados sobre la posibilidad de recuperarse después de una guerra nuclear. Sin disponer de esencialmente nada eléctrico o electrónico, incluso en remotas áreas rurales, parecía sorprendentemente difícil que América pudiese recuperarse. La América posterior al ataque, en todos estos estudios, quedaba anclada a principios del siglo XX hasta que pudieran adquirirse en el extranjero equipos eléctricos y componentes electrónicos. Por razones obvias, todo el tema EMP era alto secreto y los seguimientos del Congreso se efectuaban a puerta cerrada. De hecho, esta es la primera sesión de seguimiento a puertas abiertas que recuerdo». – Dr. Lowell Wood, director de los Laboratorios Nacionales Lawrence Livermore, en audiencia ante el Congreso de los Estados Unidos, el 7 de Octubre de 1999.

No se lo dijeron a nadie, pero Starfish Prime modificó el campo magnético de la Tierra –específicamente, el cinturón interior de Van Allen– y creó un cinturón de radiación a su alrededor que dañó tres satélites. Durante muchos años, hubo que construir los satélites artificales con mayor blindaje debido a este hecho. De manera más notoria, ocurrieron cosas extrañas en las Islas Hawaii, situadas a casi mil quinientos kilómetros de distancia: se fundieron misteriosamente trescientas farolas del alumbrado urbano, se dispararon cientos de alarmas contra robo e incendio aunque no hubiera llegado ni la más mínima vibración, y el enlace interinsular de microondas de una compañía telefónica se quemó. Estas averías fueron reparadas rápidamente, sin dar ninguna explicación.

La Unión Soviética protestó, como era de esperar, aunque sólo uno de sus satélites había resultado afectado marginalmente. Lo que no dijeron los rusos es que ellos tenían ya preparada sus propias pruebas para apenas tres meses después, relacionadas con el estudio de la Defensa Antibalística de Moscú: la serie K, que se hizo estallar en Kazajistán entre Octubre y Noviembre de 1962, con cinco cargas de hasta 300 kilotones. La tercera prueba de la serie, denominada poco imaginativamente K-3, detonó el 22 de Octubre a 290 kilómetros de altitud, no muy lejos de la vertical de Jezkazgan, mientras el resto del mundo andaba ocupado con la Crisis de los Misiles de Cuba. Los científicos soviéticos monitorizaban muy discretamente una línea telefónica aérea de 570 km para medir los efectos de aquella energía secreta que parecía hacer cosas a los sistemas eléctricos a distancias enormes; para ello, la habían dividido en varios sectores de 70 u 80 km., instrumentados independientemente.

Se puede imaginar su estupor cuando los 570 km quedaron fritos con corrientes de 1.500 a 3.400 amperios, con todos sus fusibles y disyuntores a gas, y con ellos toda la red de líneas secundarias. No sólo eso: también se incendió violentamente la central eléctrica de Karaganda, mientras 1.500 km de cables eléctricos subterráneos entre Astana y Almaty quedaban fuera de servicio, además de una cantidad incontable de daños menores. De nuevo, aquella energía secreta invisible e imperceptible había demostrado su capacidad de dañar gravemente la infraestructura civil y militar a distancias enormes mediante la sobrecarga masiva de los sistemas eléctricos y electrónicos radicalmente indispensables para cualquier forma de sociedad tecnificada.

Al año siguiente, los Estados Unidos y la Unión Soviética firmaron el Tratado de Limitación Parcial de las Pruebas Nucleares, prohibiendo todos los ensayos excepto los subterráneos, que después suscribiríamos hasta 123 países. La razón fundamental de este tratado fue reducir la cantidad de lluvia radiactiva que estaba ya contaminando toda la Tierra debido a las 331 pruebas atmosféricas norteamericanas, las 200 soviéticas y las decenas de Francia, el Reino Unido y China. Y eso estuvo bien. Aunque también hubo otra razón menos confesable: mantener esta fuerza secreta en la oscuridad, lejos del alcance de cualquier futura potencia nuclear.

Pero, ¿de qué se trataba? ¿Qué clase de fuerza extraordinaria es esta que puede destruir el sustrato más básico de la civilización tecnológica contemporánea a lo largo y ancho de todo un continente, después de una explosión nuclear en el espacio exterior que ni siquiera llega a verse y mucho menos notarse desde tierra? Porque este arma sólo deja como prueba de su presencia unas luces multicolores bellísimas, muy altas en el cielo, que son en realidad auroras boreales: las luces del fin del mundo. Por eso la llaman la bomba del arco iris.

El pulso electromagnético de gran altitud (HEMP).

Cuando se produce un pico súbito de energía electromagnética, durante un periodo muy corto de tiempo, decimos que se trata de un pulso electromagnético. Podríamos afirmar que, por ejemplo, un rayo o un relámpago causan pulsos electromagnéticos naturales.

Ya en 1945, durante las primeras pruebas nucleares en Nevada, se blindaron por partida doble los equipos electrónicos porque Enrico Fermi se esperaba alguna clase de pulso de estas características generado por aquellas bombas atómicas primitivas. A pesar de este blindaje, numerosos registros resultaron dañados o destruidos. Lo mismo les ocurrió a los soviéticos y los británicos, que llamaban a este efecto radioflash.

Lo que ocurre es que, en una bomba atómica que estalla cerca del suelo, el pulso electromagnético es pequeño, tiene poco alcance y en general queda dentro del área de destrucción térmica y cinética ocasionada por el arma, con lo que no se detecta a primera vista. Pero en un explosivo atómico que detona fuera de la atmósfera terrestre, en el espacio exterior, este efecto es muy distinto y resulta amplificado a gran escala por el propio campo magnético natural terrestre. ¿Cómo es esto posible?

Buena parte de la energía de una carga atómica se libera en forma de rayos gamma instantáneos. Los rayos gamma no son otra cosa que una forma de energía electromagnética de alta frecuencia; esto es, fotones como los que, a frecuencias menores, componen la luz, las ondas de radio o los rayos X. Su emisión es característica en los procesos que afectan al núcleo de los átomos o las partículas subatómicas que los forman. En una explosión nuclear, por tanto, se producen masivamente.

Dentro de la atmósfera terrestre, los rayos gamma resultan absorbidos rápidamente por los átomos del aire, produciendo calor; parte de la devastadora energía termocinética que caracteriza a las armas atómicas se debe precisamente a esta razón. Pero fuera de la atmósfera terrestre, esta absorción no se produce, porque no hay aire ni nada digno de mención que se cruce en su camino: a efectos macroscópicos, viajan por el vacío. Y siguen haciéndolo a la velocidad de la luz, hasta volverse imperceptibles en la radiación de fondo. Algunos de los objetos más lejanos que conocemos son los brotes de rayos gamma, en el espacio profundo, precisamente porque esta radiación puede desplazarse sin muchas molestias a lo largo y ancho de todo el universo.

Sin embargo, en una detonación próxima a la Tierra, la parte de esta radiación gamma que enfoca hacia el planeta viaja a la velocidad de la luz hasta alcanzar las capas exteriores de la atmósfera. Si se ha producido lo bastante cerca (típicamente, entre cien y mil kilómetros), esta esfera de radiación gamma en expansión no habrá llegado a disiparse mucho y billones de estos fotones de alta frecuencia chocan con los átomos del aire, a entre 20 y 40 km de altitud, cubriendo la extensión de un continente e incluso más. Entonces, se producen dos efectos curiosos.

El primero es que los átomos de la atmósfera resultan excitados y se ponen a liberar gran cantidad de electrones libres de alta energía, por efecto Compton. A continuación, estos electrones resultan atrapados por las líneas magnéticas del campo terrestre y se ponen a girar en espiral en torno a las mismas. El resultado es una especie de «dinamo» gigantesca, del tamaño del planeta, con un «bobinado» (los electrones libres capturados) que gira a la velocidad de la luz.

No giran mucho tiempo, pero da igual. Como consecuencia, se produce un inmenso pulso electromagnético que carga de grandes cantidades de electricidad el aire circundante y la tierra que está a sus pies. Estas cargas eléctricas ionizan intensamente la atmósfera, causando las bellísimas auroras boreales que dan nombre a la bomba del arco iris, y a continuación se abalanzan sobre todo lo que esté a su alcance con un potencial de decenas e incluso cientos de miles de voltios/metro. Especialmente, sobre los sistemas eléctricos y electrónicos.

Típicamente, el pulso así generado tiene tres componentes, denominados –de manera igualmente poco creativa– E1, E2 y E3. Ninguno de ellos tiene la capacidad de dañar de manera significativa a la materia corriente o a las personas. El E3 es un pulso muy lento, con decenas a cientos de segundos de duración, ocasionando un efecto parecido al de una tormenta geomagnética muy severa; tiende a deteriorar o dañar las grandes líneas eléctricas y sus transformadores. El E2 es muy parecido al ocasionado por el relámpago, y resulta fácilmente neutralizado por los pararrayos y otras protecciones similares contra embalamientos energéticos. El E1, en cambio, es brutalmente rápido, casi instantáneo, y transporta grandes cantidades de energía electromagnética; por ello, es capaz de superar las protecciones corrientes contra rayos y otras sobrecargas, induciendo corrientes enormes, miles de amperios, en los circuitos eléctricos y electrónicos que quedan a su alcance: miles de kilómetros de alcance.

El resultado es sencillo: los circuitos, simplemente, se fríen de modo instantáneo por todo el continente. Esto sucede sobre todo en aquellos que están conectados a antenas (pues una antena capta tanta energía electromagnética del aire como puede) y a líneas que actúen de antena (por ejemplo, los propios cables de la red eléctrica). Pero se ha documentado también muchas veces en circuitos apagados y desconectados, pues el pulso es lo bastante intenso para inducir corriente en su interior.

Los microchips de alta integración en los que se basa toda nuestra tecnología presente, desde las grandes instalaciones industriales y energéticas hasta los aparatejos que nos compramos continuamente, son especialmente frágiles ante el componente E1 del pulso electromagnético, que quema con facilidad las uniones P-N por embalamiento térmico, tanto más cuanto más pequeños sean sus componentes. La subsiguiente dislocación de los sistemas SCADA, los controladores PLC y otros elementos clave de los sistemas que garantizan los servicios de la civilización actual puede poner fácilmente a una sociedad contemporánea de rodillas durante las primeras fracciones de segundo de un ataque así, incluso mucho antes de que empiece la guerra de verdad… en caso de que haga falta después de algo así.

Se ha documentado que esta clase de circuitos pueden quedar dislocados con pulsos de 1.000 voltios/metro y la mayoría de ellos resultan destruidos por debajo de 4.000 voltios/metro. Un arma nuclear detonando en el espacio para generar pulsos electromagnéticos puede barrer fácilmente un continente entero con un potencial de entre 6.000 y 50.000 voltios/metro, incluso con potencias explosivas muy bajas, por debajo de 10 kilotones, menos que la primitiva bomba de Hiroshima. Aunque la documentación pública al respecto es ciertamente críptica, parece como si el componente E1 fuese en gran medida independiente de la energía total liberada por el arma (a diferencia del E3, que es directamente proporcional).

Debido a la distribución característica de las lineas del campo magnético terrestre, y dado que la generación del pulso es totalmente dependiente de las mismas, su intensidad está relacionada con la latitud. El pulso tiende a ser débil cerca del ecuador e intenso en las latitudes intermedias donde se hallan Europa, Estados Unidos, China, Japón y las áreas más habitables de Canadá y Rusia. Su impacto sería mucho más notorio en sociedades altamente urbanas e industrializadas y menor en las zonas agrícolas subdesarrolladas o en vías de desarrollo. Las ciudades, que dependen de una infinidad de servicios garantizados por estas tecnologías y son prácticamente inhabitables en ausencia de los mismos, sufrirían de manera particular. Toda gran urbe depende de sus suministros y su pujanza económica; la capacidad del pulso electromagnético inducido para desarticular los suministros y suprimir la actividad económica les resultaría letal.

Esto último nos hace observar un hecho singular: las armas de pulso electromagnético podrían ser una opción extraordinariamente interesante para países que se sientan en condiciones de inferioridad tecnológica o industrial respecto a un adversario. En un intercambio de bombas del arco iris, el bando más tecnificado e industrializado sufriría daños y dislocaciones de sus infraestructuras esenciales mucho mayor que el bando menos dependiente de la tecnología avanzada. Si las armas nucleares tienen en general una capacidad igualadora importante, las de pulso electromagnético llevan esta capacidad al extremo. Hipotéticamente, una nación agrícola atrasada y anclada a principios del siglo XIX no sufriría ningún daño por un ataque de estas características, mientras que una nación sofisticada, urbanita y avanzada sufriría pérdidas inmensas y correría grave riesgo de aniquilación.

Efectos del HEMP

«Los automóviles modernos dependen de los semiconductores y los microprocesadores; la posibilidad de que sufran daños catastróficos es, por tanto, extrema. Ninguno de los sistemas militares desprotegidos que hemos sometido a pruebas soportaba más de 10.000 voltios por metro […] Las tormentas solares, de potencia muy inferior a esta distancia, han provocado cortes de electricidad muy severos. Existen múltiples razones para creer que las partes de nuestros sistemas de comunicaciones basadas en semiconductores, es decir su práctica totalidad, serían extremadamente vulnerables a un ataque EMP. Es razonable afirmar que muchos, si no todos los sistemas informáticos modernos expuestos a campos EMP de 50.000 voltios por metro, desde los portátiles hasta los grandes sistemas, dejarían de funcionar como mínimo. Y la mayoría de ellos se quemarían. Cualquier arma nuclear de cualquier tipo [generará EMP si se detona a la altitud adecuada]». – Dr. Lowell Wood, op.cit.

Durante un intenso ataque de pulso electromagnético de gran altitud (HEMP) un ciudadano corriente sólo notaría al principio que se ha ido la luz. Su sorpresa aumentaría al mirar su reloj (digital) de pulsera, querer usar el teléfono, encender su portátil o descubrir que al menos una parte de los coches y camiones han dejado de funcionar repentinamente y están formando grandes atascos: nada parece estar operativo. En muchas ciudades, que dependen de bombas para el correcto funcionamiento de la red de aguas potables, la presión de los grifos comenzaría a descender (y en otros puntos aumentar, hasta el extremo de reventar las tuberías). El personal de mantenimiento o emergencias que acudiera a reparar las averías e incendios descubriría que sus propios instrumentos están dañados y al menos una parte de sus vehículos inutilizados.

Así reducido ya al estado de un campesino del siglo XIX sin saberlo, es posible que nuestro amigo o amiga pasara sus primeras horas esperando a ver si vuelve la corriente, leyendo a la luz de las velas, jugando con los niños o bajando al bar (donde no funciona ni la cafetera, ni la cocina) para echar la partida sin luz. En este momento, su vida sería aún parecida a quienes experimentaron algún gran apagón como esteeste o este otro. Quienes trabajen o estudien lejos de sus casas tendrían muchos problemas para regresar, y es probable que debieran hacerlo a pie.

Puede que su nerviosismo comenzara a aumentar a la mañana siguiente, al descubrir que todo sigue sin funcionar, que los alimentos del refrigerador comienzan a estropearse y que los cajeros automáticos continúan muertos. Trata de conseguir una radio a pilas, se dirige a la comisaría más próxima o a la junta de distrito a preguntar. Nadie sabe gran cosa. Corre el rumor de que ha habido una guerra. Los supermercados y la mayoría de comercios, desprovistos de cajas registradoras, suministros diarios y controles de stock y personal están en su mayoría cerrados a cal y canto; sólo quedan abiertos algunos pequeños comerciantes, vendiendo el fondo de almacén y sacando las cuentas con lápiz y papel. Se pasa por el trabajo, donde le dicen que no hay nada que hacer hasta que vuelva la luz. Los niños siguen yendo al colegio (si viven cerca), pues para dar clase sólo se precisa tiza y pizarra, pero los profesores andan un poco confundidos.

Cuando pasa por delante de un hospital, se encuentra con largas colas en las puertas de urgencias. Aparentemente, tienen problemas para atender a los enfermos, y no digamos ya cuando se precisa una intervención quirúrgica. Oye decir que se les están agotando los medicamentos más utilizados. Un poco asustado, busca una farmacia abierta para adquirir los fármacos que usa la familia. No se los quieren vender sin receta, y de todas formas algunos ya no quedan. Por todas partes hay vehículos inútiles empujados malamente sobre las aceras y arcenes. Gracias a eso pueden circular ahora unos pocos trastos viejos, anteriores a la era de las centralitas digitales y el encendido electrónico. Pasa un arcaico Land Rover de la Guardia Civil, pidiendo por megafonía a viandantes y vecinos que permanezcan en sus casas siguiendo instrucciones de la Delegación del Gobierno.

Nuestro ciudadano se asusta y decide regresar al hogar. Cuando pasa por cerca de la estación del tren, observa que allí tienen luz eléctrica. Al asomarse, descubre que han conectado una locomotora diésel-eléctrica del año de la tos, a modo de generador. Las modernas máquinas computerizadas para los AVEs y Alaris y demás redes de velocidad alta, en cambio, parecen estar inutilizadas.

En unos pocos días, a nuestro ciudadano ya no le queda comida, ni medicamentos, y el agua potable es de dudosa salubridad. La electricidad sigue sin regresar, pues las fábricas que debían construir los repuestos para hacer millones de reparaciones a gran escala también están destruidas. Se habla de que van a evacuar a la gente al campo. Pero, ¿en qué campos van a meter a los millones de habitantes de las ciudades? Desde la terraza, ve cómo se van formando las primeras colas de refugiados. Sólo entonces comprende que su vida y la de los suyos ha cambiado para siempre, propulsados a un mundo antiguo donde, realmente, ya no sabe cómo sobrevivir.

«Esto no son hipótesis. Este es el tipo de daño que vemos en los transformadores durante las tormentas geomagnéticas. Una tormenta geomagnética es una variante muy suave, muy sutil, del llamado componente lento del EMP [E3].

Así que cuando estos transformadores quedan sometidos al [E3], básicamente se queman, no debido al propio EMP sino a la interación del EMP con la operación normal del sistema eléctrico. Los transformadores se queman y cuando se queman así, señor, ahí se quedan y no se pueden reparar. Deben reemplazarse, como usted apuntó, desde fuentes extranjeras. Los Estados Unidos, como parte de su ventaja competitiva, ya no producen grandes transformadores eléctricos en ningún lugar. Toda la producción está deslocalizada en el exterior.

Y cuando quiere usted uno nuevo, lo pide, y entonces hay que fabricarlo y entregarlo. No se almacenan. No hay inventario. Se fabrica, se embarca y se entrega por medios muy lentos y complejos porque son objetos muy grandes y masivos. Vienen despacio. El retraso típico desde que ordena usted uno hasta que lo tiene en servicio es de uno a dos años, y eso es si todo sale estupendamente [y tiene usted dinero para pagarlo.]» – Dr. Lowell Wood, en otra comparecencia ante el Senado de los EEUU, 2005.

Uso militar del HEMP: destruyendo la civilización a continentes

«Los soviéticos planificaron un ataque EMP muy extenso contra los Estados Unidos y otros objetivos […] Un ataque así causaría billones [europeos] de dólares en daños infraestructurales […] A finales de la Guerra Fría […] sólo la Unión Soviética tenía la capacidad de montar ataques EMP contra los Estados Unidos, y muy probablemente lo haría como el primer golpe de una lucha a muerte realizada con medios técnicos protegidos contra EMP. Las respuestas indicadas a cualquier ataque EMP eran bien claras. La capacidad soviética máxima para imponer esos ataques existe todavía en las fuerzas estratégicas de la Federación Rusa, y predigo sin duda ninguna que seguirá existiendo durante muchas décadas […] Cualquier país que disponga de un arma nuclear del tipo de las utilizadas en la II Guerra Mundial [y un cohete capaz de transportarla al espacio] puede realizar un ataque EMP.» – Dr. Lowell Wood, op.cit. (1999)

Se ha postulado insistentemente que las armas de pulso electromagnético y otras aún más esotéricas como las de oscurecimiento constituirían el compás de apertura de la guerra nuclear. Un país así atacado a escala continental sufriría grave desarticulación de sus sistemas defensivos, y muy especialmente en sus radares y telecomunicaciones radioeléctricas. Pero, si bien todos los medios militares que se pueden proteger suelen estar protegidos, su efecto sobre la infraestructura civil resultaría tan devastador que un atacante podría optar por utilizar únicamente esta técnica para asestar un golpe terrible sin iniciar una guerra nuclear a gran escala.

Un solo cohete con una sola cabeza detonando en el espacio exterior, lejos de cualquier sistema antimisil del presente o del futuro próximo, puede provocar con facilidad esta clase de efectos a mayor o menor nivel. Hace tiempo que los científicos rusos y chinos publican abiertamente artículos sobre las posibilidades de construir armas de «súper-EMP«, diseñadas específicamente con objeto de llevar esta clase diferente de destrucción a sus límites teóricos máximos. Para potencias que disponen desde hace décadas de tecnología de armas nucleares avanzadas, misiles balísticos y cohetes espaciales, el coste de tales opciones es ridículamente bajo. Incluso países mucho más atrasados como Corea del Norte podrían llevar a cabo un ataque de este tipo con éxito, lo que seguramente explica algunas realidades presentes de la política internacional.

Curiosamente, un ataque de pulso electromagnético sólo se puede realizar una vez, y luego hay que esperar a que la atmósfera se descargue para repetirlo: cuando el aire está altamente ionizado por la detonación precedente, los siguientes pulsos «se ponen a tierra» y no hacen gran cosa. Por este mismo motivo se prefieren armas de fisión de una sola etapa en vez de armas de fusión multietápicas, o se corre el riesgo de que el pulso generado por la pequeña carga iniciadora debilite los efectos de las siguientes etapas.

Por su capacidad para causar grandes daños en un área inmensa a un coste ridículo, de manera difícilmente evitable y con la hipotética posibilidad de desarticular por completo la sociedad atacada durante un periodo de tiempo indeterminado, es muy probable que este tipo de armas se utilizaran en cualquier conflicto que escalara al nivel nuclear.

Armas de pulso electromagnético no nucleares

Se han postulado diversas armas electromagnéticas de alcance reducido, con el propósito de realizar ataques selectivos contra una instalación o vehículo determinados. Ya en 1951, Andrei Sajárov y su equipo propusieron en la URSS un cierto generador por compresión de flujo mediante bombeo explosivo, que fue reproducido poco después en el Laboratorio Nacional Los Álamos estadoundense. Los generadores Marx usados en la investigación de los efectos del pulso electromagnético constituyen otra posibilidad, aunque son caros y voluminosos para una aplicación militar en el campo de batalla. Un dispositivo llamado vircator puede convertir con facilidad la energía producida por estos generadores en fuertes pulsos locales, con un alcance de decenas o cientos de metros.

No se ha documentado con claridad el uso de este tipo de armas en guerras reales, probablemente porque están envueltas en un velo de secreto, los sistemas militares suelen estar protegidos contra pulsos y las redes eléctricas civiles se suprimen con más facilidad y de manera más selectiva mediante el uso de bombas de grafito.

Defensa contra pulsos electromagnéticos

Es conceptualmente sencillo proteger una instalación o equipo contra pulsos electromagnéticos, y en ocasiones hasta barato: si la defensa se implementa en la fase de diseño, puede llegar a encarecer el producto final en cantidades tan bajas como un 5% (aunque en otros casos llegue a superar el 100%). Sin embargo, esto sólo es aplicable a determinadas instalaciones y dispositivos, y una protección fuerte contra pulsos electromagnéticos militares presenta numerosos problemas de índole práctica (y económica).

Uno de estos problemas sustanciales radica en que, para proteger una instalación o equipo contra esta clase de ataque, la única aproximación verdaderamente eficaz consiste en encerrarlo en una caja o jaula de Faraday. Sin embargo, una jaula de Faraday perfecta resulta más fácil de decir que de hacer, sobre todo cuando hablamos de instalaciones voluminosas como una central eléctrica o telefónica, una estación de transformación, una refinería o una planta industrial. Entre otras cosas, requiere un costoso mantenimiento constante, para evitar que la humedad, la oxidación o incluso cosas como pequeños corrimientos de tierra que generen grietas en el subsuelo dejen un «paso libre» al pulso.

Otro problema importante radica en que las propias redes (eléctrica, telefónica, incluso la de aguas y alcantarillado…) pueden transportar el pulso con facilidad al interior de la instalación o dispositivo. Todo contacto con el exterior debe estar defendido con componentes dieléctricos, fusibles o disyuntores ultrarrápidos –raros y caros, pues como ya hemos mencionado las protecciones contra el rayo no sirven contra el componente E1 del pulso– o, incluso, mediante el uso de equipos totalmente autónomos situados dentro de la jaula.

Resulta especialmente complicado proteger los dispositivos provistos –externa o internamente– de antenas o de cableados o circuitos que actúen como una antena, dado que la naturaleza de las mismas es precisamente captar tanta energía electromagnética de la atmósfera como sea posible. Esta clase de aparatos quedarán destruidos con facilidad durante un ataque de esta naturaleza, e incluso pueden llegar a incendiarse o estallar. Prácticamente todos los equipos electrónicos que utilizamos cotidianamente y las redes que los alimentan son susceptibles de actuar como una antena.

Investigación de los pulsos electromagnéticos

Los procesos y efectos de los pulsos electromagnéticos de gran altitud se estudian fundamentalmente por dos vías. Una de ellas son los generadores Marx, capaces de inducirlos localmente sobre los equipos que se desea poner a prueba. De esta forma, se pueden descubrir sus efectos sobre cada aparato específico y sobre las protecciones que se les puedan haber implementado. Pese a que estos equipos son costosos y muy voluminosos, son numerosos los países que han trabajado con los mismos: Estados Unidos, la URSS y luego Rusia, China, el Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Suiza e Italia.

Para comprender la manera como se generan estos pulsos y otros fenómenos similares de utilidad tanto civil como militar se utilizan las instalaciones del tipo del HAARP, tan del gusto de los conspiranoicos (aunque nunca sean capaces de acertar a qué se dedican realmente, y desde luego no tiene nada que ver con los terremotos).

Que esta demostrado por científicos como pueden provocar los terremotos con el haarp, como con distintas armas de geoingeniería.

Tanto el HAARP norteamericano (con su potencia de 3,6 MW… hay cadenas de radio que emiten más energía) como la instalación rusa de Sura (190 MW, 53 veces más) o el EISCAT europeo (cerca de un gigavatio total) y algunos otros de menor potencia son equipos de calentamiento ionosférico por radiación electromagnética. Estas instalaciones permiten simular de manera limitada el bombeo de rayos gamma y X en las capas exteriores de la atmósfera característicos de una carga nuclear EMP (y también de un montón de fenómenos naturales, como la radiación solar).

Sin que el mundo lo supiera, las principales potencias han dispuesto durante más de cuarenta años de un arma capaz de acabar con la civilización tecnológica moderna en apenas una fracción de segundo. En vez de corregir discretamente esta debilidad, la evolución de las sociedades y los mercados hacia unas tecnologías cada vez más delicadas y una economía donde se tienden a presionar todos los costes a la baja han magnificado el riesgo de que un ataque así suprima radicalmente los medios técnicos de una nación moderna y la envíe de vuelta al siglo XIX… en un tiempo donde ya nadie recuerda cómo se sobrevivía en el siglo XIX. Al igual que ocurre con las armas nucleares, no hay manera de desinventar el pulso electromagnético; sólo queda protegerse contra él. La pregunta es si queremos. Si queremos pagarlo, claro.

Fuente: Explayandose’s Blog (Nuevamente gracias David por la difusión) ^^

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Rusia y Mongolia realizarán ejercicios antiterroristas conjuntos en Septiembre próximo

Moscú, 3 de Agosto, RIA Novosti – Rusia y Mongolia realizarán ejercicios antiterroristas conjuntos «Selenga» en Septiembre próximo en territorio mongol, informó hoy el portavoz del ministerio de Defensa ruso, Serguei Vlasov.

«Los ejercicios tendrán lugar en Mongolia del 1 al 10 de Septiembre«, dijo Vlasov, destacando que durante los ejercicios se tiene planificado la detección y aniquilación de terroristas.

Añadió que las operaciones antiterroristas conjuntas estarán bajo la dirección del comandante en Jefe de las Fuerzas Terrestres de Rusia, Alexandr Postnikov.

Según Postnikov, tras la planificación de las operaciones, que tendrá lugar en la República rusa de Buriatia, en las que participarán al menos 250 soldados de cada país, en territorio mongol se llevarán a cabo las acciones de detección y aniquilación de grupos subversivos convencionales.

Fuente: RIA Novosti

La evidencia muestra que el ataque terrorista de Noruega fue una bandera falsa

Kurt Nimmo

Antes de los acontecimientos en Noruega, el Departamento de Seguridad Nacional dio a conocer un video de propaganda que caracterizaba a estadounidenses blancos de clase media como  terroristas y  miembros de Al Qaeda blancos, un término diseñado  para combinar la imagen creada por la CIA del grupo terrorista islámico y los «extremistas de derecha» en los Estados Unidos.

El video de la DHS es parte de la campaña histérica del  gobierno «Ve algo, diga algo»  y que en su informe en 2009 que se filtró a los medios de comunicación, designa a los liberales y los defensores de designación de la Segunda Enmienda como terroristas y extremistas de derecha.

El presunto autor del atentado de Noruega  se describe como un extremista de derecha y  antiguo miembro de un partido político popular que se considera a sí mismo como un «partido del pueblo libertario«, con una ideología basada en el liberalismo clásico.

Anders Behring Breivik era a la vez  miembro del Partido del Progreso, de acuerdo con informes de prensa. Fue miembro desde 2004 hasta 2006 y en su partido de la juventud desde 1997 hasta el año 2007.

El Partido del Progreso se  identifica como una organización libertaria populista y su principal objetivo declarado es la reducción de  impuestos y la intervención del gobierno. El CFR dice que el Partido del Progreso y los partidos políticos similares en Suecia y Finlandia representan un movimiento Tea Party europeo en aumento. En los EEUU, el Tea Party se ha opuesto a los rescates de los banqueros por el gobierno y ha hecho un llamamiento para poner fin a la Reserva Federal.

La UE, el FMI y los banqueros internacionales están preocupados por el creciente populismo en Europa. «El aumento del populismo político en Europa, impulsado por la ira pública sobre el impacto de la crisis financiera, amenaza con hacer que la solución de los problemas de la zona euro como la deuda sea cada vez más difícil«,  reportó en Abril Reuters.

Millones de europeos se oponen a que asalten sus arcas para pagar la deuda ideada por los banqueros y convirtiendo un gran número de partidos políticos como el de Verdaderos Finlandeses (The True Finns).

El tablón principal de la campaña de Verdaderos Finlandeses es la oposición a la financiación de un plan de rescate para Portugal. En Abril, el grupo finlandés salió de una relativa oscuridad y se instaló en el centro de la atención política. Su repentina popularidad sorprendió al establishment europeo.

El ataque de falsa bandera de Noruega llega debido al crecimiento del populismo en Alemania, el mayor contribuidor de la deuda artificial en Europa .

Los políticos del establishment en Alemania han rechazado un segundo plan de rescate. «Lo hicimos una vez, y no podemos hacerlo por segunda vez, simplemente no podemos«, dijo Jochen Sanio, presidente del supervisor de mercados financieros aleman BaFin. Sanio dijo que si el gobierno asalta el tesoro alemán de nuevo los «contribuyentes nos colgarán a todos nosotros«.

La UE y la clase política europea están en deuda con los banqueros y sus «libre mercado» – así como la libertad de saquear una y otra vez – las políticas neoliberales han sacado todas las paradas en un esfuerzo por aplastar la resistencia a los rescates sin fin diseñada para romper economías locales y destruir la soberanía nacional.

No es un error que los medios corporativos estén comparando a Anders Behring Breivik y Timothy McVeigh. Horas después del ataque terrorista, la radio y televisión pública de Noruega NRK citando a Tore Bjorgo de la Escuela de Policía de Oslo,  dijo que el ataque se parecía a la explosión del edificio federal en Oklahoma City. El ataque de 1995 atribuido a Timothy McVeigh matando a 168 personas.

Bjorgo mencionó a los Diarios de Turner, la novela «anti-gobierno» escrita por William Pierce Lutero, el ex líder de la organización nacionalista blanco Alianza Nacional. La novela se presentó como evidencia durante el juicio de Timothy McVeigh, el chivo expiatorio puesto por agentes del gobierno para ser acusado del atentado.

El atentado de Oklahoma City fue un caso de bandera falsa usado para lanzar varios aspectos draconianos de la policía estatal en la década de 1990. Tras el ataque, el Congreso aprobó a instancias del entonces presidente Clinton una serie de propuestas de seguridad nacional que construyó la fundación y los antecedentes establecidos por la Ley Patriota en respuesta a los ataques del 11 de Septiembre de 2011.

Además de establecer una base para la llamada legislación antiterrorista, el atentado de Oklahoma City se utilizó para satanizar al movimiento patriota que se formó en respuesta al ataque del gobierno a la Rama de los Davidianos en Waco el 19 de Abril de 1993.

Los ataques de bandera falsa seguido por campañas de propaganda intensa es uno de los varios métodos utilizados por el gobierno para neutralizar la oposición política.

Breivik es, obviamente, un chivo expiatorio de una operación Gladio para destruir a la oposición política que está en contra de los banqueros. Operación Gladio fue una «estrategia de tensión«, ideada por la elite que empleaba el terrorismo – el asesinato y los atentados – para desacreditar a los opositores políticos en Europa. Fue puesta en marcha por la CIA, en parte, con ex-miembros de la policía secreta de Mussolini.

En los próximos días, podemos esperar más acontecimientos de bandera falsa. Estos serán utilizados por los medios corporativos para presentar a los opositores de la estafa bancaria como terroristas asesinos de niños. Para la élite global, los asesionatos en masa culpando de ellos a los opositores políticos es un instrumento legítimo en su plan para acabar con la economía nacional e instalar un gobierno mundial totalitario y un sistema bancario de corte neofeudal.

Fuente 1: Infowars

Fuente 2: Chemtrail Sevilla

Fuente 3: Movimiento Anti NWO

Protección en el ambiente QBN

Nota: Primero consultar este artículo para mayor comprensión.

Tanto las primeras máscaras antigas como los más novedosos equipo de protección surgieron debido a la necesidad de mantener en las tropas su voluntad de lucha.

Junto con el empleo de las primeras armas QBN, nacieron aquellos equipos especiales destinados a contrarrestar sus efectos letales, con el fin de mantener en las tropas, la aptitud operacional para el cumplimiento de las misiones.

Los primeros sistemas de protección no fueron demasiado efectivos y contaban con diseños muy precarios (1). Sin embargo, a medida que avanzaban los tipos de agresivos, como también las técnicas de lanzamiento y su empleo, crecía aun más la necesidad de brindar protección a las fuerzas que eran víctimas de dichos ataques.

Durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918), la utilización de los sistemas de armas QBN no estaba prohibida. Por el contrario, su uso respondía a avances novedosos de los ejércitos más desarrollados. En esa etapa, la utilización de agentes de guerra químicos fue tan importante, que en poco tiempo fueron lanzados agresivos capaces, no solamente de producir bajas entre el personal por su penetración a través de las vías respiratorias, sino que también lo hacían por medio del contacto del agresivo con la piel.

Al inicio de aquella guerra, la aparición de la máscara de protección bastó, pues, para anular los efectos de los primeros agresivos sofocantes -también llamados asfixiantes- tales como el cloro, fosgeno y el disfosgeno. Pero la llegada del gas mostaza, agente químico que causaba bajas en el personal por las serias heridas en la piel -piénsese que penetraba fácilmente la ropa de combate común de las tropas- hizo necesario el uso de trajes especiales para evitar tal contaminación.

Al respecto, cabe consignar, que además del gas mostaza -y pese a que en el año 1925 el empleo de agentes químicos y toxinas fue prohibido por la Convención de Ginebra-, surgieron los agentes químicos llamados nerviosos o neurotóxicos. Los primeros agentes de este tipo fueron desarrollados en Alemania, a fines de la década del 30 -el gas sarín, somán y tabún-. Más tarde, en la década del 50 -según se cree, en los EEUU– se desarrollaron los agentes VX. Al igual que los mostazas, estos agentes actúan penetrando la piel, pero con la diferencia que lo hacen en forma más rápida y letal.

La consecuencia de estos desarrollos, produjo la modificación sustantiva de los conceptos de protección mantenidos hasta aquellos años.

La protección individual

El desarrollo de la protección tuvo, en general, algunas contradicciones, las cuales apuntaban al siguiente interrogante: «¿Para qué realizar enormes esfuerzos e inversiones en equipos de protección para las fuerzas si el uso de Armas QBN está prohibido en numerosos tratados y convenios internacionales?» Sin embargo, y aunque era en las distintas respuestas donde se concretaban dichas contradicciones, bastaba analizar la gravedad del uso de tales armas QBN, en los últimos conflictos, para reconocer la necesidad de ampliar la correspondiente protección. En consecuencia, las grandes potencias no hicieron esperar tales acciones, y apoyados por la tecnología actual desarrollaron sofisticados sistemas de protección frente a una amenaza real e inevitable.

Desde las antiguas máscaras de protección, pasando luego por los primeros trajes de protección -uniformes de combate impregnados con sustancias espesas que no permitían la penetración de los agresivos- actualmente, y después de pasadas varias décadas, se han obtenido sistemas de protección individual que brindan cierto comfort y un altísimo porcentaje de seguridad frente a la contaminación, cuyas características pasaremos a describir.

Los equipos componentes

El Equipo de Protección Individual (EPI) está compuesto por una serie de elementos, capaces de detener la contaminación producida por los sistemas de Armas QBN. De esta manera, evita que la misma dañe, a través de las vías respiratorias, digestivas o cutáneas, al personal expuesto. Además, cuenta con compuestos para realizar una descontaminación de urgencia, y es apto para realizar un tratamiento de primeros auxilios, en caso de que el personal sea afectado por agentes químicos nerviosos.

Los elementos que componen el EPI son:

Tiene como función principal proteger al individuo de los agresivos, impidiendo que ingresen a través de ojos, nariz y boca.

Posee tres partes constitutivas:

-Facial: está confeccionado en goma butílica, cuenta con oculares de policarbonato, hebillas y cintas de sujeción, además de un dispositivo que permite beber agua.

-Filtro: está compuesto, en su interior, por carbón activado. Es apto para retener agentes químicos y biológicos (menos virus), y partículas alta y beta.

-Bolsa de porta máscara: permite el transporte de la máscara y accesorios.

Trajes de protección

Están compuestos por chaquetilla y pantalón. Poseen dos tipos de tela: la exterior de Rip-Stop y la Interior de lámina de carbón activado, que posee excelentes propiedades absorbentes. El material del traje posee propiedades ignífugas. Repele el aceite y el agua, y puede someterse hasta seis veces a procedimientos de descontaminación, mediante el empleo de vapor seco.

Cubrebotas

Son compuestos de goma butílica, que se utilizan sobre las botas de combate, y que pueden luego ser descontaminados.

Guantes

Al igual que los cubrebotas, están compuestos de goma butílica. El espesor puede variar de acuerdo con las actividades del personal. En su interior, están forrados con algodón, para que este elemento absorba la humedad de las manos y evite que los guantes de goma se adhieran a la piel.

Papeles detectores

Son utilizados para identificar agentes químicos del tipo nerviosos o vesicantes, en estado Iíquido. Actúan cuando el químico reacciona con el compuesto del papel, ocasionando un cambio de color. En forma predeterminada, cada color representa un agente químico. En general, son adosados al traje de protección y brindan alerta en caso de que aparezca un ambiente químico.

Antídotos autoinyectores

Posee dos inyecciones que deben ser aplicadas por el personal, en caso de ser afectados por agentes nerviosos. Una contiene Atropina -que acelera los impulsos cardíacos- y la otra posee Pralidoxime -que sirve para restituir las funciones del sistema nervioso-.

Kit de descontaminación

Son sustancias utilizadas para inhibir agentes vesicantes o nerviosos, presentes en la piel o en el equipamiento individual. Pueden presentarse en forma de gasas, manoplas o polvos.

Tabletas de pretratamiento

Están compuestas por pastillas de Piridostigmine, que deben ser ingeridas con anterioridad -horas o días- a un posible ataque químico. Ayudan a inhibir los efectos sobre el sistema nervioso, junto al autoinyector.

Dosímetro

Es un instrumento que permite la acumulación de radiación que el personal recibe dentro de un ambiente nuclear.

Protección para cada agresivo

Para cada agente QBN, se debe disponer de una protección particular, hecho que bastará para neutralizar la contaminación, impidiendo que produzca un efecto nocivo.

Medidas de protección para el cumplimiento de la misión (MPCM)

Cabe destacar, por su importancia funcional, que el empleo del EPI produce disminución en la eficacia del personal (trastornos en recepción y transmisión de órdenes, campo visual acotado, respiración forzada, etc) originando además, un consecuente cansancio en los integrantes de las tropas en combate.

Las MPCM –conocidas también como MOPP (siglas en inglés que significan Mision Oriented Protective Postures) – representan una solución que determina la protección apropiada, de acuerdo con los niveles de peligro en ambiente QBN.

En efecto, con el uso de este sistema, el personal está protegido para dar cumplimiento a las órdenes impartidas, con el menor riesgo posible.

Las MPCM son brindadas por los comandos superiores, quienes, además, son los responsables de seleccionar el tipo de MPCM. Esta selección responde a distintas informaciones, como por ejemplo:

1. Capacidad y tipo de sistema de armas del enemigo.

2. Forma de uso de las armas QBN.

3. Áreas en las cuales serán empleadas.

4. Detalles sobre el terreno y las condiciones meteorológicas.

5. Informes basados en los reconocimientos QBN.

La protección colectiva

Está constituida por aquellos sistemas especiales, que brindan protección a un número determinado de personal.

Básicamente, se encuentran destinadas a funciones de sanidad, comunicaciones, puestos comandos y refugios.

Existen cuatro tipos de estos sistemas o equipo especiales:

Máscaras de ventilación

El sistema provee aire filtrado a las máscaras de las tripulaciones de aviones o vehículos de combate. Aunque el personal deba continuar con el EPI colocado, dichas máscaras facilitan la respiración, disminuyen la transpiración y extienden las capacidades del EPI. Su principal desventaja consiste en que no protege el interior del vehículo de contaminación.

Sistemas de sobrepresión

Está representado por todos aquellos recintos cerrados con disposición de presión positiva y purificación de aire, a través de filtros de alta eficacia.

Cuenta con sistemas especiales de entrada que previenen la contaminación del interior de la estructura.

Existen tipos de estructuras fijas o móviles, y pueden ser usadas temporalmente como áreas de descanso para las tropas.

Sistemas híbridos

Proporcionan protección al personal que se halla en vehículos de combate o en refugios.

El sistema híbrido combina la sobrepresión con máscaras de ventilación dentro del lugar con la opción de utilizar solamente sobrepresión, máscaras de ventilación o ambas al mismo tiempo.

Sistemas totales

Estos sistemas agregan al híbrido un control de temperatura ambiente, con lo cual el personal que opera en condiciones de extremo calor siente un consecuente alivio, ya que dispone en el interior de un sistema de aire acondicionado.

Conclusiones

Como ha podido observarse, en los últimos años han surgido avances importantes en materia de protección QBN. Ello ha ocurrido, casi exclusivamente, con la finalidad de que las tropas sean capaces de resistir a un ataque QBN y con el propósito de retener aquellas zonas contaminadas del terreno que se suponen de dominio vital.

1. Una fuerza bien entrenada e instruida constituirá, siempre, un blanco poco rentable para el empleo de estos sistemas de armas.

2. Resultará necesario un adecuado equipamiento de las fuerzas, como también el profundo conocimiento sobre los aspectos QBN. Téngase en cuenta que ambos aspectos constituyen, juntos, los dos pilares fundamentales sobre los cuales se sustenta este tipo de protección.

3. El empleo de los sistemas de armas QBN no está solo restringido al campo de combate; en muchos casos, estas armas forman parte de acciones de sabotaje y de terrorismo.

4. Actualmente, no existe escenario en el mundo que descarte la acción de algún tipo de armas de destrucción masiva. Esto implica, principalmente para aquellas fuerzas participantes en misiones de la ONU, la responsabilidad de los conocimientos pertinentes y de la preparación necesaria, relacionados ambos con el empleo de los equipos de protección individual.

(1) La primera protección utilizada ante el primer ataque de gases en Ypres, fue un pañuelo o trapo de algodón embebido en orina humana, que mitigaba en parte los efectos de los mismos.

Fuente 1: DEYSEG

Fuente 2: 1984

Toxicología bélica

Fuente 1: Toxicología bélica

Fuente 2: 1984

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Programa falso de vacunación organizado por la CIA pone en riesgo asistencia médica a pobres

La organización de la salud Médicos Sin Fronteras criticó al gobierno de Estados Unidos por organizar un programa de vacunación falso en la localidad paquistaní donde creía se escondía Osama Bin Laden.

El diario británico ‘The Guardian’ informó el pasado martes de que la CIA organizó una falsa campaña de vacunación en Abbottabad (Pakistán) para conseguir el ADN de los hijos de Bin Laden y poder confirmar así que el líder de Al Qaeda se encontraba refugiado en esta localidad situada al norte de Islamabad.

En un comunicado, MSF ha dicho que la utilización de la ayuda médica con fines militares «amenaza seriamente la confianza en el personal de salud y humanitario legítimo, crucial para conseguir y mantener el acceso a quienes más necesitan la asistencia«.

«El presunto montaje, por parte del la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del Gobierno de Estados Unidos, de una falsa campaña de vacunación en Pakistán, con el fin de servir a su estrategia antiterrorista, constituye un peligroso abuso de la atención médica, ya que amenaza una confianza en las agencias de salud y los trabajadores humanitarios que es crucial para proporcionar servicios médicos esenciales a la población«, ha asegurado MSF.

«Sea cierta o no la historia, la mera sugerencia de que se pudiera proporcionar atención médica a la población con un falso pretexto socava la percepción pública de los verdaderos objetivos de la atención médica legítima«, ha afirmado el presidente internacional de MSF, el doctor Unni Karunakara.

«Ya es suficientemente complicado de por sí que las agencias médicas y las organizaciones humanitarias accedan a las poblaciones que necesitan ayuda urgente y se ganen su confianza, en especial en el caso de poblaciones ya escépticas sobre los objetivos de cualquier ayuda que les llegue del exterior«, ha añadido.

MSF ha incidido en que «el uso engañoso de la atención médica» también «pone en peligro» a los verdaderos profesionales sanitarios, al tiempo que ha subrayado que «la realización de un acto médico no terapéutico ni preventivo con el único fin de servir a objetivos militares viola la ética médica, que exige actuar únicamente en beneficio de los pacientes y sin perpetrar daños«.

«La prestación de ayuda humanitaria imparcial requiere de la aceptación de todas las comunidades y partes en conflicto, sean éstas gobiernos nacionales, movimientos armados de oposición, fuerzas internacionales e incluso grupos criminales«, ha explicado la ONG.

«La falsa campaña de vacunación presuntamente organizada por la CIA constituye una grave manipulación del acto médico«, ha destacado el doctor Karunakara. «Las comunidades vulnerables que, en cualquier lugar del mundo, necesitan servicios esenciales de salud podrían lógicamente cuestionar ahora la verdadera motivación del personal médico y humanitario«, ha advertido.

Fuente: Aporrea.org

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Quién es Zbigniew Brzezinski y cual es su rol en el Plan de Nuevo Orden Mundial (NWO)

Zbigniew Brzezinski.

15 de Agosto de 2010 

Brzezinski, ex consejero del presidente estadounidense Jimmy Carter, encarna la continuidad de la política extranjera de los EEUU, lo que no significa que sea una política de tendencia demócrata o republicana. Gran admirador de Henry Kissinger, Brzezinski  siempre ha defendido, alabado y demostrado sumo respeto por los dos conceptos de diplomacia del «maestro», el equilibrio de las potencias llevado a teoría por Metternich y la doctrina «containment» elaborada por George Kennan.

Zbigniew Brzezinski preconiza hoy cómo se debe debilitar y acorralar militarmente a Rusia, y está convencido de que la mejor manera es la desestabilización de sus regiones fronterizas, una estrategia política que mucho interés despertó en el equipo del fallido candidato presidencial estadounidense John Kerry, equipo que reclutó a su hijo Mark Brzezinski como consejero para política exterior.

Según el discurso de George W. Bush durante la campaña presidencial del año 2000, hubiéramos podido esperar que asumiera -según la doctrina de su consejero, «el halcón» Wolfowitz-, una actitud rígida, incluso agresiva hacia la Rusia de Vladimir Putin. En vez de eso, hemos observado un trato inédito en las relaciones políticas mutuas de estas dos grandes naciones. Esto ha sucedido después del 11 de Septiembre de 2001.

Muchos observadores y analistas estiman que existía un acuerdo entre Putin y Bush, por el cual la administración norteamericana se privaría de criticar las operaciones militares rusas en Chechenia a condición de que Putin no se entrometiera en las intervenciones e injerencias estadounidenses en el Medio Oriente.

Esta explicación no da la debida importancia a los hechos del 11 de septiembre de 2001 y al contrario los trata como si fueran una abstracción. Otro tanto sucede con los elementos provenientes del Kremlin con respecto a los mismos sucesos. Podemos añadir que las administraciones republicanas han dado siempre una mayor importancia al Medio Oriente, mientras que la tradición política demócrata en política exterior se centraliza más en Eurasia.

Para elaborar su estrategia frente a la entonces URSS, y más tarde para los Estados del Este, recientemente emancipados de la influencia soviética, el campo demócrata se ha apoyado -desde que Jimmy Carter asumió el poder-, en un hombre brillante, pero sin escrúpulos, y también un acérrimo antirruso: Zbigniew Brzezinski.

La doctrina de este conocido profesor ha logrado adeptos fuera del Partido Demócrata, por el simple hecho de haber definido el imperativo absoluto de la supervivencia y la prosperidad del Imperio: la conquista de Eurasia.

Este catedrático nació en Varsovia en 1928, hijo de un diplomático polaco. Brzezinski emigra a Canadá a la edad de diez años cuando su padre fue destacado en ese país. Obtiene una licenciatura y una maestría en la Universidad Mc Gill de Montreal, y, posteriormente, un doctorado en Harvard en 1953, convirtiéndose en ciudadano estadounidense poco después. Contrae matrimonio con la hija del ex presidente checoslovaco Eduardo Benes.

Entre 1966 y 1968 se desempeña como miembro del Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado de los EEUU, donde desarrolla la estrategia de «implicación pacífica» frente y hacia la Unión Soviética, todo esto dentro del marco de la Guerra Fría. En Octubre de 1966 convence al presidente estadounidense Johnson de modificar las prioridades estratégicas de modo que el «deshielo» sea colocado antes de la reunificación alemana.

Durante la campaña presidencial de 1968, Brzezinski preside el grupo de trabajo encargado de la política exterior del candidato demócrata Hubert H. Humphrey, que perdería finalmente ante Richard Nixon.

El inspirador de la creación de la Comisión Trilateral

A principios de los años setenta, Brzezinski se distingue como analista cuando anuncia proféticamente la llegada de actores mayores al escenario del poder mundial. Se trata de Europa y Japón, cuyas economías se han levantado rápidamente después de la Segunda Guerra Mundial.

En un artículo suyo publicado en la revista Foreign Affaire, en 1970, expone su visión de este «Nuevo Orden Mundial»: «Se hace necesaria una visión nueva y más audaz -la creación de una comunidad de países desarrollados que puedan tratar de manera eficaz los amplios problemas de la humanidad. Además de los Estados Unidos de América y Europa Occidental, debe incluirse a Japón (…)

«Un consejo formado por miembros de Estados Unidos, Europa Oriental y Japón que fomentara encuentros regulares entre los jefes de gobierno, pero también entre personalidades menos importantes, sería un buen comienzo». El mismo año, Brzezinski lanza nuevas ideas en su nuevo libro titulado: Between two Ages [1], donde explica que ha llegado la era de reequilibrar el poder mundial, poder que debe pasar a manos de un nuevo orden político global basado en un vínculo económico trilateral entre Japón, Europa y Estados Unidos.

La revolución de las técnicas de producción, el cambio de la industria pesada a la electrónica, debía provocar un trastorno de sistemas políticos y una nueva generación de élites en el poder. David Rockefeller, entusiasmado con estos conceptos, lo contrata entonces para crear la Comisión Trilateral y lo nombra director. Esta fue establecida oficialmente en 1973, y reúne a importantes figuras del comercio mundial, de los medios bancarios internacionales, gobernantes y los grandes medios de comunicación europeos, japoneses y norteamericanos.

Cuando ocurrió el primera crisis petrolera, la principal preocupación de estos maestros de las finanzas mundiales fue la de quitarse de encima la responsabilidad de la deuda exterior de los países en vías de desarrollo, dando mayores obligaciones y fortaleciendo el Fondo Monetario Internacional (FMI). También se trataba para los Estados Unidos, debilitados en aquella época por su fracaso militar en Vietnam, de apoyarse en cada extremo geográfico del continente euroasiático, donde tenían gran influencia después la Segunda Guerra Mundial, con la finalidad de mantener y extender su hegemonía.

Esta misión, vista desde afuera, otorga sin dudas a Brzezinski una imagen de defensor de la paz, portavoz de la disminución de la tensión mundial (Guerra Fría) y de las relaciones multilaterales, e incluso -ante los ojos de la extrema derecha-, una apariencia de globalista inspirado en el Marxismo.

Para llevar a cabo los grandes planes de la Comisión Trilateral, lo mejor era que uno de sus miembros llegara a ser presidente de los Estados Unidos.

El presidente Carter y el doble juego

Desde la creación de la Comisión Trilateral, el pastor Jimmy Carter era uno de los que con seguridad formaban parte del equipo Rockefeller-Brzezinski. Había abierto las primeras oficinas comerciales para el estado de Georgia en Bruselas y en Tokio, cosa que hacía de él la imagen modelo o el concepto fundador de la Comisión [2].

Para su nominación como candidato a las elecciones y la elección presidencial de 1976, Rockfeller puso en funcionamiento sus relaciones en Wall Street y a trabajar a Brzezinski, cuya influencia académica al servicio del candidato demócrata Jimmy Carter fue de gran provecho para que ganara las elecciones. Naturalmente, cuando Carter fue elegido, Brzezinski ocupó el puesto privilegiado de consejero de seguridad nacional [3].

Una vez en su silla, Carter definió como prioridad la reducción del arsenal militar nuclear de los dos bloques (EEUU-URSS). Sin embargo, la crisis de los misiles SS-20 soviéticos apuntados hacia Europa hizo que Carter reaccionara con el despliegue de los mísiles Pershing, lo que arruinó sus esfuerzos, sinceros o no, y puso a ambos bloques en una situación de desconfianza recíproca.

Se puede constatar que en aquella época el campo soviético tenía buenas razones para sospechar que su adversario realizaba un doble juego: la derrota militar de los EEUU en Vietnam les obliga a mantener cierta modestia en el plano militar y estratégico, mientras que Brzezinski preparaba su plan de guerra por mandato, para preparar una trampa y obligar a la Unión Soviética a entrar en un conflicto periférico.

La desestabilización del régimen comunista afgano y el financiamiento y entrega de armas a las primeras milicias jihadistas anticomunistas en 1979 provocaron, como previsto, la entrada del Ejército Rojo en Afganistán. Para ello Brzezinski se apoya en los efectivos servicios de espionaje e inteligencia paquistaníes, el temido ISI.

Cuando la revista francesa Le Nouvel Observateur le realizó una entrevista en 1998, Brzezinski reconoció que el equipamiento de las tropas antisoviéticas de Bin Laden era anterior a la invasión rusa y destinado a provocar su reacción:

Le Nouvel Observateur: El ex director de la CIA, Robert Gates, lo afirma en sus Memorias: los servicios secretos norteamericanos comenzaron a ayudar a los mujaidines afganos seis meses antes de la intervención soviética. En esa época usted era el consejero del presidente Carter y su papel fue clave en este asunto. ¿Lo confirma?

Zbigniew Brzezinski: Sí. Según la versión oficial de la historia, la ayuda de la CIA a los mujaidines se inició en el año 1980, es decir, luego que el ejército soviético invadiera a Afganistán el 24 de Diciembre de 1979. Pero la realidad, mantenida en secreto hasta hoy, es muy distinta: fue el 3 de Julio de 1979 que el presidente Carter firmó la primera directiva sobre la asistencia clandestina a los opositores del régimen pro soviético de Kabul. Aquel día le escribí una nota al presidente en la que le explicaba que en mi opinión aquella ayuda provocaría la intervención de los soviéticos. (…) No empujamos a los rusos a intervenir, pero conscientemente aumentamos las probabilidades de que lo hicieran.

N.O.: Cuando los soviéticos justificaron su intervención afirmando que luchaban contra una injerencia secreta de los Estados Unidos nadie les creyó, sin embargo había un fondo de verdad. ¿No lamenta nada hoy?

Z. Brz.: ¿Lamentar qué? Esa operación secreta era una excelente idea. Tuvo como efecto atraer a los rusos hacia la trampa afgana, ¿y usted quiere que lo lamente? El día en que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera afgana escribí al presidente Carter en esencia: «Esta es nuestra oportunidad de darle a la URSS su Vietnam» (…).

N.O.: ¿Tampoco lamenta usted el haber favorecido el integrismo islámico, haber entregado armas y asesoría a futuros terroristas?

Z. Brz.: ¿Qué es lo más importante ante la mirada de la historia mundial, los talibanes o la caída del imperio soviético? ¿Algunos islamistas excitados o la liberación de Europa Central y el fin de la Guerra Fría?» [4]

(Nota de la redacción de la Red Voltaire: el conflicto en Afganistán desde sus inicios en 1979 ha causado miles de miles de muertos, para algunos observadores un millón de muertos y desplazado gran parte de la población civil del país, en la lamentable condición de refugiado, pero para el Sr. Brzezinski los fines justifican los medios).

Al hablar de «algunos islamistas excitados» en esta entrevista, Brzezinski no subestima el poderío de Al Qaeda, pero caracteriza la realidad de lo que los neoconservadores han erigido en mito a fin de justificar su cruzada mundial. Claro que un miembro del Council on Foreign Relations se cuidaría muy bien hoy de ser tan categórico.

Alianza objetiva con China y apoyo incondicional al Shah de Irán

Si bien Nixon y Kissinger habían jugado decididamente con el miedo al cerco de la Unión Soviética, iniciando un proceso de normalización de las relaciones con China, una parte de los más allegados a Carter desconfiaba de este acercamiento que pretendía Brzezinski.

Al llegar a la Casa Blanca, Carter había afirmado que optaría por el diálogo con la URSS y guardaría distancia con respecto a la República Popular China, pero su secretario de Estado, Cyrus Vance se enfrentó rápidamente a la obsesión antirrusa de Brzezinski y durante todo su mandato Carter tuvo que esforzarse por conciliar los antagonismos de su administración.

Quien hacía las veces de mediador entre estos dos polos era Richard C. Holbrooke, futuro embajador de los Estados Unidos en la ONU y asesor de John Kerry para la política exterior durante su campaña, junto a Mark Brzezinski, hijo de Zbigniew. Según Cyrus Vance y otros partidarios del diálogo, como el renegado demócrata Averell Arriman, la lógica triangular de cerco sólo podía conducir, en el mejor de los casos, a un malentendido con la URSS, cuando no a la guerra.

Preconizaban el diálogo sobre el desarme y la cooperación con la Unión Soviética para neutralizar los conflictos del Tercer Mundo. La normalización de las relaciones con China siguió en marcha. Brzezinski llegó a ultimar un programa conjunto de cooperación estratégica y a mantener buenas relaciones personales con Deng Xiaoping, lo que le vale ser actualmente bien visto entre los chinos.

La misma desconfianza de Brzezinski hacia la URSS se encuentra en su actitud con respecto a Irán, que bajo el régimen del Shah era considerado un baluarte contra la influencia soviética en el Medio Oriente. Así, Brzezinski le aseguró su apoyo al Shah hasta el último momento, y pidió la intervención militar de los Estados Unidos para mantenerlo en el poder incluso cuando una parte de la administración Carter, a la cabeza de la cual se encontraba el secretario de Estado, quería su salida.

Sin embargo, las acciones concretas de Washington fueron dictadas por el punto de vista del Departamento de Estado, y, a pesar de las conversaciones con los generales que derrocaron al Shah para garantizar un régimen moderado al frente del país, fue Khomeini quien ocupó el poder en un ras de mar popular.

Participó con Carter en las negociaciones de Camp David 1 en 1977 y desempeñó un papel en la firma del tratado de paz entre Israel y Egipto sin necesidad de tener que imponer su presencia en el momento culminante de los debates, contrariamente a lo que siempre hizo cuando se trataba de la URSS.

Vuelve la amenaza rusa frente a la hegemonía norteamericana

En 1989 Brzezinski abandona la Universidad de Columbia, donde enseñaba desde 1960, para dedicarse a la elaboración del plan de estatus independiente de Ucrania, lo que marca el inicio de su compromiso con vistas a prevenir el resurgimiento de Rusia como superpotencia. Por el contrario defiende la integración de Rusia al sistema de Occidente y el «pluripartidismo geopolítico» en el espacio de la ex Unión Soviética.

Por otra parte, desarrolla «un plan para Europa» que pasaría por la extensión de la OTAN a las repúblicas bálticas. Sus esfuerzos darán frutos varios años más tarde, especialmente con la integración de las tres repúblicas bálticas a la OTAN en 2002. Durante los años 90 es igualmente el emisario especial del presidente de los Estados Unidos para la promoción del mayor proyecto de infraestructura petrolera del mundo, el oleoducto Bakú-Tbilissi-Ceyhan.

Dicho proyecto representa para él la mejor concretización de sus ambiciones tendentes a impedir el renacimiento de Rusia. Paralelamente preside desde 1999 el Comité Norteamericano para la Paz en Chechenia (American Committee for Peace in Chechnya), instalado en los locales de Freedom House, cargo desde el que pretende intervenir en las negociaciones de paz entre el gobierno ruso y los independentistas dirigidos por Mashkadov.

Sin embargo, estas actividades, cuidadosamente revestidas de buenas intenciones «a lo demócrata» tienen cada vez más dificultades para disimular la realidad subyacente: la de un apoyo encubierto a los independentistas para mantener una guerra periférica, como en Afganistán, a fin de debilitar a Rusia y mantenerla alejada de las ganancias generadas por los recursos del Mar Caspio.

La materialización de la doctrina Brzezinski en el sentido de que «Una potencia que domine Eurasia controlaría dos de las regiones más avanzadas y económicamente productivas del mundo» pasa por la extensión de la OTAN hacia el Este, en lo que trabajó activamente la administración Clinton. ¿Pero cómo venderles esta necesidad de la OTAN a los europeos? «La entidad europea, situada en el borde occidental de Eurasia, y en la proximidad más inmediata de África, está más expuesta a los riesgos inherentes al desorden global creciente que una América políticamente más unida, militarmente más poderosa y geográficamente más aislada (…).

Los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior rusa», explicaba Brzezinski en la revista National Interest en 2000 [5]. Esto tiene el mérito de la claridad: el despliegue de las fuerzas de la OTAN alrededor de Rusia era una medida preventiva. Si Rusia reacciona poniéndose a la defensiva, ello constituiría la prueba de que aspira a restaurar su imperio y a una vuelta al totalitarismo.

Trabajando al mismo tiempo como consultante para BP-Amoco y Freedom House, Brzezinski está encargado en Azerbaiyán de redorar la imagen del dirigente Heidar Alyiev. Para ello no vaciló en calificar al dictador como un «tipo simpático» en una entrevista al New York Times [6]. Como justificación al apoyo anglosajón a la dictadura de Aliyev, Brzezinski argumenta que tras siete décadas de gobierno comunista no puede esperarse que Azerbaiyán y las demás repúblicas de la antigua Unión Soviética adopten la democracia en un lapso tan corto.

Si bien la represión política bajo el régimen de Aliyev tuvo una tendencia a acentuarse durante estos últimos años a medida que disminuían las expectativas sobre las riquezas del Caspio, Azerbaiyán no dejó por ello de pasar del estatus de país «no libre» al de «parcialmente libre» en la clasificación de Freedom House [7].

Al mismo tiempo, en 1999, la secretaria de Estado y discípula de Brzezinski, Madeleine Albright, invitaba a Heidar Aliyev a la celebración del aniversario de la OTAN. Siempre en la misma perspectiva de implantación de la OTAN para permitir a los intereses occidentales, sobre todo petroleros, implantarse en la región, Georgia, Azerbaiyán y Ucrania organizaron ejercicios militares conjuntos el 16 de Abril de 1999 auspiciados por el programa «Asociación para la Paz», de la OTAN [8].

Además de sus actividades de consultante para BP-Amoco y Freedom House, Brzezinski apoya o presta su nombre a todo un sistema de fondos y de ONGs (organizaciones no gubernamentales) que apadrinan a las castas, a los intelectuales y a las élites de la antigua órbita soviética.

Por iniciativa del Comité Norteamericano para la Paz en Chechenia, del que Brzezinski es presidente, tuvo lugar una reunión entre los principales líderes del movimiento checheno entre los días 16 y 18 de Agosto de 2002, en Lichtenstein, encuentro que se realizó dos meses después del realizado entre Bassaiev y Maskhadov, donde se estableció el acuerdo sobre la dirección común de las «Fuerzas Armadas de la República Chechena de Ichkeria».

Los participantes concluyeron que Chechenia no podía seguir incluida en Rusia, que era necesaria una amplia autonomía y que se imponían negociaciones con Maskhadov. La toma de rehenes de Beslán, reivindicada por Bassaiev, ¿forma parte del proceso de reivindicación de independencia de Chechenia o del proceso de desestabilización de Rusia? [9].

Podemos hacernos algunas preguntas a partir del hecho de que la principal consecuencia de esta acción fue el ascenso de las tensiones entre Osetia del Norte y la vecina Inguchia, es decir, una «balcanización» cada vez más importante de la región

Hoy Zbigniew Brzezinski es sobre todo activo en el seno del CSIS, pero sigue siendo el cerebro del programa demócrata en política exterior, de lo que da fe la obsesión del candidato Kerry, y sobre todo de su compañero de candidatura John Edwards, en lo referente a Rusia.

Según los consejos de Mark Brzezinski, eligieron adoptar como primera prioridad la cuestión del desarme nuclear de Rusia, cuando esta ha recuperado su capacidad de producción de petróleo de antes del derrumbe de la URSS y cuando el Estado ruso se beneficia ampliamente del precio actual del crudo, lo que recientemente le ha permitido duplicar su presupuesto de defensa. La cuestión del peligro del vetusto arsenal nuclear ruso no es por lo tanto algo de actualidad, contrariamente a lo que pretende John Kerry.

Su objetivo es otro, más vinculado a la estrategia de subordinación de Rusia defendida desde hace varias décadas por Zbigniew Brzezinski, pero es más difícil de ahora en adelante convencer a la opinión mundial de que Rusia encarna el mal absoluto y de que si no es subordinada volverá al totalitarismo [10].

Para ello hay que provocar su reacción de igual forma que en Afganistán en 1979, pues contrariamente a los Estados Unidos, está a buen resguardo de problemas de suministro energético para las próximas décadas. Así, verificamos una deriva en el discurso de Brzezinski, que calificaba recientemente a Vladimir Putin de «Benito Mussolini ruso», en entrevistas concedidas al Wall Street Journal et au Novaya Gazetta.

Invasión soviética de Afganistán (1979)

A finales de Diciembre de 1979, el Ejército Rojo de la URSS invadió Afganistán con 110,000 tropas terrestres, después de aceptar la petición del PDP (Partido Democrático Popular), de que interviniera en su ayuda, pues la movilización muyahidines provenientes de Pakistán, Arabia Saudí, Irán e incluso Argelia, armados y asesorados por la CIA, amenazaba la estabilidad y viabilidad del gobierno. El Presidente Carter suspendió sus vacaciones navideñas y volvió a Washington para mantener consultas urgentes con sus colaboradores. Brzezinski recomendó a Carter que pidiese al Senado que postergara el estudio del tratado SALT II, cancelara la venta de cereales a la URSS, suspendiera los privilegios pesqueros de los barcos soviéticos, y congelara los intercambios económicos y culturales.

Apoyó la venta de armamento moderno a Pakistán, y aseguró el acuerdo con Arabia Saudita para financiar operaciones de ayuda encubierta a los muyahidines afganos. Cabe resaltar que la intervención de los muyahidines, financiados por Arabia Saudí Osama Bin Laden a título personal y la CIA y entrenados por esta última, comenzó bastante antes de la invasión soviética. Así, el 3 de Julio de 1979, bajo supervisión del Consejo de Seguridad Nacional de Brzezinski, se había firmado ya la primera directiva sobre la asistencia clandestina a los opositores del régimen izquierdista de Kabul. Sin embargo, hay que subrayar que incluso la CIA había reconocido el carácter popular y autónomo del PDP y nunca se refirió al PDP como “agente de Moscú”.

Revolución en Irán (1979-1980)

Ante la inminente revolución iraní, dentro de la Administración Carter, Zbigniew Brzezinski fue el máximo valedor de la estrategia de apoyar hasta el último momento al ya debilitado Sha de Persia. Llegando a sugerir una intervención armada de EEUU para mantenerlo en el poder. Una vez consumada su caída, la estrategia de contraataque se basaría en presionar a Saddam Hussein a atacar a Irán.

En la primavera de 1980, Brzezinski indicó que Washington estaba dispuesto a cooperar con Saddam. Le aseguró que EEUU no se opondría si se apoderaba del suroeste de Irán. También convenció a los Gobiernos amigos de Kuwait y Egipto para que aconsejaran a Iraq que atacase Irán.

Para Brzezinski, los acontecimientos confirmaban una correlación de fuerzas mundiales, y obligaban a EEUU a involucrarse en una guerra encubierta de proporciones multicontinentales contra la infiltración soviética en Oriente Medio y América Central.

Últimos años

Zbigniew Brzezinski es miembro de la junta directiva de Council on Foreign Relations, Atlantic Council, National Endowment for Democracy, Center for Strategic and International Studies, y Amnistía Internacional. Es actualmente profesor en la Paul H. Nitze School of Advanced International Studies de la Universidad Johns Hopkins.

Su hijo Mark Brzezinski es un abogado que trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional durante la Administración Clinton, y ha integrado el equipo de asesores en política exterior de la campaña presidencial del Senador Barack Obama. Su otro hijo, Ian Brzezinski, ha asesorado a la campaña presidencial del Senador John McCain.

Fue requerido en 2006 ante una audiencia del Senado de Estados Unidos, donde explico que se podría dar un atentado terrorista como el del 11 de Septiembre, para iniciar la guerra contra Irán, afirmó esto: «Un escenario posible para un enfrentamiento militar con Irán implica que el fracaso iraquí alcance los límites americanos; seguido de acusaciones americanas que hagan a Irán responsable de ese fracaso; después, por algunas provocaciones en Irak o un acto terrorista en suelo americano, [acto] del cual se haría responsable a Irán. Esto pudiera culminar con una acción militar americana «defensiva» contra Irán que sumergiría a una América aislada en un profundo lodazal en el que estarían incluidos Irán, Irak, Afganistán y Pakistán«.

Notas

[1] Between two Ages: America’s Role in the Technetronic Era, por Zbigniew Brzezinski, editorial Harper, 1971. Édition française : Révolution technetronique, editorial Calman-Lévy, 1971.

[2] Es igualmente la Comisión Trilateral la que llevará al presidente francés Giscard d’Estaing a escoger como primer ministro a uno de sus miembros, Raymond Barre, profesor de Economía y sin experiencia política.

[3] Brzezinski llama junto a sí a Madeleine K. Albright (cuyo padre sirvió en Checoslovaquia durante el gobierno del suegro de Brzezinki, Eduard Benes), y a los dos teóricos del conflicto o Choque de civilizaciones Bernard Lewis et Samuel P.Huntington.

[4] Le Nouvel Observateur No. 1732, del 15 al 21 de Enero de 1998, p.76.

[5] Citado en «Bribing Montenegro – It didn’t work», por George Szamuely, antiwar, 15 de Junio de 2000.

[6] «Freedom spells B-A-K-U», Counterpunch Magazine, 1999.

[7] Ver: «Freedom House, quand la liberté n’est qu’un slogan», Voltaire, 7 de Septiembre de 2004 artículo en francés que será pronto publicado por la Red Voltaire.

[8] «U.S. and NATO goals in the Balkans», por Lenora Foerstel, International Action Center, 1999.

[9] «Beslán: La responsabilidad del ataque genocida apunta a los anglosajones» por Marivilia Carrasco, Agencia IPI y la redacción de Voltaire, 19 de Septiembre de 2004.

[10] «115 atlantistas contra Rusia» por Thierry Meyssan, Voltaire, 26 de Noviembre de 2004.

Fuente: 1984

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